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Policiales violencia de género | femicidio | Santa Fe

Las perturbadoras amenazas y los graves antecedentes del femicida de Florencia Coria

Cristian Cabrera contaba con un abultado historial por abusos y violencia de género. Una de sus víctimas anteriores accedió a hablar con Aire de Santa Fe: "Quiero que se pudra en la cárcel", pidió.

A pesar de haberlo denunciado al menos cinco veces en la Comisaría de la Mujer de esa localidad del sur santafesino y ante un juez, le dijeron que no podían hacer nada. El magistrado fue más perverso: argumentó que no se podía poner en su lugar porque “no tenía hijas mujeres”. Todo un reflejo de una justicia misógina, arcaica, y que se mueve en las penumbras.

Cuando el 29 de diciembre fue detenido e imputado por la tentativa de femicidio (Florencia no había fallecido), Claudio Cabrera ya cargaba con elementos suficientes para que se le ordenara la prisión preventiva efectiva en un establecimiento carcelario. Pero el juez Ignacio Vacca valoró algunos elementos de descargo y decidió que debía transitar la medida cautelar en la casa, sin tobillera electrónica para monitorearlo ni custodia policial.

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Tras prender fuego a Florencia, Cristian Cabrera fue beneficiado por el juez Ignacio Vacca con detención domiciliaria, situación que aprovechó para darse a la fuga. Fue atrapado por vecinos de la localidad de Pérez, que lo reconocieron gracias a las fotos que la familia de la víctima hizo circular en redes sociales.

Tras prender fuego a Florencia, Cristian Cabrera fue beneficiado por el juez Ignacio Vacca con detención domiciliaria, situación que aprovechó para darse a la fuga. Fue atrapado por vecinos de la localidad de Pérez, que lo reconocieron gracias a las fotos que la familia de la víctima hizo circular en redes sociales.

El martes pasado desde el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez se informó el fallecimiento de Florencia debido a los estragos irreparables de las quemaduras que sufrió en el 90 por ciento de su cuerpo. Inmediatamente Cabrera se fugó. De casualidad, porque no fue una tarea policial, vecinos de la localidad de Pérez lo vieron rondar por las calles, lo reconocieron por fotos viralizadas en portales de noticias, dieron aviso al 911 y lo recapturaron en la vía pública.

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Desidia policial y judicial

Este es un caso testigo de desidia policial y judicial. Un hombre que durante años merodeó en el filo de la ley, peligroso para la sociedad hasta pararse en ese umbral como principal sospechoso de provocar el fallecimiento de su compañera. Es que aún no se puede asegurar si fue el autor porque el proceso en su contra recién comienza y se lo presume inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero de lo que hay certeza es que Florencia está muerta. Y que había denunciado por violencia de género al imputado al menos 15 veces, según su mamá Dora, que al dolor por la pérdida de su hija debe sumar las amenazas de muerte por parte de familiares y allegados a Cabrera.

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Dora (izq.), la mamá de Florencia Coria , denunció que afuera de los Tribunales de Villa Constitución fue amenazada por familiares de Cabrera (der.)

Dora (izq.), la mamá de Florencia Coria , denunció que afuera de los Tribunales de Villa Constitución fue amenazada por familiares de Cabrera (der.)

En los últimos días se sumó un testimonio revelador del perfil de imputado. Joana, hoy de 28 años, ya lo había denunciado reiteradamente por acosarla, amenazarla y someterla sexualmente en la calle (abusos simples) cuando tenía entre 15 y 17 años. La Justicia estaba al tanto, porque junto a su madre la chica deambuló por dependencia policiales, fiscalías y hasta el despacho de un juez. Sin embargo, las respuestas del personal policial de la Comisaría de la Mujer de Villa Constitución y luego del juez de Instrucción Rubén Bissio, muy cuestionado y ya jubilado, fueron aberrantes, casi siniestras.

En diálogo con Aire de Santa Fe, Joana narró el calvario que vivió durante todo ese tiempo. “Quiero que se pudra en la cárcel, que se muera”, se descargó la chica que quedó con profundas secuelas psicológicas después de lo sufrido y hasta el día de hoy acude a terapia para superar el trastorno que le provocó Cabrera en su vida social.

“En principio me encontraba en la calle y era un simple grito, yo lo minimizaba pero después fue subiendo de tono. Tenía 16 años, era muy chiquita y recién empezaba a salir a la calle, porque mis padres me cuidaron muchísimo en ese sentido. A fines de 2008 tuvimos un suceso, me encontró y me tiró la moto encima, se bajaba, me manoseaba entera”, describió Joana sobre las distintas situaciones que atravesó.

Fueron varios hechos, pero en otra oportunidad Cabrera la sorprendió de nuevo en la vía pública mientras iba con una sobrina bebé en los brazos. “Me golpeó contra la puerta de un galpón, me volvió a empujar con la moto y casi me hace caer con la nena, que era muy chiquita”, recordó.

“Cuando hicimos las primeras denuncias, los policías me decían que no íbamos lograr nada. Pero era tremendo porque muchas vecinas y jóvenes mujeres de Villa Constitución también pasaron lo mismo y no se animaron a denunciarlo. No se puede probar, pero este hombre contaba con protección, porque era de esos que entraba a la cárcel y salía al momento”, indicó la joven, hoy en pareja y madre de dos niños de 6 y 2 años.

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Villa Constitución, la ciudad en la que Cabrera desplegaba toda su violencia, se ubica en el extremo sureste de la provincia de Santa Fe, a escasos cinco kilómetros del límite con Buenos Aires.

La deleznable respuesta de un juez

Sistemáticamente, las cinco veces que lo denunció en la Comisaría de la Mujer de Villa Constitución recibió respuestas injustificables. “Las mujeres policías que me atendían me cuestionaban a mí, porque decían que yo lo provocaba porque usaba polleras. Pero era verano, hacía calor, y tenía todo el derecho del mundo a ponérmelas”, razona, y con razón.

Ya en 2009, angustiada, con terror de salir a la calle y cansada de ver que no le ponían un freno a Cabrera, Joana tuvo acceso a una entrevista con el juez de Instrucción Penal Rubén Bissio, a cargo de investigar sus denuncias. “Nunca vi a una persona tan soberbia y arrogante. Le dije que mis padres no descansaban, que yo no podía salir de mi casa porque el agresor merodeaba por el barrio, que no podía ir a la facultad sola porque me seguía hasta San Nicolás”.

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El juez Rubén Bissio se negó a investigar las numerosas denuncias de Joana contra Cabrera:

El juez Rubén Bissio se negó a investigar las numerosas denuncias de Joana contra Cabrera: "Me dijo que hasta que no me violara o me matara no se iba a poder hacer nada!", contó la víctima.

Según la chica, el magistrado le respondió que no podía hacer nada. “Con cara de piedra me dijo que hasta que no me violara o me matara no se iba a poder hacer nada. Que la Justicia no iba a actuar hasta ese momento. Entonces llorando le dije que yo cerraba los ojos y le veía la cara (al agresor) tocándome. Le pregunté si no se podía poner en mi lugar”. La respuesta del funcionario judicial ante ese descargo de la víctima fue incalificable. “Soy hombre, no me puedo poner en tu lugar porque tengo hijos varones, así que tampoco me podría poner en tu lugar”, contó Joana que le dijo Bissio con arrogancia del poder.

“Te voy a rematar”

Fueron tantas las presentaciones de la víctima y su familia, que Cabrera quedó acorralado en medio de otras denuncias, también por violencia de género de su pareja en ese momento, y por sospechas de robo. A fines de 2009 la joven fue convocada a una ronda de reconocimiento donde lo señaló claramente como el abusador que la hostigó durante años. Al juez no le quedó otra alternativa que ordenar su detención por un plazo de tres meses, al cabo de los cuales volvió a la calle, donde nuevamente cruzó a Joana.

Esa última vez la joven quedó temblando al revivir los padecimientos, y porque Cabrera le lanzó un presagio aterrador. “Uy, mirá con quién me encontré. No te voy a tocar más, te voy a c**er, te voy a rematar y nadie te va a encontrar”, le vociferó sin escrúpulos mientras bajaba de un colectivo del transporte urbano. “Eso fue lo último que escuche de él. Gracias a Dios nunca más lo volví a cruzar, pero de ahí no pude vivir más tranquila, no salía y tenía miedo de cruzarlo. Además de las amenazas que hemos recibido de los familiares y allegados de ellos. Hasta pensamos en irnos toda la familia de Villa Constitución”, rememora Joana.

"Uy, mirá con quién me encontré. No te voy a tocar más, te voy a c**er, te voy a rematar y nadie te va a encontrar": así amenazó Cabrera a Joana la última vez que la cruzó.

Secuelas imborrables

Consciente de que el trágico final de Florencia le pudo haber tocado a ella, Joana explicó sus sensaciones. “Después de tantos años de terapia y de tratar de salir, fue horrible, fue volver a tener 16 años, lo peor que me podría haber pasado en mi vida. Sin querer me removió todo. Tengo hijos y me pongo en el lugar de madre. Si me hubiese cruzado otra vez, quizás lo hacía conmigo”.

Ahora un poco más aliviada por la detención de Cabrera, igualmente Joana convive con secuelas psicológicas. “Hace años que tengo asistencia psicológica. Él hizo que yo desconfiara de todos los hombres que se me cruzaran por delante. Interfiriendo en relaciones personales. Sentí que todos eran iguales en ese momento. Por eso trato de criar a mi hijo varón lo más amoroso posible. Nadie se merece lo que yo pasé”.

"Si me hubiese cruzado otra vez, quizás lo hacía conmigo", reflexionó Joana sobre el crimen de Florencia a manos de Cristian Cabrera

Esta joven, como otras tantas víctimas de abusos y violencia de género, padeció el ninguneo de los nefastos actores del Estado, donde aún hoy persisten funcionarios sin capacitación y con una mirada machista, retrógrada y patriarcal. Hay sobrados y cotidianos ejemplos para demostrarlo.

Intención de matar

Cabrera fue imputado el viernes en los Tribunales de Villa Constitución. Durante la audiencia se readecuó la calificación legal y se le atribuyó el delito de homicidio calificado por el vínculo en grado de tentativa y femicidio, ambos en concurso ideal y en calidad de autor. Además, se lo imputó por haberse fugado mientras gozaba de prisión domiciliaria.

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Cristian Cabrera durante la audiencia en la que fue formalmente acusado por el femicidio de Florencia Coria

Cristian Cabrera durante la audiencia en la que fue formalmente acusado por el femicidio de Florencia Coria

La fiscal Analía Saravalli le achacó le hecho ocurrido el 29 de diciembre de 2019 a las 11, en la vivienda de Mitre al 800 de la ciudad de esa localidad. Según la teoría fiscal, roció con alcohol a Florencia Coria para luego prenderla fuego con la clara intención de quitarle la vida, aprovechándose del desequilibrio emocional de la víctima, y de la violencia que venía ejerciendo sobre la misma. La jueza de primera instancia Mariel Minetti tuvo por formalizada la recalificación legal y la nueva imputación y ordenó la prisión preventiva efectiva de Cabrera por el plazo de 90 días.

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