La acusación fue sostenida por el fiscal Julián Cochero, y por las abogadas querellantes Ana Regidor, en representación del marido de Claudia y también víctima en el hecho, y Carolina Walker Torres, en representación de la familia de Claudia, quien insistió en que el crimen de Claudia fue un feminicidio, un crimen de Estado.
Finalmente, la abogada defensora de Leguizamón, Celeste Roa Hertelendi, sostuvo que el acusado es inocente de los hechos, y que el verdadero femicida de Claudia es Marino Milovich, marido de Claudia.
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El juicio se desarrolló en los tribunales de Melincué
Prisión perpetua por femicidio
Los acusadores reclamaron que Leguizamón sea condenado a prisión perpetua por el femicidio de Claudia, y por la tentativa de homicidio de Marino Milovich, con los agravantes de su rol de policía y el abuso funcional. La abogada querellante Ana Regidor, en representación de Milovich, marido de Gonzalez y también víctima de los hechos, repasó el testimonio aportado en el juicio por Milovich, el primer testigo en declarar ante el tribunal durante varias horas y brindó su versión de los hechos: el femicidio de González ocurrió el 18 de septiembre de 2021, antes del mediodía; la mujer circulaba junto a su actual pareja por la ruta 90, a bordo de un Peugeot 307; iban desde Villa Cañás hacia Elortondo. A la altura del kilómetro 130 se cruzaron con el móvil de Seguridad Vial en el que se conducía Leguizamón junto a los otros dos agentes en sentido contrario.
Leguizamón cruzó en sentido contrario y comenzó a perseguir al Peugeot, con señas de luces y las sirenas encendidas. Tres kilómetros antes de llegar a Elortondo, el vehículo se detuvo en la banquina y Leguizamón le cruzó el patrullero adelante: se acercó al vehículo y le ordenó al hombre que se bajara, con la excusa de que necesitaba hablar con Claudia. Pero tras un intercambio de palabras, el agente disparó con su arma reglamentaria en la cabeza a su expareja, ocasionándole la muerte.
Al escuchar el disparo, la pareja de la mujer se acercó nuevamente al auto y logró detener al agresor tras un forcejeo en el que Leguizamón también intentó dispararle; todo esto ocurrió ante la inacción de los dos policías que venían con él en el patrullero: “Uno de los policías empezó a gritar 'que hiciste Ivan como vas a hacer eso, llamen a alguien'; se arrima a la camioneta, se apoya, levantaba los brazos, ahora estoy tranquilo, no la voy a ver mas acá ni la voy a ver arriba tampoco", parafraseó la querellante en sus alegatos.
Durante el juicio también declararon los dos policías que se conducían en el móvil con Leguizamón, y que ya fueron condenados a través de juicios abreviados por incumplimiento de deberes, quienes relataron que Leguizamón disparó a Claudia mientras Milovich charlaba con ellos. Regidor remarcó lo creíble de las declaraciones de los dos hoy expolicías: "Indubitables llenos de miedo, presos y sin trabajo porque perdieron el único trabajo que tenían que era ser policías, condenados, sin antecedentes, sin ver a su hijo, psiquiatra etc, para qué ¿ para hacerle una cama a Legui? Sin duda verdaderos y mucho más creíbles... Por que acusarían a su jefe???"
Regidor también alegó por qué no puede prosperar la teoría de la defensa, que el autor del disparo fue Milovich: “El único que estaba pegado a Claudia al momento del disparo era Leguizamón; estaba armado, se bajó con su arma en la cintura, el arma que provocó la muerte de Claudia y que tenía el “motivo” para matarla: ella lo dejó para volver con su marido y él no lo soportó. Milovich hablando con los otros dos policías; "La verdad es que no hay ni una posibilidad de que el matador fuera Milovich, que por otra parte sólo tuvo contacto con el arma de Leguizamón después de que este matara a Claudia e intentara matarlo a él en el forcejeo cuando logra sacarle el arma".
“De todo lo señalado hasta aquí y en consideración del desprecio manifiesto que Leguizamón mostró respecto de la vida de Claudia González puede concluirse, en definitiva, que la muerte de la víctima no puede ser entendida sino como un acto de absoluta negación de su dignidad humana y, especialmente, de su condición de mujer. Y la calificación legal que se imponga a su conducta debe, consecuentemente, dar cuenta de ello”.
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Claudia fue asesinada de un disparo en la cabeza en el interior de un automóvil en el sur provincial
Feminicidio
La abogada querellante Carolina Walker Torres, en representación de la familia de la víctima, adhirió a lo referido por Regidor y agregó que: “los 13 kilómetros recorridos por el móvil de Leguizamón fueron en realidad una persecución automovilística con luces y sirenas, hasta que finalmente en inmediaciones del km 130 de la ruta 90, Leguizamón logra tirándole el móvil por delante, que Milovich detenga su marcha en la banquina derecha con sentido a Melincué, deteniéndose también el móvil delante del Peugeot azul”, todo demostrado por las pericias y las pruebas ventiladas en el juicio".
Walker agregó que “todo este cinematográfico escenario provocado por Leguizamón, ha sido reconstruido por efectivos de la Gendarmería Nacional, realizado desde diversos ángulos planteados por las cuatro personas presentes el día de los hechos, Milovich, los policías Rojo y Agüero, y el mismo Leguizamón"; la querellante sostuvo que en la reconstrucción se acreditó que los hechos ocurrieron como fueron acusados, y que la versión prestada por Leguizamón, "resulta un inverosímil relato que no puede sustentarse ni desde la evidencia rendida en este debate pero siquiera desde el sentido común de cualquier persona, y sin pruebas".
En cuanto a la hipótesis de la defensa, que el femicida es Milovich, Walker sostuvo que “la versión alternativa, en la cual el violento esposo de Claudia González, fue quien planificó y ejecutó este hecho tan maquiavélicamente que nadie, ningún investigador, ningún abogado, ningún fiscal, ningún perito, ningún juez, nadie absolutamente nadie pudo advertir siquiera como posible. Básicamente el hecho lo habría cometido Milovich, robándole el arma a Leguizamón e intentando matarlo después. Es decir, un hombre de 60 y pico años de edad, físicamente inferior a Leguizamón, y eso está a la vista, Leguizamón tenía 29 años al momento del hecho una altura de más de 1,90 m, con entrenamiento físico evidente, logra desarmar, asesinar a una mujer y someter a un hombre 30 años menor y físicamente superior. Todo por supuesto con la complicidad de Rojo y Agüero, ¿cómo podría haberlo realizado? Toda la prueba interpretada de forma integral nos llevan a la única conclusión razonada y razonable: Leguizamón mató a Claudia González e intentó darle muerte a Marino Milovich".
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Carolina Walker Torres, una de las abogadas querellantes en la causa
Maiquel Torcatt / Aire Digital
Finalmente, Walker insistió en sus alegatos en que el crimen de Claudia es un FEMINICIDIO, por "la clara interrelación entre la muerte de la víctima con la responsabilidad estatal existente. No podemos negar que a Claudia González la mató la mató la policía de la provincia de Santa Fe, con un arma de la Policía de la provincia de Santa Fe y en un procedimiento de la Policía de Santa Fe, por lo cual no podemos tratar esta muerte como cualquier otra. Yo les decía en mis alegatos de apertura citando a Marcela Lagarde, investigadora y antropóloga mexicana, que el término FEMINICIDIO va más allá que el de femicidio, y se relaciona con un patrón de violencia de género tolerada por el Estado".
Lagarde acuñó el término “feminicidio” y le confirió a ese concepto un significado político con el propósito de denunciar la falta de respuesta del Estado en estos casos y el incumplimiento de sus obligaciones internacionales de garantía. Por esta razón, Lagarde considera que el feminicidio es un crimen de Estado. Se trataba, decía, de “una fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad. Un Estado que dota a sus varones de las fuerzas de seguridad sin el adecuado control, sin la formación necesaria, sin la obligatoria capacitación en género, sin los controles psicofísicos periódicos y necesarios etcétera;", remarcó Walker Torres.
"Y quisiera preguntar qué hizo la Policía de Santa Fe luego del feminicidio de Claudia con sus varones integrantes de la fuerza? Porque cuatro meses después del feminicidio de Claudia moría otra mujer en Murphy – Marina Espíndola - en manos de su ex pareja también policía, y con el arma reglamentaria. Seguramente sabremos menos cada vez, porque la solución ha sido cerrar organismos, observatorios, líneas gratuitas, etc. Esto no es una declaración política sino es una profunda preocupación", sostuvo Walker, y recordó en este caso hay una doble responsabilidad estatal: "por un lado porque se trata de un hecho de violencia de género contra la mujer y por el otro porque quien comete ese hecho de violencia de género es un miembro integrante de las fuerzas de seguridad; por lo cual la justicia debe dar serias muestras que la violencia de género extrema cometida por miembros de fuerzas de seguridad debe ser severamente condenada, y que no es TOLERADA".
Finalmente, Walker reclamó que el Tribunal "exhorte a las autoridades de la provincia de Santa Fe, en particular del Ministerio de Seguridad y de la Policía de Santa Fe, a tomar medidas concretas de abordaje, tratamiento, prevención y asistencia contra la violencia de género en las fuerzas de seguridad de nuestra provincia, en virtud de las obligaciones internacionales garantía y el deber de debida diligencia reforzada asumidas por nuestro país y adheridas por nuestra provincia".
Leguizamón inocente
A su turno, la abogada defensora Celeste Roa Hertelendi sostuvo que en el juicio quedaron demostradas dos posibles hipótesis: que el disparo lo haya efectuado Leguizamón, o que lo efectuara Milovich. Para intentar demostrar que fue Milovich quien disparó, la defensora sostuvo que “Milovich miente sobre que fue él quien tomó el cañón del arma. La tomó Leguizamón. Leguizamón tiene lesiones en ambas manos compatible con quemadura. Milovich no".
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Celeste Roa Hertelendi, abogada defensora del policía acusado, Iván Leguizamón
Maiquel Torcatt / Aire Digital
La defensora sostuvo que los policías Rojo y Agüero, y el propio Milovich, dieron una declaración falaz y llena de contradicciones, y recordó el testimonio de Leguizamón. Según la versión del acusado, él bajó del móvil sin el arma y se acercó a charlar con Claudia, mientras que Milovich fue hasta el patrullero: “La idea mía era buscar el gas pimienta y dárselo a ella para defensa personal porque Milovich la golpeaba. Él venía con la mano derecha detrás de su espalda, yo seguí caminando hacia el móvil sin mirar hacia atrás. Cuando alcanzo a hacer aproximadamente tres pasos escucho una detonación; Milovich ya venía apuntándome a mí, se venía acercando cada vez más y me apuntaba a la cabeza, antes de que frenara, lo que hago es agarrarle el arma y lo llevo hacia abajo, y ahí, producto del mismo forcejeo se efectúan dos disparos más".
Sólo Leguizamón refirió que hubo tres disparos. Roa Hertelendi insistió en que "no hay certeza técnica de quien disparó", ya que hubo dermotest positivo tanto en las manos de Leguizamón y de Milovich, pero no se realizaron cotejos para determinar quién de los dos tenían más concentración de pólvora, y precisar así el autor del disparo.
Luego, la defensora remarcó que "ni Leguizamón ni su ropa tienen ninguna mancha de sangre. En disparo a tan corta distancia podrían esperarse al menos manchas de sangre al menos diminutas. En cambio a Milovich no se le secuestró la ropa", cuestionó.
Finalmente, Roa recordó que Milovich había afirmado que no vio nada en las manos de Leguizamón cuando bajó del móvil, en coincidencia con Rojo y Agüero, por lo que la única lógica es la versión de Leguizamón: que dejó el arma en la camioneta. Al realizar la reconstrucción del hecho explicó que 'Me bajé sin el armamento ya que lo había dejado en la puerta del acompañante'. Y si la dejó en la camioneta, no pudo usarla contra Claudia; y quedó accesible para que Milovich pueda tomarla", analizó la defensora.
Por último, la defensora comparó la historia de los vínculos de Leguizamón y de Milovich con Claudia: "Resulta difícil encontrar el motivo por el que Leguizamón habría dado muerte a Claudia. Es una causa sin móvil. No se ha esbozado ni menos demostrado ningún motivo. Si se pretende decir que fue porque ella querría dejarlo, ello cae por tierra cuando se analizan los mensajes mencionados. El permanentemente la ayudaba de distintas formas. No hay ningún antecedente de agresión o malos tratos de Leguizamón con González. No se puede decir lo mismo de Milovich", y recordó las varias causas iniciadas contra el hombre por diferentes denuncias de parte de Claudia: violación de medidas de distancia, lesiones, amenazas, que nunca tuvieron resolución alguna en la justicia.
"Con todo esto, no se encuentra la certeza necesaria para afirmar una condena a prisión perpetua. Y en especial, condenar a un inocente, significa tanto como dejar impune al verdadero autor. Y esta causa merece una investigación profunda de todas las hipótesis, y sólo si hay certeza corresponde una condena. Quiero dejar en claro que esta defensa no intenta que quede impune la muerte de Claudia González, sino todo lo contrario, y lo hace convencida de que la absolución de Leguizamón es un paso en ese sentido", concluyó Roa Hertelendi.
Los jueces Paula Borrello, Mariana Vidal y Adrián Godoy darán a conocer el veredicto el 23 de agosto; ese mismo día se hará entrega de los fundamentos de la sentencia.