El heredero de Los Monos que mantiene la tradición de repartir droga a caballo
Dylan Cantero, hijo menor del fundador del clan Los Monos, fue imputado por narcomenudeo después de salir del hospital. Está preso en el penal de Piñero.
Dylan Cantero, el heredero de la banda de Los Monos que es fiel a la tradición familiar en Rosario.
Todavía con dos balazos en el cuerpo, Dylan Cantero fue imputado por narcomenudeo junto a su hermana Mariana y otras tres personas de su entorno. La acusación cayó apenas tres semanas después de sobrevivir a un segundo intento de asesinato en plena calle en el barrio La Granada de Rosario, un territorio dominado históricamente por la banda de Los Monos, cuando sicarios lo balearon en con la clara intención de matarlo.
Pero en medio de los testimonios, las escuchas telefónicas y las transferencias bancarias que la fiscalía presentó como evidencia, apareció un detalle que parecía sacado de otra época, del westerm rosarino: un testigo declaró haber visto a Dylan Cantero en operaciones de venta de drogas montado a caballo.
La antigua tradición de Los Monos, que el padre de Dylan conservó por siempre, sigue siendo esa marca de identidad que convirtió a la banda en una anomalía dentro del narcotráfico rosarino.
La historia de Dylan Cantero, el heredero de Los Monos
Dylan tenía apenas 16 años cuando la policía lo detuvo por primera vez montado en un caballo robado. Era 2017 y el adolescente ya llevaba en la sangre el legado de una de las organizaciones criminales más violentas de Rosario.
Su detención no fue por narcotráfico ni por homicidio, sino por un delito que parecía anacrónico: cuatrerismo. Pero ese caballo no era solo un medio de transporte. Era un símbolo, una marca de identidad familiar que atravesaba generaciones y que ahora, siete años después, volvía a aparecer en un expediente judicial.
Los Cantero construyeron su imperio criminal en las calles de Las Flores, en el sur de Rosario donde el asfalto se mezcla con tierras, potreros improvisados y pequeños basurales. Allí, en ese paisaje suburbano que todavía conserva vestigios rurales, los caballos nunca fueron un anacronismo. Eran parte del negocio, de la logística narco y de la propia mitología del clan.
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El "Viejo" Cantero, padre de Dylan, uno de los fundadores de la banda de Los Monos.
Máximo Ariel Cantero, conocido como El Viejo, uno de los fundadores históricos de la banda, había establecido esa tradición: moverse a caballo por los pasillos, escapar de la policía galopando entre calles de tierra, marcar territorio sobre el lomo de un animal que los patrulleros no podían seguir.
En la era de IA, las aplicaciones de mensajería en los Smartphone, los autos eléctricos, el caballo sigue siendo para la generación más joven de Los Monos no sólo una forma arcaica para moverse, sino el afán por conservar una tradición, que une al padre con su hijo menor.
Del hospital a la cárcel para evitar un nuevo ataque contra Dylan Cantero
El 17 de noviembre de 2024, Dylan Cantero recibió dos balazos en plena calle. Los sicarios lo esperaron en La Granada, el mismo barrio donde ahora lo acusan de controlar el narcomenudeo. Sebastián Reyna, su primo y taxista, lo cargó herido en el auto y lo llevó de urgencia al Hospital Clemente Álvarez.
Dylan sobrevivió. Pasó diez días internado y cuando le dieron el alta, el 28 de noviembre, quedó demorado por orden del fiscal César Pierantoni. En el gobierno provincial no querían que Dylan Cantero pisara la calle en libertad, porque sospechaban que lo más probable era que su vida se diluyera en otro ataque. La tercera podría haber sido la vencida.
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La fuerte custodia en el HECA cuando estuvo internado Dylan Cantero tras ser baleado.
El jueves, tres semanas después del último ataque a balazos, Dylan compareció por videollamada desde la cárcel de Piñero vestido con el mameluco anaranjado de los presos de máxima seguridad. En una sala del Polo Judicial Order, su hermana Mariana escuchó la misma acusación junto a Reyna, Luzmila Barrias y Maia Solange Alcaraz.
La fiscalía los acusó de comandar una red de narcomenudeo en Las Flores que operó al menos desde marzo hasta septiembre de 2024. Según la investigación, Dylan y Mariana tenían a su cargo vendedores callejeros y encargados del fraccionamiento de cocaína y marihuana. Mariana, que cumplía prisión domiciliaria por una condena federal de cuatro años y tres meses, supuestamente manejaba la zona desde que su padre, Máximo Ariel "El Viejo" Cantero, fue detenido en 2022. Dylan, por su parte, tenía a cargo el sector conocido como El Mangrullo, donde El Viejo manejaba un club náutico, que sirvió hace unos años de escenario del encuentro con el músico L-Gante.
El 25 de septiembre, un allanamiento en Pasaje 528 al 6400 interrumpió la operación de distribución de droga de este eslabón de la banda, que es el único que permanecía en libertad. La policía secuestró 776 gramos de cocaína, casi dos kilos de marihuana prensada y elementos típicos de la venta minorista: balanzas de precisión, envoltorios, cuadernos con anotaciones. En otro procedimiento encontraron una pistola 9 milímetros que derivó en la imputación de Alcaraz por tenencia de arma de guerra.
La herencia en la sangre: los Cantero y su pasión por moverse en caballo
Pero entre toda esa evidencia —escuchas telefónicas, testimonios de identidad reservada, 32 transferencias bancarias por más de un millón de pesos— reapareció un pedazo de historia con un caballo como coprotagonista. Un testigo declaró ante la fiscalía haber visto a Dylan Cantero en movimientos vinculados a la venta de drogas montando un caballo.
No era una excentricidad ni una nostalgia folclórica. Era la continuidad de un código que Los Monos habían construido desde sus orígenes, cuando todavía no eran una organización con conexiones nacionales, sino una banda de barrio que se movía entre la marginalidad urbana.
Dylan Cantero nació en esa cultura. No la eligió; la heredó. Cuando lo detuvieron aquel día de 2017, montaba un caballo que había sido robado apenas horas antes de un campo cercano. La fiscalía lo imputó por robo agravado, pero el expediente judicial reveló algo más: el adolescente no actuaba solo. Formaba parte de una red de cuatreros que operaba en la zona rural de Rosario, sustrayendo animales que luego eran utilizados por la banda para desplazarse o vendidos en circuitos clandestinos. Era lo que hacía su padre dos décadas atrás.
Ese primer contacto con el sistema judicial fue apenas un preludio. Dylan crecería hasta convertirse en uno de los referentes operativos de la facción de Los Monos que continuó activa después de que su padre fuera detenido y su tío, Ariel "Guille" Cantero, fuera asesinado en la cárcel de Piñero en mayo de 2022. Pero el caballo, ese elemento aparentemente anacrónico, nunca desapareció de su historia.
Los Monos: la historia misma del narcotráfico a gran escala en Rosario
Los Monos no eran una banda común. Surgieron en la década del 2000 como una organización dedicada al narcomenudeo en los barrios periféricos de Rosario, pero rápidamente escalaron hasta convertirse en uno de los principales actores del narcotráfico en la región. Su historia está marcada por guerras brutales, ajustes de cuentas, alianzas con carteles bolivianos y brasileños, y una capacidad de adaptación que les permitió sobrevivir a decenas de operativos policiales y capturas de sus líderes.
"El Viejo" Cantero, padre de Dylan y Mariana, continuó esa tradición. Aunque pasó gran parte de su vida adulta preso, sus hijos crecieron entre caballos y armas. Dylan no fue la excepción. Las escuchas telefónicas y los informes de inteligencia lo ubican constantemente en movimientos por el barrio, a veces en moto, a veces en auto, pero también a caballo. Algunos testimonios de vecinos lo describen galopando por las calles de tierra de Las Flores, desafiante, como si el territorio entero le perteneciera.
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Los líderes de la banda de Los Monos, cuando fueron enjuiciados en Rosario.
La aparición del caballo en esta causa no es anecdótica. Es la prueba de que Los Monos mantienen códigos y tradiciones que parecen ajenos al narcotráfico globalizado del siglo XXI. Mientras otras organizaciones se sofistican, incorporan tecnología, se parecen cada vez más a empresas criminales transnacionales, Los Monos conservan ese sustrato barrial, esa mezcla de marginalidad urbana y reminiscencias rurales que los convirtió en algo único dentro del mapa del crimen organizado rosarino.
La realidad actual de la banda de Los Monos
Hoy Dylan está preso, imputado por narcomenudeo en una causa que probablemente derive en prisión preventiva. Su hermana Mariana sigue en detención domiciliaria. Sebastián Reyna, el primo taxista que lo salvó después del ataque, ahora enfrenta las mismas acusaciones. La organización que supo dominar varios barrios del sur rosarino está fracturada, debilitada por las detenciones, los asesinatos internos y la presión policial sostenida.
La relación de Dylan con su padre estuvo marcada por la ausencia y la prisión. En 2015, cuando Máximo Ariel "El Viejo" Cantero decidió entregarse a la policía, lo hizo transitando en un carro de cirujas tirado por caballos. Dylan, que entonces tenía apenas 11 años, lo acompañaba. Los policías que lo detuvieron en la villa Vía Honda recuerdan la escena: cuando cruzaron un patrullero para interceptar el sulqui, el niño saltó de la caja del carro y se perdió corriendo por un pasillo. Era un chico acostumbrado a huir, a esconderse, a sobrevivir en un territorio donde la ley era otra.
Aquella detención de 2015 no fue solo el fin de la libertad de "El Viejo". Fue también una lección para Dylan sobre el valor simbólico y práctico de los caballos en el universo de Los Monos. El carro de cirujas tirado por animales no llamaba la atención en los barrios periféricos de Rosario, donde todavía circulaban decenas de carros recogiendo cartones y chatarra. Era el camuflaje perfecto: moverse a plena luz del día sin despertar sospechas, trasladar mercadería o armas sin levantar alertas policiales. Dylan aprendió esa lección temprano, y años después la aplicaría en sus propios movimientos por Las Flores.