El hallazgo del vivero de marihuana en Arroyo Leyes, a 20 kilómetros de la ciudad de Santa Fe, que tenía una pantalla legal, pero la sospecha es que el cannabis se comercializaba de manera ilegal, expone dos cosas novedosas.
Desde 2011, el consumo de marihuana se incrementó en el orden del 300%.
Por un lado, la producción intensiva de esta droga en la Argentina, algo que no estaba identificado desde este costado hasta ahora, ya que la marihuana provenía de Paraguay, principal productor en Sudamérica. Esto podría haber cambiado con la sanción de la ley 27.350 que permite el autocultivo con fines terapéuticos, una razón que tiene escasos controles. Y por otro, dejó al descubierto que detrás del cultivo hay un negocio de grandes dimensiones.
Según datos relevados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en el país hay más de 2.500.000 personas que consumen cannabis en forma constante. Eso lo indica la prevalencia mensual de consumo. Esa cifra determina que el mercado nacional requiere un mínimo de 450 toneladas de marihuana cada año.
Esos datos dan la magnitud del mercado del cannabis, cuyo kilo se comercia a escala mayorista en unos US$1.000, de acuerdo con las actuales investigaciones de las fuerzas federales de seguridad. Por lo tanto, los traficantes de marihuana se llevan una ganancia de US$450.000.000 anuales.
Cómo es el consumo de marihuana en Argentina
La Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado, realizado por el INDEC y Sedronar, estableció que el 13,8% de las personas entre los 16 y 75 años consumieron marihuana dentro de los últimos 12 meses del momento en que fue consultado por los encuestadores, que trabajaron en todas las provincias. En Santa Fe se seleccionaron 2.488 viviendas para realizar el trabajo.
El resultado del último informe expone un crecimiento en el consumo de este estupefaciente. Un informe similar se había realizado en 2011 y solo el 3,2% de las respuestas marcaron el uso anual de cannabis.
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En ese momento se evaluó los consumos de la población entre los 12 y 65 años. El cambio de franja etaria no altera el concepto sobre el impactante crecimiento en poco más de una década de esa droga con la que se preparan cigarrillos caseros. El incremento desde 2011 es del orden del 300%.
Lo que llama la atención además es la frecuencia en el uso del cannabis. La nueva información oficial detalla el consumo cotidiano de esa sustancia psicoactiva ilegal por parte del 8,1% de los habitantes en la Argentina. Cuatro veces más que lo observado en 2011.
El crecimiento del consumo de marihuana se había visualizado en la encuesta de la Sedronar de 2017, con una prevalencia anual de 7,8. Sin embargo, el modelo de comparación puede fijarse en 2011 porque se trató de la primera medición luego de un suceso que cambió la mirada sobre esa droga: el fallo Arriola.
La franja más problemática en el consumo de cannabis, es la que se encuentra entre los 25 y 34 años. Cuatro de cada diez fuman marihuana. El perfil diseñado en la encuesta nacional que consultó a 12.062 personas expuso, además, que el 35,3% de los consumidores vive en “hogares con un clima educativo alto”, mientras que en los barrios en los que el nivel de educación formal es más bajo el consumo de marihuana baja al 19,6%.
Desde 2021 Argentina legalizó el cultivo, transporte y consumo de cannabis de forma controlada con fines terapéuticos, a través del Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN).
El vivero en Arroyo Leyes tenía en su entrada un código QR con la inscripción y los datos de la habilitación. Los controles eran nulos para ver si allí se producía con fines terapéuticos o para comercializar de manera ilegal el cannabis.
AIRE hizo un pedido de acceso a la información pública al gobierno nacional para que notifique cuántos emprendimientos están autorizados en la provincia. Los últimos datos de 2022 a nivel nacional indicaron que hay unos 55.000 personas y ONG que accedieron al registro oficial, entre ellos estaría el vivero de Arroyo Leyes.
La normativa vigente, la ley 27.350, permite la tenencia legal de cannabis con fines terapéuticos, aunque esto se administra bajo una serie de condiciones, y hay una limitación en la cantidad de plantas que uno puede disponer.
De acuerdo a la ley, una persona que figura como paciente o autocultivador puede poseer hasta 9 plantas en estado de floración. “Sin embargo, este límite no rige para plantas, plantines o esquejes que están en estado vegetativo o sin sexar”, señala la revista especializada THC.
“Las ONG por su parte, también pueden registrarse en el REPROCANN para llevar a cabo cultivos solidarios que destinarán a pacientes medicinales. Estas organizaciones pueden cultivar cannabis para 150 personas como número máximo, y pueden tener hasta 9 plantas en flora por paciente representado”, agregan.
Pero hay un punto clave en la norma, que puede influir en la causa de Arroyo Leyes: en el caso de las plantas que aún no tienen flores, tampoco hay un condicionamiento con respecto a la cantidad. Las ONG pueden poseer un número ilimitado de plantas en estado de vegetación.
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