21 de noviembre de 2022. Luis Alberto Leguizamón, un electricista de 44 años que vive en barrio Villa Hipódromo, todavía dormía junto a su familia a las seis de la mañana cuando tres disparos y fuertes golpes sobre la puerta de su casa lo despertaron y provocaron el lógico sobresalto.
Efectivos de la Agencia de Control Policial (ex Asuntos Internos) irrumpieron en la vivienda. Primero, mataron al perro de la familia, un pitbull que tenía algo más de nueve años. Luego, preguntaron si allí vivía Leguizamón.
A partir de ese momento se inició el verdadero calvario que terminó con este electricista encarcelado durante dos meses, como sospechoso de haber integrado la banda de delincuentes que el 17 de noviembre -cuatro días antes de aquel lunes- había asaltado la Subcomisaría de Arroyo Leyes, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
Hace apenas una semana -el martes 17 de enero-, Luis Alberto Leguizamón fue dejado en libertad: todo indica que se trató de un error y que no era el Leguizamón que la Justicia estaba buscando, sino que se confundieron de persona.
"Se equivocaron. Se equivocaron de casa, es un error", les gritaba el electricista, según relató en el programa Creo, que se emite cada mañana en Aire de Santa Fe.
"Me dijeron que me tirara al piso, me empujaron, me hicieron caer de boca, me pisaron en la espalda. En eso, sale mi señora de la pieza, con la bebé en brazos a los gritos. Entraron a la pieza de mi otro hijo -que en ese momento era menor-" y también se lo llevaron, agregó.
Mientras los detenían, los efectivos recorrieron la casa en busca de los uniformes policiales y las armas que, supuestamente, habían sido robadas durante el asalto a la Subcomisaría de Arroyo Leyes. Pero no encontraron nada.
A Sadonio lo detuvieron a partir de una serie de pruebas que la Justicia aseguraba tener. Pero tiempo después, los responsables de la investigación terminaron reconociendo que aquellas pruebas nunca habían existido. Se había tratado de un error.
Asalto a la Subcomisaría de Arroyo Leyes: el relato del electricista detenido por error
El electricista Luis Alberto Leguizamón no fue el único detenido por equivocación aquel lunes 21 de noviembre del año pasado. También se llevaron a su hijo menor y a un sobrino. En estos momentos, los tres están en libertad.
A Luis lo alojaron primero en la Comisaría Novena de esta capital: "Tengo problemas cardíacos y soy hipertenso. No me dejaban pasar los medicamentos, hasta que mi abogado hizo el reclamo. Estuve ahí 15 días, y entonces la Policía me dice que iba a ser trasladado a la Alcaidía".
"Yo preguntaba por qué, por qué... Junté las pocas cosas que tenía, que eran una bolsita con dos o tres remeras y un colchón, y me trasladaron a la Alcaidía... Eso fue lo peor de lo peor, era una piecita de uno por uno, con una cama de hierro y un inodoro. Ahí estaba con otra persona y agarró un pico de presión. Me llevaron de urgencia con un ataque cardíaco al hospital Cullen", recordó Leguizamón.
Allí estuvo un par de días. Regresó a la Alcaidía y, entonces, lo llevaron al hospital Protomédico para realizarle estudios que no arrojaron buenos resultados: "Tenés que tomar todos tus medicamentos y dos litros de agua por día, me dijeron. ¿Pero cómo iba a tomar agua, si no había agua?", preguntó.
Como el estado de salud de Luis no era bueno, resolvieron alojarlo en la Cárcel de Las Flores, donde hay atención médica permanente: "Estuve ahí. Pasé las fiestas sin ver a mi hija, a mi señora, yo tengo una bebé de tres años".
Luego de dos meses, Luis Alberto recuperó la libertad hace apenas una semana.
- ¿Qué te dijeron cuando te dieron la libertad?, ¿cómo fue?, ¿te pidieron disculpas?
- No, disculpas no te van a pedir. Lo que yo pasé es algo que no me voy a olvidar nunca en mi vida. A los 44 años que tengo es algo irreversible.
- ¿Vos estuviste en la audiencia cuando el juez ordenó tu libertad?
- Llega un celador y me dice que tenía una audiencia vía Zoom. ¿Qué es eso?, pregunté yo. Hasta que me metieron en una salita, aparecí en una pantalla donde también estaban mi abogado y la fiscal.
En ese momento los nervios míos eran tremendos, porque la vez que me tocaba ir a la tribunales, siempre me dejaban detenido nomás.
- ¿Qué hiciste cuando dijeron que estabas libre?
- Me largué a llorar y le agradecía yo a la fiscal, le decía gracias, gracias, quería irme a mi casa a estar con mi familia. No veía la hora de estar en mi casa. Ni me acuerdo de lo que dijo el juez.
Luego busqué mis cosas y me decían que me habían dado libertad inmediata. Por los controles que iba pasando, me decían que tenía libertad. Libertad inmediata, libertad inmediata, iban diciendo.
- Tengo la obligación de preguntarte: ¿vos asaltaste la Subcomisaría de Arroyo Leyes?
- Si hubiese hecho eso, no sería un pobre laburante como soy y no estaría ahora tranquilo. Estoy en mi casa, me quedé tan asombrado con todo lo que me dijeron, con todo lo que me hicieron.
- ¿En algún momento pensaste que la situación se podía seguir complicando y que podías seguir preso?
- Sí, sí, sí, sí, sí. Estuve muy asustado por eso, por todo lo que venía pasando, por cómo me venían inculpando muchas cosas que yo no había hecho.
Y sí, sí. Tuve mucho miedo de quedar preso, aunque mi abogado me decía callate tranquilo, callate tranquilo; porque tenemos todas las pruebas a favor. No hay nada en contra tuyo. Igual yo no podía entender por qué seguía detenido.
La posible cadena de equivocaciones
Todo indica que la detención del electricista Luis Alberto Leguizamón se produjo por una serie de datos que derivaron en una cadena de equivocaciones.
Un testigo de identidad reservada informó a la Policía que, entre los miembros de la banda que copó la Subcomisaría de Arroyo Leyes, había un tal Luis Leguizamón.
A su vez, sobre la base de los testimonios de quienes habían estado presentes en la Subcomisaría durante el copamiento -detenidos, policías y un vecino que también fue asaltado por la banda-, los investigadores elaboraron una serie de identikits de los delincuentes.
Cuando compararon estos rostros con distintos bancos de datos, se encontraron con que la cara del electricista Luis Alberto Leguizamón se asemejaba a uno de los identikits.
Entonces, se ordenó investigar los movimientos de su teléfono celular y se detectó que el día del asalto a la Subcomisaría la señal había impactado en antenas de Arroyo Leyes, unas horas antes. Fue así que se tomó la decisión de detenerlo.
Sin embargo, lo que no tuvieron en cuenta fue que este electricista había estado en Arroyo Leyes no solo el día del ataque a la Subcomisaría, sino durante los días anteriores y posteriores, ya que se encontraba construyendo una pileta en esta zona.
Si bien Luis Alberto Leguizmón recuperó su libertad, continúa vinculado con la causa del copamiento a la Subcomisaría. Y así será hasta el día en que la Justicia determine, finalmente, si cuenta con elementos firmes como para incriminarlo o si, por el contrario, debe sobreseerlo de culpa y cargo.
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