El colibrí es una de las criaturas más fascinantes del reino animal. Con su vuelo rápido, su plumaje brillante y su energía constante, esta pequeña ave sorprende a todos. Pero hay algo que muchos no saben: de noche, el colibrí no duerme como el resto de las aves.
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Qué hace el colibrí cuando cae la noche
A diferencia de otras especies, el colibrí no duerme de manera tradicional. En lugar de eso, entra en un estado llamado torpor, un mecanismo fisiológico extremo que le permite conservar energía cuando no puede alimentarse.
Durante el día, el metabolismo del colibrí es tan acelerado que necesita consumir néctar constantemente. Su corazón puede llegar a latir hasta 1.200 veces por minuto, y su respiración es muy intensa. Sin embargo, al caer la noche, su fuente de alimento desaparece y su cuerpo no puede sostener ese ritmo.
Por eso, cada noche el colibrí reduce al mínimo su actividad biológica:
- Su temperatura corporal desciende drásticamente
- El ritmo cardíaco baja a solo 50 latidos por minuto
- Su respiración se vuelve casi imperceptible
Es una especie de hibernación temporal que realiza todos los días. Sin este estado, simplemente no podría sobrevivir.
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Aunque el torpor es clave para su supervivencia, también tiene riesgos. En ese estado, el colibrí queda completamente indefenso ante depredadores. Por eso, elige cuidadosamente dónde pasar la noche: suele refugiarse entre hojas densas o ramas protegidas del viento, intentando mantenerse oculto y seguro.
Este detalle curioso muestra una vez más la increíble adaptación de la naturaleza. El colibrí, con su intensa vida diaria, necesita este apagón nocturno para reiniciar y seguir adelante. Así, cada día puede volver a desplegar su energía única en busca de flores y néctar.
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