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Samantha se transforma en la primera muñeca sexual con inteligencia artificial

Un ingeniero español creó a Samantha, la primera muñeca sexual que tiene inteligencia artificial que además dice chistes y duerme.

Sergi Santos, el experto en nano tecnología que ha creado a Samantha que cuenta con cintura diminuta, largo cabello castaño y ojos verdes, aprecia que le toquen los brazos, las caderas, el pecho y la cara. Sin embargo, según informa el portal especializado Geek, no es fácil de convencer: Samantha requiere un poco de vino y comida antes llevar a cabo el acto sexual. Incluso necesita de "preliminares" para desarrollar con normalidad su función.

Los dispositivos sexuales conectados o los robots inteligentes creados también para este fin ya pueden ser adquiridos de una forma sencilla. Un ejemplo de este tipo de muñecas hinchables que interactúan con el usuario es Samantha, que por algo más de 4.000 euros puede ser comprada para un disfrute sexual robótico más "real".

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Pero el dispositivo creado por Santos ha dado un paso más allá y el nuevo prototipo mejorado de Samantha se apagará en el caso de que su poseedor no muestre determinadas muestra de respeto e incluso cariño, como caricias o palabras bonitas susurradas en su oído tecnológico.

Esta nueva función viene a dar respuesta a una situación bastante desagradable ocurrida el año pasado, cuando Samantha fue mostrada en una feria de electrónica donde acabó con dos dedos rotos.

Samantha, la primera muñeca sexual con inteligencia artificial

Para acabar con este tipo de usos, Santos ha introducido unos cambios en el algoritmo que rige la mente cibernética de Samantha para que no permita este tipo de comportamientos, tal y como informa The Guardian, dotando de una "moral" a este prototipo, que fue muy bien recibido durante la pasada celebración del encuentro el Life Science Center, en Reino Unido.

Así, la muñeca inteligente, cuya piel tiene una tecnología que "siente" el contacto, incorpora un microprocesador que puede interactuar con el usuario. Si detecta una actitud violenta, se apaga y se queda como un maniquí. Además, incluirá tres modos distintos de interacción: el familiar, el romántico y el sexual, que le permitirán llegar al "orgasmo tecnológico" según como sea estimulada.