En la actualidad, algunos términos se volvieron tan conocidos que se pasan por alto su verdadero significado. Por ejemplo, el karma, una palabra usada por casi todas las personas y, sobre todo, las nuevas generaciones.
Cada una de las religiones puede explicar lo que es el karma de una manera diferente, pero que, al fin y al cabo, termina significando lo mismo.
Qué significa el karma según cada religión
Ante todo el karma es una creencia. Según el hinduismo, el budismo, el jainismo, el ayyavazhi y el espiritismo, hay algo trascendente, inconmensurable e invisible que se genera a través de los actos de las personas y que tiene una finalidad de equilibrio y de justicia.
Hay muchas y distintas definiciones de karma, pero suele tener una interpretación común: "El karma es una ley cósmica de retribución, de causa y efecto, de ecuanimidad universal". El karma puede explicar todos tus dramas y todas tus glorias. Es el premio o el castigo por las acciones buenas o malas que has cometido en el pasado o, a veces, en el más reciente presente.
El hinduismo cree que el karma es cosa del dios Lama. El budismo no lo pone en mano de ningún dios, sería más como una ley natural, tal como la de la gravedad. Pero la mayoría de las doctrinas piensan en su conjunto que las personas tienen la total libertad de elegir a la hora de hacer el bien o a la hora de hacer el mal, eso sí, luego tienen que apechugar con las consecuencias de sus actos, hayan sido buenos o malos.
Por qué es importante el karma para algunas personas
Un buen karma asegura mejores futuras reencarnaciones, hasta que se logre romper con la rueda de la vida-muerte-reencarnación y el ser se libere para alcanzar esa unión con el todo, o lo que es lo mismo, ese estado de nirvana donde es liberado de todo sufrimiento.
Por el contrario, el mal karma no solo puede provocar una peor existencia, sino que las próximas reencarnaciones serán peores hasta el momento en el que el ser tome conciencia de su error y comience a acumular buen karma.
Se puede concluir que, la existencia actual y las futuras vienen determinada por las acciones que el ser realice por sí mismo. Por lo tanto, cada uno construye su propio futuro y vive de las decisiones y acciones que ha ido tomando a lo largo de sus múltiples existencias. Esto desmonta la idea de esa especie de “juez cósmico” que premia o castiga según los actos que se realicen, pues no es necesaria dicha mediación.
Las 12 leyes del karma que tenés que conocer para evolucionar en esta vida:
- Causa y efecto: cosecharás lo que siembras. Esta es la ley básica del Karma, y a partir de ella surge todo el resto. Resumiendo, se puede decir que significa: lo que haces es lo que recibes. Todo vuelve, y todas nuestras acciones tienen consecuencias.
- Creación: creás aquello en lo que te concentras. La misión del ser humano es participar en el mundo. Es decir, tomar todo lo bueno que se presenta, y crear con ello la propia vida. Nada viene solo, no existen las cosas que “caen del cielo”. Nosotros somos los creadores de nuestra realidad.
- Ley de humildad: aceptá lo que es, deja ir lo que pasó y oriéntate a lo que será. Si no sos capaz de aceptar, las cosas te seguirán ocurriendo. Si ves en las cosas y las personas a enemigos o elementos negativos, entonces no estás en un nivel superior de existencia. Cumplir esta ley significa aceptar.
- Crecimiento: tenés que cambiarte a vos para crecer. No importa cuánto nos movamos, si cambiamos de trabajo, de pareja. El único cambio que nos hace crecer es el interior. Esta ley nos dice que para crecer en espíritu, tenemos que tomar el control de nuestra propia vida. Si logramos cambiar nuestro interior, nuestro alrededor también cambiará.
- Ley de responsabilidad: tu vida es el resultado de tus acciones, lo que nos rodea, es un reflejo de nosotros mismos. Por eso, si las cosas a nuestro alrededor están mal, es porque hay algo mal en nosotros. Debés asumir la responsabilidad de lo que está presente en tu vida.
- Conexión: todo está conectado y sirve a un propósito común. En el universo, todo se conecta. Hasta nuestras acciones más insignificantes tienen algo que ver con el mundo. Se trata del famoso concepto de que el aleteo de una mariposa puede desencadenar un tsunami. Así, nuestros pequeños pasos pueden generar cambios enormes.
- Enfoque: no podés enfocarte al mismo tiempo en el bien y en el mal. No podés prestar atención a dos cosas al mismo tiempo. Si te enfocas en una, dejás de lado la otra. Por eso, es importantísimo que enfoques toda tu atención en el bien, y en lo que puede llevarte hacia donde deseas. Todo lo demás son distracciones. Como una brújula, debés señalar siempre el norte de tu vida.
- Dar: la forma de tratar a los demás revela tus intenciones. Actuar con generosidad y amabilidad con los demás es fundamental para que nuestra vida sea buena. Se trata de vivir en un estado de respeto y compasión hacia los demás. Pero no sirve para nada decir que se vive en ese estado. El Universo permanentemente te pedirá que lo demuestres, y esa demostración estará en tu trato con los otros seres humanos.
- Aquí y ahora: lo único que tenés es este momento. Todo aquello que nos ancla al pasado debe ser revisado. Lo único real es el momento que estamos viviendo. En el aquí y ahora se define también nuestro futuro. Por eso, la única manera de controlar nuestra vida es tener pleno control de nuestro presente, dejando atrás todo lo viejo.
- Cambio: la vida te da las mismas lecciones hasta que aprendes de ellas. El infortunio tenderá a repetirse una y otra vez, hasta que logres tener el valor y encontrar los medios para cambiar. Las lecciones no están ahí porque sí: tienen la misión de enseñar. Solo enfrentando las cosas difíciles y cambiando nuestra realidad podremos salir de ellas.
- Paciencia y la recompensa: las cosas buenas vienen del trabajo duro, la fe y la determinación. Mayores gratificaciones requieren mayores esfuerzos. Nada bueno viene a nuestra vida sin mucho trabajo y persistencia. Sólo hay que tener paciencia, y construir aquello que deseamos, y las cosas buenas sucederán cuando deban suceder.
- Importancia e inspiración: recibirás de la vida lo que pusiste en ella. El valor de las cosas son el resultado directo de la energía. Si das todo tu corazón en cada cosa que haces, aun si te equivocas, estarás generando valor en el mundo. Cuanto más energía y valor le pongamos a cada una de nuestras acciones diarias, mayor será el mérito de nuestros triunfos.
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