Hervir un huevo es una de las técnicas más básicas en la cocina, pero agregarle vinagre al agua de cocción es un truco poco conocido que puede mejorar notablemente el resultado.
Por un lado, el vinagre ayuda a evitar que la cáscara se rompa durante la cocción. Esto se debe a que el ácido del vinagre reacciona con la clara si el huevo llega a rajarse, provocando que se coagule más rápido y se forme una especie de "sellado" inmediato. De este modo, se evita que la clara se desparrame en el agua, algo muy común cuando se rompe la cáscara durante el hervor.
Además, este método también facilita mucho el momento de pelar el huevo. Cuando se le agrega vinagre al agua, la cáscara se ablanda levemente y se separa con mayor facilidad de la clara, algo especialmente útil cuando se trata de huevos muy frescos, que suelen ser difíciles de pelar sin que se rompan.
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Otros beneficios del vinagre en el huevo
Aunque suele usarse más en huevos duros, el vinagre también tiene su papel en la cocción de huevos pochados. En ese caso, ayuda a que la clara se mantenga unida alrededor de la yema, logrando una forma más compacta y prolija.
No hace falta exagerar: con una o dos cucharadas de vinagre blanco por litro de agua es suficiente. No cambia el sabor del huevo ni deja un gusto fuerte, ya que el vinagre no penetra en la cáscara y se evapora en la cocción. El más recomendable es el vinagre blanco común, pero también se puede usar vinagre de manzana si es lo que se tiene a mano.
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En resumen, hervir un huevo con vinagre es un truco simple que puede marcar la diferencia. Evita que el huevo se rompa, hace que pelarlo sea mucho más fácil y mejora el resultado final sin ningún esfuerzo extra.
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