Mario Bounous contó en Milla Extra cómo Bounous Hnos. S.A logró profesionalizarse y reinventarse sin perder su espíritu familiar.
—Para pensar en grande primero hay que recordar mucho la historia y preguntarte en este caso por lo que fue tu niñez. Algo sabemos que fue una niñez marcada por una historia familiar que empezó en 1922, ¿no?
—Yo diría una niñez normal. En el '67 la primaria, en el '73 la Enet 1, en esa época era la Escuela Nacional de Educación Técnica número 1. Fue uno de los primeros edificios de Gálvez también, así que es una escuela con un edificio hermoso y se conserva bien. De ahí yo soy técnico-mecánico. Después viajando a estudiar ingeniería en la UNR, de donde salí ingeniero mecánico en el '80, y en noviembre del '80 ya fichado en Bounous. Así que han pasado 45 años.
—Tuviste que recorrer varios kilómetros de capacitaciones y aprendizaje antes de fichar acá en Bounous.
—Sí, y cursos. A mí me gusta, siempre me gustó escribir, detallar y en esta etapa de mi vida yo estoy clasificando el material que fui recolectando y hay cosas que las conservo, me gusta conservarlas porque me recuerda esa época, el pasado. Es bueno leer lo que sucedió en algún momento y que nos trae el presente. En el momento que me retire cada empresa de mi oficina, ya tengo cosas encajonadas, embaladas, porque estoy próximo a los 71 años, ahora en noviembre, y uno quiere llevar sus recuerdos. Algo tengo en mi casa también, que mi señora a veces me dice, ¿pero qué va a hacer con todas esas cosas? Y me da lástima de tirarla, porque conservo carpetas, escritos.
Embed - Milla Extra | Entrevista con Mario Bounous, director de Bounous Hnos
—¿Siempre te imaginaste de chico ser en lo que te convertiste?
—No, pero mi papá influyó mucho. Te cuento una… Me acuerdo, en vacaciones, en la secundaria, sábado tipo 8 de la mañana, lo veía subir a mi papá por la escalera en una casa a doble piso. Me venía a buscar para trabajar, para venir a la fábrica. Siempre se llamó, la fábrica. Y entonces en vacaciones, yo empecé pintando acá, trabajando en el torno, el torno revólver, haciendo piecitas, porque bueno, esencialmente esta fábrica nació haciendo motores diésel y maquinaria para la construcción. Si vos hablás de un motor con la cantidad de piezas, te imaginas algo muy complejo. Entonces en esa época donde había que elaborar, había mucha maquinaria. Ahí lo tenía mi papá influyendo, y entonces la técnica, los fierros, digamos, siempre me gustaron y fue algo por lo que me incliné. La escuela técnica confirmó un poco también eso y después, la universidad, la posibilidad de ir a la universidad y graduarse.
—Pero siempre con un perfil muy técnico influenciado por esta historia de una infancia y una adolescencia en esta fábrica que te moldeó en definitiva.
—Hace más de 40 años que hago el mismo camino de mi casa acá a la fábrica. Eso lo pienso. He visto cómo han cambiado los vecinos, cómo ha cambiado la cuadra, porque yo actualmente vengo, a pie o a veces en auto, porque son ocho cuadras, nueve cuadras donde yo vivo. Claro, que Gálvez tiene la particularidad de una ciudad chica. A mí me encanta y la quiero mucho. Y esta particularidad de ciudad chica hace que vos te identifiques mucho, te saludas con todo el mundo. Y eso de venir a trabajar y poder estar en este lugar.
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Bounous Hnos. S.A. se fundó en 1922, como taller mecánico, primero fabricando repuestos, luego máquinas en reemplazo de artefactos importados.
A lo mejor hoy, si se hubiera dado un tema del Parque Industrial que está atrasado acá en la ciudad, estaríamos mudados. Hoy ya no hay espacio para expandirse, lo habran podido ver cuando llegaron que estamos prácticamente en el borde de la ciudad.
—¿Qué te quedó de tu papá?¿Qué influencia, cosas buenas o malas también. Porque a veces nos quedan algunas cosas de nuestros viejos.
—El viejo era rígido, correcto, estricto. No lo quiero criticar, me quedó una enseñanza buena que a mí me sirvió. No sé si se lo habré trasladado a mis hijos. Yo creo que no, de la misma manera no. Me acuerdo de algunas frenadas de papá de querer salir un sábado a la noche, un viernes y decirme, vos no salís y vos te quedás atónito y no salía. Punto, se terminó y no había discusión. Pero tengo recuerdos lindos, siempre me acompañó, siempre me impulsó a estudiar, a resolver los temas. Cuando hubo necesidad de dinero estaba ahí, a veces sin quererlo, pero siempre con ayuda de mi papá.
—Y en lo personal fue una inspiración?
—Sí, mi papá era fierrero. A veces yo me levantaba un domingo y decía a mi papá, ¿dónde está? Está en la fábrica.Y yo lo venía acá buscar, estaba con la radio, generalmente escuchando el turismo carretera. Y detrás de un torno, con mameluco, torneando, haciendo algún modelo o algo para la fábrica. Muchas veces sus domingos no eran estar con la familia, era venir a hacer algo. Por supuesto que eso no lo repetí. Ese empeño de hacer.
Y hacer sin mucho de planificación, que es lo que un poco yo tuve que introducir por allá por el 84, 85, una planificación estratégica en la empresa para empezar a profesionalizarla. Salir de la etapa de taller y empezar a construir un poco más industria.
—Y pensar en ese legado también, porque estamos hablando del paso de una primera a una segunda, de Bounous, cómo continuar y cómo seguir pensando en grande con esa semilla inicial que había plantado él.
—Tengo una anécdota. Por allá, por los 80, estábamos en reunión de directorio, en este lugar donde estamos ahora, y la segunda generación, yo estaba entrando al directorio de la empresa, hacía cinco o seis años, en un momento me dijo, bueno la empresa termina con nosotros. Y a mí me dejó planchado. Porque uno estaba pensando en inversiones, en profesionalizarla.
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Mario trabaja en Bounous desde hace 45 años.
—¿Cuántos años tenías en ese entonces?
—Y yo estaba cerca de los 30 años. Y teníamos que invertir. Estaba llegando la maquinaria de control numérico, que era un avance enorme para la tecnología de mecanizado. Reuniones bastante ásperas, era como el choque entre la segunda y la tercera generación. La tercera que quería hacer, y yo estaba bastante solo por el aspecto familiar. Yo era el primer ingeniero de la familia que entraba pero con esa idea de profesionalizar la empresa y bueno, costó mucho.Pero se fue haciendo. Pero hay cosas que me han marcado
—¿Y por qué esa idea que se termina ahí? No pensar en lo que piensan muchos que es ser un legado. Decir ahora te toca llevar la voz adelante y meterle pata. Pero al final se fueron convenciendo. Porque no es fácil decir, esta es la empresa y mañana la cerramos y se terminó. No. No es así. El que se metió en la industria, y uno lo puede decir hoy, es continuamente innovar, planificar, invertir. Si no haces eso, la industria te expulsará del mercado. Es lo que uno fue aprendiendo con los años.
Luciana: Y en lo personal y en lo profesional, ¿cuál fue el desafío más grande que recordás en estos años, después de que tu viejo te haya dicho que con él se terminaba la empresa?
—No fue él. Papá era bastante callado, fue el resto de los hermanos. Porque en el directorio éramos cuatro, los tres de segunda y yo cuarto. Él se quedaba callado, pero claro, él no podía contradecir a sus primos.
—Pero para vos eso fue como una motivación?
—Sí, sí, más vale, porque no seguí adelante. Seguimos adelante y se empezó a tecnificar la empresa, a profesionalizar. Se fue incorporando con el tiempo la parte de tecnología, la informática, hasta el día de hoy.
—Me dijiste que me ibas a contar algo relacionado con las computadoras.
—Cuando llegó la primera computadora estaba por acá cerquita y nadie la tocaba, nadie la prendía, nadie la encendía. Y tenía una impresora. Y claro, en esa época se seguían utilizando las máquinas de escribir. La computadora nadie se animaba. Nadie se animaba a tocarla. Y era la primera.
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Mario recomienda a los jóvenes que estudien y se capaciten.
—¿Y qué pasó?
—Me la llevé yo, con el tiempo, a la oficina técnica y ahí comenzamos junto con un desarrollador en un idioma viejo, con esas impresoras que tiene el papel que iba con agujeritos, y ahí entonces la usamos en la parte de producción. Pero tenía alguien de la segunda generación, que pasaba por la fábrica, yo estaba en la oficina técnica arriba y decían, “mira, aquel como pierde tiempo con esa computadora allá arriba”. Fijate la interpretación de la segunda generación o de la gente que tenía otra formación. Tenían formación técnica, pero no veían ese avance que era poder desarrollar. Ahí desarrollamos las primeras estructuras de producto. Y bueno, eso no entendía. Para ellos era como una pérdida de tiempo estar usando una computadora. Yo cuando empecé la parte técnica, empecé dibujando en tablero. No existía ni un programa de dibujo, ni nada como eso. Yo dibujé toda mi etapa en la planta sobre un tablero de dibujo. Y pasado el tiempo ellos mismos dijeron. “Nosotros ya vamos entrando en la etapa que nos vamos ir retirando de la empresa vos tenés que venirte acá adelante”, decían. Acá adelante era venir a la parte de gestión administrativa de la empresa. Y así fue. Fui pasando desde la secundaria, después que me recibí, que fui a la parte técnica e ingeniería, y después pase a la parte administrativa, ¿no cierto? tratando de conocer la empresa, qué es lo que lo relacionamos con el hecho de profesionalizarla.
—Hablaste de un paso por la escuela industrial o la escuela técnica que ha marcado la historia también de la educación en Argentina que hoy todo el tiempo creo que se la está revalorizando por lo que ha dado la sociedad.
—Sí, y debería ser parte de desarrollo de la parte de la industria. El otro día leía que no existe hoy un artículo o algo en la sociedad que no tenga una influencia técnica, cualquier cosa que manipulamos hoy necesita de un diseño técnico. Entonces, es muy importante la escuela técnica o el aprendizaje de la escuela técnica.
—Más para ustedes querer a la hora de buscar recursos humanos, personas capacitadas como para trabajar. Escuchamos mucho a los industriales decir que falta eso en recursos humanos
—Falta recursos y es tan importante el avance de la tecnología que uno se va quedando atrás. Si vos te vas quedando un poco atrás en la inversión en la industria, imaginate lo atrás que van quedando las escuelas técnicas en cuanto a su equipamiento, a poder manejar la nueva tecnología. El camino lo conocemos, ahora las dificultades para llevarlo adelante siguen, pero el país se tiene que convencer que necesita formación técnica.
—Mario, con todo este camino de vida que has recorrido, si tuvieras que mirar para atrás lo que hiciste o lo que no hiciste y le tuvieras que dar un consejo a ese chico que fue a la escuela técnica, que después se fue a la Universidad en Rosario y que jugaba también con las máquinas acá en la fábrica, ¿qué le dirías?
—Que estudien, que se capaciten. De pronto, vos encontrás a veces a personas que no le da importancia a la educación o a la formación, o que lo discuten, como que no fuera importante ir al colegio o a la escuela. Yo creo que no. Es más, los desafíos digitales o lo que va a venir, inteligencia artificial, lo que sea. Para dominar todo eso, vos tenés que entender los temas, hay que estudiar. Entonces, es un poco lo que hice yo con mis chicos.
—¿Qué le dirías si te miraras a ese chico que lo mejor no sabía que se iba a convertir en este Mario?
—No sé si pensaba en grandes ya a esa edad. Todo fue evolucionando. Yo traté de hacer siempre las cosas con responsabilidad, criterio, pero siempre me movió la inquietud de innovar, de buscar, o sea, para haber llegado acá la empresa, nosotros tardamos muchísimos años en incorporar tecnología, porque cambió, cambió el producto, cambió el sistema. Hay que adaptarse todo el tiempo a las épocas. Hemos pasado todas las crisis y nos tuvimos que ir readaptando. Hoy las inversiones han ido hacia la tecnología para el manejo de la chapa metálica, en otro sector que no está acá en la planta, está en otro sector del parque industrial, otro parque industrial. Entonces, ese reinventarse, o de poder ir planificando dentro de este país bastante inestable, ha sido permanente. Entonces, consejo a los chicos o a los jóvenes es que no dejen nunca de construir futuro. tenga que dar un paso descostado, porque uno continúa, ¿no cierto? En decirme lo, porque no... Aparte trato de no obstaculizarlo y si se tienen que equivocar, que se equivoquen. Bueno, mira, en este momento están los dos emprendiendo un viaje para ver qué está pasando en el mundo. Y, por supuesto, el impulse, por favor, viajen, no dejen de viajar. Porque yo lo hice también. He viajado mucho, sobre todo a Europa, para buscar...