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Ciencia Plásticos | Laguna Setúbal | Microplástico

¿Se puede limpiar una laguna? Aportes de la ciencia ante el drama de la contaminación por plásticos

Quienes habitan en zonas urbanas cercanas a ríos, lagos y lagunas están acostumbrados al problema de la contaminación por plásticos. El río Paraná y la Laguna Setúbal no son la excepción. En esta nota repasamos sus consecuencias y por qué son tan difíciles de mitigar.

La contaminación por plásticos de ríos, lagos y lagunas es principalmente de origen doméstico y se debe a una recolección y depósito inadecuados en basurales a cielo abierto y rellenos sanitarios cercanos a cursos de agua. En la Argentina, alrededor del 45% de los residuos terminan en rellenos sanitarios, mientras que un 25% es depositado en basurales a cielo abierto.

“El plástico es el colesterol en el sistema circulatorio de agua”, menciona el investigador Martín Blettler en el mini-documental de 2022 para IGB Berlín. El Dr. Blettler forma parte del Instituto Nacional de Limnología de la Universidad del Litoral (INALI), donde junto con otros investigadores estudian el impacto de los plásticos en los ecosistemas acuáticos de la provincia y el mundo.

Durante los períodos de sequía, las cuencas se convierten en trampas de plásticos que luego las lluvias arrastran río abajo hasta lagos y lagunas. Estos se acumulan en grandes volúmenes en desembocaduras y costas, bloqueando la circulación normal del agua. Según datos recientes del INALI, en el Paraná Medio hay alrededor de 220 envases por cada 100 metros cuadrados.

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En la última creciente, la Laguna Setúbal inundó el basural de San José del Rincón donde había todo tipo de residuos orgánicos y plásticos.

En la última creciente, la Laguna Setúbal inundó el basural de San José del Rincón donde había todo tipo de residuos orgánicos y plásticos.

Lo contaminante es invisible a los ojos

Los macroplásticos son aquellos plásticos fácilmente visibles, en su mayoría de origen doméstico y que pueden afectar la calidad del agua, así como provocar la ingestión accidental o el enredo por parte de animales silvestres. No obstante, estos no son los que generan mayor preocupación.

En 2004 se hizo un descubrimiento que cambió nuestra mirada sobre esta problemática: los microplásticos. De tamaño menor a 5mm, se producen por la degradación de los plásticos en el tiempo, aunque algunos provienen directamente de productos de uso cotidiano, como algunas cremas exfoliantes y máscaras faciales. Sin embargo, la mayor parte proviene de la degradación de fibras textiles sintéticas y las cubiertas de los automóviles.

A pesar de su tamaño casi imperceptible, el impacto de los microplásticos se debe a que pueden ser ingeridos por seres vivos, los cuales al no poder metabolizarlos, los acumulan en sus tejidos. En 2022 se publicó un estudio sobre sábalos del Paraná en el cual encontraron entre 10 y 27 partículas de microplásticos sólo en su tracto digestivo.

Pero esta no es la forma final de los residuos plásticos. Los nanoplásticos son partículas aún más pequeñas y pueden generar efectos más devastadores ya que tienen un superpoder: pueden atravesar las membranas celulares. Esto implica que además de ser prácticamente imperceptibles, pueden afectar el funcionamiento normal de las células.

Además, los micro y nanoplásticos son capaces de adherir y transportar otras sustancias tóxicas aún más pequeñas, propagando contaminantes químicos en grandes superficies y organismos vivos. Un ejemplo es el BPA, una sustancia química presente en plásticos que al ingresar los tejidos y células puede afectar el funcionamiento hormonal.

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Los nano y los microplásticos son capaces de adherir y transportar otras sustancias tóxicas. Esa es una realidad que se ve en el río Paraná.

Los nano y los microplásticos son capaces de adherir y transportar otras sustancias tóxicas. Esa es una realidad que se ve en el río Paraná.

La triple R: reducir, reutilizar y reciclar

No hay ninguna duda que la estrategia más eficaz para evitar que los plásticos encuentren su destino final en los ecosistemas es la reducción, reutilización y reciclado. Evitar los plásticos de un solo uso en forma de embalaje, botellas, pajitas, bolsas, colillas de cigarrillos, telgopor y otros productos, reduce considerablemente su volumen y estimula a las empresas a buscar alternativas.

Por otro lado, la reutilización, implica evitar que los plásticos utilizados se conviertan en basura, incluyendo la conservación de envases o empaques en buen estado y la revalorización de la indumentaria de segunda mano, ya que una de las principales fuentes de microplásticos son las fibras textiles sintéticas.

El reciclaje es el último recurso, ya que posee una eficacia menor que las anteriores. Esto se debe a que los productos reciclados tienen aplicaciones limitadas en comparación con el plástico virgen, y requieren de una inversión e infraestructura que hace que muchas empresas no los utilicen. Según datos oficiales, en Argentina se reciclan sólo el 6% de los residuos, cuando podrían reciclarse alrededor del 30%.

La mitigación: ¿cómo se limpia una laguna?

Una vez que los plásticos se encuentran libres en el ecosistema, es necesario implementar soluciones que aumentan su costo y complejidad, cuanto más tiempo pasa y cuanto más pequeñas son las partículas.

Según un estudio publicado el año pasado por el INALI, una solución tecnológica simple, flexible y práctica para la limpieza de plástico en ríos como el Paraná son las barreras flotantes. Las mismas, como su nombre lo indica, están diseñadas para interceptar los objetos que flotan en los cursos de agua, evitando su dispersión.

Sin embargo, en este estudio destacan que la forma y la densidad de los plásticos son los principales obstáculos para su efectividad. Los más difíciles de recolectar son los que no flotan fácilmente, como las tapas de gaseosa, los cubiertos descartables, los sorbetes, filamentos, bandas elásticas, mangueras, cables, juguetes y envases de perfumería.

Para los micro y nanoplásticos, las soluciones requieren tecnología aún más sofisticada y costosa. En algunos países se han desarrollado métodos basados en membranas de filtración, compuestos magnéticos o electrodos, aunque su aplicación está orientada a entornos industriales o plantas de purificación de agua potable, no así para entornos naturales.

Soluciones basadas en la naturaleza: la biorremediación y el bioplástico

Desde hace varios años se conocen organismos vivos capaces de convertir micro y nanoplásticos en compuestos orgánicos. Se han realizado ensayos con hongos, cianobacterias y microalgas y se han obtenido resultados esperanzadores, aunque este tipo de procesos requiere condiciones controladas y llevan bastante tiempo. Otros métodos de biorremediación, como la degradación enzimática, podrían ser una alternativa para la limpieza de aguas en un futuro cercano.

Aunque su alcance es limitado, la evidencia científica continúa en crecimiento. El mayor desafío es encontrar soluciones que puedan aplicarse en los ecosistemas naturales sin desencadenar problemas ambientales mayores, a la vez que sean de bajo costo y fácil implementación. En el Paraná, se han utilizado con éxito plantas como el “acordeón de agua” (Salvinia biloba) para la limpieza de plomo y otros materiales pesados.

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En las lagunas y los ríos los plásticos son una amenaza para las especies que habitan los humedales.

En las lagunas y los ríos los plásticos son una amenaza para las especies que habitan los humedales.

Los materiales alternativos también forman parte de la agenda científica. Una de las primeras alternativas que surgieron fueron los plásticos biodegradables, aunque los mismos requieren la presencia de microorganismos específicos y ciertas condiciones para su degradación, las cuales rara vez ocurren en la naturaleza.

En los últimos años se han desarrollado muy fuertemente los bioplásticos, los cuales sí pueden degradarse en condiciones naturales. Según European Bioplastics, en 2022 se produjeron alrededor de 2,1 millones de toneladas de bioplástico en todo el mundo, y se prevé que esta cifra continúe en aumento. El obstáculo principal, afirman, es obtener la misma funcionalidad que los plásticos convencionales.