Las autoridades informaron que el acusado utilizaba pelucas, maquillaje y hasta filtros digitales para ocultar su identidad masculina. Se conectaba con sus víctimas a través de apps como WeChat, QQ y Momo, y los invitaba a su domicilio donde perpetraba el engaño. Una vez allí, registraba los encuentros sexuales en secreto, y luego los subía a redes y sitios privados a cambio de dinero.
LEER MÁS►Murió el príncipe saudita que estuvo 20 años en coma tras un accidente en Londres
El caso de Sister Hong en China: cómo funcionaba la red sexual secreta que terminó en escándalo
La investigación está a cargo de la Oficina de Seguridad Pública de Nanjing, que también evalúa si el acusado habría contagiado enfermedades de transmisión sexual a sus víctimas. Las alarmas se encendieron cuando comenzaron a circular los videos en internet y algunos hombres reconocieron las situaciones.
En China, la producción, difusión y comercialización de contenido sexual sin autorización está penalizada con extrema dureza. Por eso, Jiao podría enfrentar cadena perpetua o incluso la pena de muerte, una sanción contemplada en el código penal para este tipo de delitos, considerados una amenaza a la moral pública y la seguridad ciudadana.
LEER MÁS► Horror en Gaza: denuncian que el ejército israelí disparó contra civiles palestinos y dejó 73 muertos
Los "hombres de alta calidad" en China
El caso se volvió viral, en parte por el perfil de sus víctimas: muchos eran jóvenes considerados 'hombres de alta calidad' —una etiqueta popular en China para referirse a personas atractivas, saludables y exitosas—, incluidos estudiantes universitarios, asistentes de gimnasio, profesionales e incluso algunos ciudadanos extranjeros.
Una de las preguntas que más ha generado debate es por qué, una vez descubierta la identidad de Sister Hong, muchos hombres decidieron volver a verla. Este desconcertante detalle ha generado todo tipo de teorías en redes, desde la atracción genuina hasta el morbo por lo prohibido.
Preocupación por esparcimiento de ETS
Más allá del escándalo mediático, han surgido graves preocupaciones sobre la salud sexual. En los videos se observa que varios encuentros ocurrieron sin protección, lo que ha disparado el temor por posibles contagios de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Aunque en China las relaciones homosexuales no son ilegales, grabar actos sexuales sin consentimiento y compartir esas imágenes representa un delito, además de una violación a la privacidad. Por ahora, el caso sigue en investigación, pero el fenómeno de 'Sister Hong' ya dejó una marca imborrable en el debate público sobre consentimiento, anonimato en internet y sexualidad.
El caso avanza mientras se toma testimonio a más víctimas y se rastrea la venta del contenido. La historia de Sister Hong revela una compleja trama de engaño, exposición y delito que podría terminar con una condena ejemplar.