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Juicio por el atentado en Nueva York: la foto de los cinco minutos entre la vida y la muerte

Fue incorporada como prueba. Está tomada en el lugar del atentado, minutos antes de que Saipov atropellara a los integrantes del grupo de amigos rosarinos que viajó para celebrar 30 años de egresados del Poli. Hoy estuvieron los familiares del terrorista en la audiencia, en el lugar que ocupaba la prensa. Serán testigos de la defensa.

Una jornada donde la angustia, el dolor de la pérdida, de lo inexplicable, acompañó los relatos aportados por la fiscalía, para intentar convencer a los doce jurados que de forma unánime dicten la sentencia a muerte contra Seyfullo Seipov, el terrorista uzbeko condenado por asesinar a 8 personas (5 de ellos de la ciudad de Rosario, una turista belga y dos ciudadanos norteamericanos) y herir a más de 18, con un camión alquilado que usó para atropellarlos en nombre de ISIS.

Hoy declararon los dos sobrevivientes rosarinos que faltaban, de un total de cinco, para cerrar los testimonios de violencia y terror que padecieron esa tarde de Halloween en 2017 y vivieron para contarlo. Sin duda, en nombre de los otros cinco amigos que no, y por los que hoy se busca justicia.

Guillermo Banchini, en primer lugar, y luego un muy conmovido Iván Brajkovic (le costó mucho declarar, se quebró tres veces en su relato por el dolor del recuerdo), respondieron a las preguntas de la fiscalía, a cargo el interrogatorio de Alexander Li, sobre lo ocurrido el día del atentado, lo que vieron y vivieron, y lo que quedó tras las muertes de sus amigos.

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Este miércoles declararon Guillermo Banchini e Iván Brajkovic, los dos sobrevivientes rosarinos que faltaban para cerrar los testimonios contra el terrorista uzbeko Seyfullo Seipov.

Este miércoles declararon Guillermo Banchini e Iván Brajkovic, los dos sobrevivientes rosarinos que faltaban para cerrar los testimonios contra el terrorista uzbeko Seyfullo Seipov.

La semana pasada habían declarado Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisan y Martín Marro, quien además estuvo varios días internado en Nueva York por las lesiones que le dejó el impacto del camión.

Los cinco prestaron testimonio por los que no sobrevivieron al atentado: Diego Angelini, Ariel Erlij, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnucco y Hernán Mendoza, con quienes crecieron desde muy chicos, tras coincidir en la vida como estudiantes del Politécnico de Rosario, que tanto se nombró en todo el proceso judicial.

"Hubo un atentado en nuestro viaje"

La foto muestra a Ariel Erlij y Guillermo Banchini pedaleando por la ciclovía que está al costado de West Side Highway a orillas del río Hudson, en Lower Manhattan, y se aportó como prueba en el juicio. Fue tomada cinco minutos antes del atentado. Cuando nadie podía imaginar lo que estaba por suceder.

Banchini cuenta que iban en parejas por la senda marcada para poder hablar, que la intención era llegar hasta el Battery Park.

-“Llegaron a destino?”- preguntó Li.

- “No, hubo un atentado en nuestro viaje”-, sentenció. “Sentí un ruido de un motor como pesado, muy acelerado, que venía de atrás, muy rápido. Cuando sucedió quedé en shock, vi cosas que volaban, vi varios cuerpos y vi a Pagnucco y a Ferruchi”, relató el rosarino.

También contó que intentó llamar a alguien, pedir ayuda, y cómo le pidió a una agente de tránsito que llame al 911 porque su celular había quedado destruido por el ataque.

Detalló que vio a (Juan Pablo) Trevisan también conmocionado sentado en el cantero. Y luego a (Ariel) Benvenuto, al que le preguntó si estaba bien.

En su testimonio, Banchini declaró que siguió buscando frenéticamente ayuda, cuando vio a (Diego) Angelini y (Hernán) Mendoza. “Los miré… estaba desesperado buscando ayuda. Ahí encontré a Iván (Brajkovic) en el cantero y le empezó a RCP a Erlij. Estaba respirando. Luego llegaron los doctores y nos sacaron. Ya en el hospital nos dijeron que Ariel había fallecido y que Martín estaba internado. Estábamos con Trevisan, Benvenuto y Brajcovick”…y se vuelve a quebrar al decir que “cinco fallecieron”, y la sala se llena de tristeza, otra vez.

La fiscalía cerró el relato pidiendo incorporar la foto de los rosarinos asesinados al ser encontrados en la ciclovía, junto a la de Erlij en la morgue y la de Mendoza, que ya se había sumado como prueba. Mas horror y tristeza a la tarde, que afuera acompañaba con la lluvia el dolor de lo que pasaba dentro.

Las heridas que no sanan

Es la segunda vez que Iván Brajkovic declara en la Corte, pero la angustia con la que se sentó hace notar una herida que sigue igual de abierta que en 2017.

Comienza hablando mas que nada de su relación con Ariel Erlij, con quien tenía 40 años de amistad. Los dos fueron al Poli y siguieron juntos Ingeniería: uno optó por la civil y el otro por la mecánica. “Era como un hermano, nos veíamos todo el tiempo”.

La historia de lo que ocurrió ese 31 de octubre vuelve sobre los pasos narrados recién por Banchini. A diferencia del primer relato, fue Brajkovic quien tuvo que decirle a la mujer de su mejor amigo que él había muerto. “No me creía, me decía que le saque una foto para ver si era verdad. Le dije que no, que no iba a hacerlo. Entré a verlo, me sentí muy mal”, relató absolutamente quebrado al recordar las emociones en una declaración que le fue muy difícil sostener. Varias veces pidió perdón cuando le ganó el llanto y la tristeza. Porque como muchos pudimos ver hoy, “las heridas físicas a veces pueden sanar rápido pero las emocionales, no”.

La cómplice de la remera

Pabla Pereyra hizo caso al pedido de su marido y diseñó las remeras que eran un buen guiño para el grupo de 10 amigos que dejaban las obligaciones por unos días para viajar a Nueva York. Un sueño que Ariel, su esposo, venía imaginando y ayudó a concretar con absoluta felicidad.

Ariel es Ariel Erlij, empresario metalúrgico, y un “hombre que quería ayudar siempre a los que tenía a su alrededor, como podía”, contó su mujer, que también vivió momentos de angustia al revivir las cartas de amor que le enviaba su marido y que "eran común en él” o las cartas de su hijo a su papá.

Tres hijos tenían y sufrieron de manera distinta la pérdida de su papá: el menor durante un año sólo quería dormir, el del medio se enojó tanto con la vida... y el mayor, al que le arruinaron la adolescencia, porque no pudo estudiar y a los 19 años se hizo cargo de la empresa familiar.

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Pabla Pereyra, esposa de Ariel Erlij, fue la encargada de diseñar la remera con la que los 10 amigos rosarinos buscaron distinguirse en Nueva York. 

Pabla Pereyra, esposa de Ariel Erlij, fue la encargada de diseñar la remera con la que los 10 amigos rosarinos buscaron distinguirse en Nueva York.

Su relato del dolor de enterarse lo sucedido, fue un volver a vivir testimonios anteriores: “Prendé la tele, viste lo que pasó en Nueva York?”; “No creas nada, no prendas nada, no mires nada”. Llamadas al celular, y la noticia que nunca nadie quisiera escuchar.

Pabla fue la última en sentarse frente al verdugo de su marido, en contar su historia de amor y dolor por la vida que no fue. Tres hijos varones, un esposo que “cualquier mujer querría”, un compañero único.

El día del cumpleaños de Erlij se tatuó “resiliencia” en el brazo, para poder verlo y recordarlo, y que sus hijos lo vean y hagan lo mismo. No olvidar.

Pabla con Ariel vivió casi en un cuento; Ana con Hernán que tanto amor se ató a una tristeza profunda que no sabe si algún día la dejará de sentir; Vera con Hernán y su capacidad de hacer fácil la vida de quienes lo rodeaban; Luciana que todos los días piensa en Diego y lo que se pierde de vivir, el ver crecer juntos a los chicos; y Alejandra, que tuvo con Alejandro el privilegio de haber encontrado en la vida alguien con quien disfrutarse mucho, vivir contentos y conocer la palabra felicidad.

Desde Rosario vinieron para mostrar su alma, sus peores miedos y su angustia. Tanto amor, tanta tristeza. La alegría del recuerdo revivido con el dolor del futuro que no será, tan lleno de ausencias.