La puerta del horno suele ser uno de los lugares más difíciles de limpiar en la cocina. La grasa pegada, las salpicaduras de comida y ese vidrio opaco que parece imposible de dejar brillante pueden convertirse en un verdadero dolor de cabeza.
Pero existe un truco casero, económico y súper efectivo que te permite dejarla impecable usando solo ingredientes que seguro ya tenés en tu casa:bicarbonato de sodio y vinagre blanco.
El bicarbonato y vinagre son aliados fundamentales para la limpieza.
Cómo limpiar la puerta del horno y dejarla reluciente
Prepará una pasta: En un recipiente, mezclá el bicarbonato con unas gotas de agua hasta formar una pasta espesa.
Aplicá sobre el vidrio: Extendé la pasta sobre toda la puerta del horno, sobre todo en las zonas con más grasa o manchas oscuras.
Dejá actuar: Esperá entre 15 y 20 minutos para que el bicarbonato haga su trabajo y afloje la suciedad pegada.
Rociá con vinagre: Pulverizá vinagre blanco sobre la pasta. Vas a ver cómo se produce una reacción efervescente que ayuda a despegar la grasa.
Limpiá sin rayar: Pasá una esponja húmeda o un paño suave haciendo movimientos circulares para levantar toda la suciedad.
Secá y lustrá: Retirá los restos con un paño húmedo y después secá con un trapo de microfibra para que el vidrio quede brillante.
Por qué este método casero funciona tan bien
El bicarbonato de sodio actúa como un desengrasante suave que no raya el vidrio, mientras que el vinagre blanco desinfecta y disuelve los restos de grasa y comida. Además, no tiene químicos fuertes ni olores invasivos, por lo que es seguro para usar con frecuencia.
Lo ideal es hacer esta limpieza una vez por mes o cada 15 días si usás mucho el horno. Así evitás que la grasa se acumule y la tarea se vuelve mucho más fácil y rápida.