Adiós mosquitos en Santa Fe: estas plantas con respaldo científico ayudan a mantenerlos lejos
El calor y la humedad de Santa Fe favorecen la aparición de mosquitos durante buena parte del año. Aunque no reemplazan las medidas tradicionales de prevención, varias plantas aromáticas pueden convertirse en aliadas naturales para reducir su presencia. Esto es lo que dice la ciencia sobre su uso.
El uso de plantas naturales como apoyo para proteger patios y jardines contra los mosquitos.
Los mosquitos encuentran a sus huéspedes a través de señales químicas y olfativas. Algunos aceites esenciales de plantas interfieren con este proceso y actúan como repelentes. Una revisión publicada en Malaria Journal analizó decenas de estudios y comprobó que extractos de citronela, geranio, menta, romero, lavanda y otras especies ofrecen una protección significativa contra mosquitos del género Anopheles, llegando en laboratorio a tiempos de protección de entre 8 y 11 horas cuando se aplican en forma concentrada.
Sin embargo, la literatura es clara en un punto: la eficacia comprobada corresponde a aceites esenciales extraídos y concentrados, no simplemente a la presencia de la planta en un jardín. Instituciones como Clemson University advierten que, en condiciones reales, una planta en maceta solo libera pequeñas cantidades de compuestos aromáticos, que pueden disiparse rápidamente según el viento, la humedad y la cantidad de follaje.
Aun así, su uso sigue siendo recomendado como parte de un enfoque integral en espacios abiertos, especialmente cuando se combinan varias especies aromáticas.
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En Santa Fe, las plantas aromáticas pueden ayudan a mantener alejados a los mosquitos durante los meses más cálidos.
Plantas que funcionan mejor en el clima de Santa Fe
Citronela (Cymbopogon citratus)
Es la más estudiada y la más efectiva cuando se utiliza en forma de aceite, ya que contiene citronelal y geraniol, sustancias que desorientan al mosquito al bloquear su detección del dióxido de carbono. Plantada en canteros o macetas grandes cerca de zonas de reunión, puede aportar un refuerzo aromático que incomoda a los mosquitos, sobre todo al atardecer.
Lavanda (Lavandula angustifolia)
Sus aceites esenciales contienen linalool, un compuesto que ha demostrado actividad repelente en laboratorio. En Santa Fe crece bien si recibe varias horas de sol directo y un suelo bien drenado. Aunque por sí sola no aleja a todos los mosquitos, contribuye a crear un entorno menos atractivo para ellos.
Romero (Salvia rosmarinus)
Los extractos de romero fueron evaluados en estudios de protección personal y mostraron efectos repelentes. En jardines santafesinos es una de las plantas más fáciles de mantener, resistente al calor y útil para formar bordes o acompañar senderos donde suelen reunirse mosquitos.
Menta e hierbabuena (Mentha sp.)
La menta contiene mentol y otros compuestos aromáticos que alteran la percepción sensorial de los mosquitos. Para mejorar su efecto, se recomienda frotar suavemente algunas hojas al atardecer, lo que libera una mayor cantidad de volátiles. Es una planta muy adaptable al clima local, pero conviene cultivarla en maceta porque se expande rápidamente.
Tagetes o copete (Tagetes tenuifolia)
Aunque su respaldo científico es menor, se conoce desde hace décadas que libera sustancias con efectos biocidas naturales. Su aroma intenso y persistente puede ayudar a complementar el efecto de otras aromáticas en el jardín.
Para que estas plantas sean realmente útiles, es clave ubicarlas en los espacios donde más se las necesita: cerca de galerías, mesas de patio, áreas de parrilla y zonas donde tienden a acumularse los mosquitos al caer el sol. Una práctica recomendada por especialistas en horticultura es “activar” la planta, es decir, frotar o machacar unas pocas hojas para intensificar la liberación de aceites.
De todos modos, las plantas deben funcionar como parte de una estrategia integral. Ninguna reemplaza la eliminación de agua estancada, el uso de mosquiteros, la ventilación adecuada y el control ambiental.
La evidencia científica indica que las plantas pueden reducir la presencia de mosquitos, pero no basta con colocarlas sin acompañarlas de acciones de prevención.