El 13 de marzo de 1996, un desequilibrado mató a 16 alumnos y una maestra en una institución educativa de Dunblane, Escocia, donde Andy, que por entonces tenía 8 años, asistía junto con su hermano mayor, Jamie. Esta brutal matanza marcó fuertemente su infancia y, en el tenis –donde ganaría tres Grand Slam y dos oros olímpicos, y en el que llegaría a la cima del ranking de la ATP en 2016–, encontró el refugio para sobreponerse al profundo horror vivido.