Jamás había sentido los sonidos reales de armas de fuego y, en su memoria, solo registraba los de las series de televisión, los de alguna película que hubiera vista en el cine local, y nada más.
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En la foto, la clase de chicos de 5 y 6 años y su maestra, Gwen Mayor, de 45, quien murió instantáneamente en el tiroteo. En el peor asesinato múltiple de niños en la historia del Reino Unido, fueron asesinados 16 alumnos y esta docente.
Pero estos eran otros sonidos. Los de la muerte. Las de las 17 que ocasionaría la matanza desatada por Thomas Watt Hamilton, de 43 años, ex jefe de un grupo de boy scouts y que había sido despedido de esta escuela por “conducta inapropiada”.
Los disparos parecieron interminables y, además, se confundían con los gritos de terror y los llantos de los demás alumnos y docentes. Mientras tanto, con su hermano mayor, Jamie, se escondieron debajo del escritorio del despacho del director –adonde los había llevado su maestra, tratando de escapar de la masacre– y, mucho tiempo después, recordaría que, sollozando, junto con sus compañeros de clase cantaron canciones en voz baja, para ahogar estos ruidos.
Lógicamente, tan traumática experiencia marcaría profundamente la vida de este niño. Incluso, un año después del sangriento hecho, sus padres se divorciaron y, seis meses más tarde, su hermano se mudó de casa, dejándolo solo con su madre.
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A más de 28 años del hecho, el recuerdo de las víctimas de la matanza se mantiene plenamente vigente. El antiguo gimnasio de la escuela fue demolido y, en su lugar, se erigió un memorial en honor de quienes perdieron la vida en el sangriento 13 de marzo de 1996, y donde descansan sus restos.
“La ansiedad me perseguiría durante muchos años –recordaría en su autobiografía, Hitting Back, o Contraatacando– y, por eso, considero que el tenis fue un escape para mí”. Así, Andy Murray, quien llegaría a la cima del ranking del circuito ATP el 7 de noviembre de 2016 –entre otros brillantes logros– revelaría cómo, a través del deporte, finalmente pudo superar el inenarrable espanto vivido en su escuela, donde murieron varios de sus amigos.
Sus primeros años
Andrew Barron Murray nació el 15 de mayo de 1987 en Glasgow, Escocia. Es el segundo hijo de William Murray, gerente regional de la cadena de diarios escocesa RS McColl, y Judy Erskine, una entrenadora de tenis.
Su hermano mayor, Jamie Robert, nació el 13 de febrero de 1986 y, como tenista, se especializó en dobles, donde se convertiría en el N° 1 del mundo en esta modalidad, en la que ganaría siete Grand Slam (dos en el cuadro masculino y cinco en el mixto), además de la Copa Davis en 2015.
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Andy (izquierda), por entonces de 9 años (junto a su madre, Judy, y su hermano mayor, Jamie), ya participaba de distintos certámenes en Escocia. Guiado por su progenitora, que era entrenadora de tenis, había comenzado a practicarlo con solo 3 años y, merced al mismo, podría superar el horror que vivió en la escuela primaria de Dunblane.
Fue un bebé prematuro y, además, nació con la rótula bipartita, es decir, que los huesos de la misma se mantienen separados en lugar de soldarse entre los 3 y 7 años, una de las afecciones que siempre le causaría molestias y dolor a lo largo de su carrera deportiva.
Era muy pequeño cuando la familia se radicó en Dunblane –donde nació su padre– y, con la guía de su madre, Andy comenzó a jugar al tenis con apenas 3 años. A los 5, disputó su primer torneo competitivo y, a los 8, ya lo hacía con adultos en la Liga de Tenis del Distrito Central.
Pero la vida de Andy cambiaría drásticamente a partir del 13 de marzo de 1996, por la masacre que tendría lugar en la Dunblane Primary School, a la que asistía junto con su hermano mayor, Jamie.
El horror de Dunblane
Considerada como uno de los eventos más trágicos en la historia del Reino Unido, la masacre de Dunblane marcó profundamente la infancia de Andy Murray y cambió su vida para siempre, ya que era solo un niño y, tras la misma, se transformó en un sobreviviente.
El invierno boreal estaba llegando a su fin y, en el soleado miércoles 13 de marzo de 1996, nada hacía suponer que sería uno de los días más negros de la historia británica. A la 9.30, Thomas Watt Hamilton ingresó a la escuela armado con dos pistolas 9 milímetros, dos revólveres Magnum 357, y 743 balas y, durante los cuatro minutos siguientes, desató el infierno en el establecimiento educativo.
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El 5 de agosto de 2012, Andy Murray conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres tras vencer en la final al suizo Roger Federer, y fue el primer británico en alzarse con la presea dorada en tenis desde que Josiah Ritchie lo hiciera en 1908.
La jornada escolar recién había comenzado cuando Hamilton entró al gimnasio y abrió fuego contra Eileen Harrild, una profesora de Educación Física que estaba impartiendo su clase. Luego, continuó disparando e hirió a varios alumnos y docentes: Gwen Mayor, una maestra de grado de 45 años, murió instantáneamente.
Dentro del gimnasio, Hamilton efectuó unos 35 disparos, muchos a quemarropa y, los niños que asesinó, tenían entre 5 y 6 años. Luego, salió de ese lugar y continuó disparando al azar, hiriendo a otros chicos y profesores.
Poco después, ingresó a un aula, donde la maestra Catherine Gordon les ordenó a todos los alumnos que se arrojaran al piso. Hamilton disparó nueve tiros y, uno de las cuales, impactó en un banco donde, segundos antes, estaba sentado un niño.
Fue entonces cuando Hamilton regresó al gimnasio, donde 16 yacían asesinados (una maestra y 15 chicos), se llevó el cañón de una pistola a la boca, y se suicidó.
La primera llamada a la policía se realizó a las 9.41 y, en total, 32 personas, entre adultos y menores, fueron internadas por heridas de bala. Desafortunadamente, un niño murió camino al hospital y, así, se convirtió en la víctima número 17 de esta masacre.
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El 10 de septiembre de 2012, Murray ganó su primer Grand Slam: fue el US Open, tras vencer en una durísima final al serbio Novak Djokovic por 7-6 (12-10), 7-5, 2-6, 3-6 y 6-2. Antes de esta conquista, había caído en cuatro definiciones: en la del US Open 2008, en las de Australia 2010 y 2011, y en la de Wimbledon 2012.
Hamilton había sido el jefe de un grupo de boy scouts hasta que fue expulsado por “conducta impropia”: esta abarcaba desde “molestias” hasta fotografías de los niños tomadas sin el permiso de sus padres.
La Asociación de scouts de la que había sido el encargado lo había despedido debido a numerosas quejas de los padres por su conducta, las últimas solo dos años antes de la matanza. Por eso, siempre se manejó como móvil de su crimen la venganza contra este hecho.
Andy y Jamie Murray estaban dirigiéndose hacia el gimnasio de la escuela con el resto de sus compañeros de clase y, al escuchar los disparos, una maestra fue a averiguar qué ocurría; rápidamente, volvió y le ordenó a todo el grupo que corriera hacia el despacho del director, donde Andy y su hermano se escondieron debajo del escritorio del mismo. En dicho lugar, a los niños se les pidió que se sentaran bajo los bancos y cantaran una canción.
En 2008 y, en una entrevista con ESPN, la madre de ambos, Judy, describió ese sangriento día como "absolutamente horrendo. Lo peor. Lo peor que podrías imaginar tener pasar que en tu vida. Fue sentarse, esperar y no saber si tus hijos están vivos o muertos. No se puede imaginar cómo fue eso. Fue bastante horrible".
Felizmente, pudo reencontrarse con ellos y, cuando volvían en el auto a su casa, les explicó qué había pasado en la escuela. En 2014, en la emisora Radio Times, abundó: “No lo tenían claro (al hecho). Es algo imposible de explicar a unos niños. Me alegra que fuesen tan pequeños y no tuviesen la suficiente madurez para entender la dimensión de lo que había ocurrido”.
La matanza de Dunblane caló muy hondo en el espíritu de Andy quien, durante los siguientes 12 años, evitó referirse al tema. Recién lo haría en 2008, cuando tenía 21 años, y lo hizo a través de su autobiografía, Hitting Back (Contraatacando).
“Yo podría haber sido uno de esos niños. Hermanos y hermanas de algunos de mis amigos fueron asesinados", resumiría sobre esta tragedia.
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El domingo 7 de julio de 2013, Andy Murray se consagró campeón en Wimbledon al vencer a Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4 y, así, se convirtió en el primer británico en lograrlo tras 77 años, ya que el último nacido en Reino Unido que lo había hecho fue Fred Perry, en 1936.
Durante mucho tiempo, el padre Basil O'Sullivan, de la Iglesia de la Sagrada Familia de Dunblane, dijo que la ciudad se había hecho conocida como "el lugar donde mueren los niños pequeños".
Rehízo su vida con el tenis
“Lo de Dunblane ocurrió cuando tenía 8 años. Conocíamos al tipo (por Hamilton); 12 meses después, nuestros padres se divorciaron. Fue una época difícil. Y, poco después, mi hermano se fue de casa. Lo hacíamos todo juntos, así que fue muy duro para mí. Durante varios años, tuve muchísima ansiedad. Pero la ansiedad desaparecía cuando jugaba al tenis”, contó en documental Andy Murray: Resurfacing (Andy Murray: Resurgiendo), estrenado en 2019.
Tantas pruebas que la vida puso en su camino, harían que desarrollara un carácter muy competitivo. A los 15 años rechazó una invitación para sumarse al Glasgow Rangers escocés y, así, cambió el fútbol por el tenis: se trasladó a la escuela de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, en Barcelona, donde iniciaría su camino hacia la cima mundial. Pero, cuando le preguntaban por el horror de Dunblane, lógicamente prefería el silencio.
Participó de los circuitos de juniors, Challengers y Futures y, en 2005, debutó como profesional en Barcelona. Ese mismo año y, con 17 años y 293 días, se convirtió en el británico más joven en disputar una serie de la Copa Davis.
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Tras conquistar Wimbledon 2013, su madre Judy y su padre William (divorciados desde hacía varios años) se reencontraron y festejaron con su hijo durante la cena posterior al certamen, que se realizó en el Hotel Intercontinental de Londres.
Su enorme talento le permitió ascender rápidamente en el escalafón mundial. En la temporada de su debut alcanzó su primera final (en Bangkok, donde cayó ante el suizo Roger Federer) y, en 2006, logró su primer título ATP en San José, California, tras vencer en el choque decisivo al australiano Lleyton Hewitt. Con 19 años, ya estaba en el top 20 y fue señalado como la máxima promesa del tenis británico.
Así continuó sumando triunfos y títulos pero, su fortaleza mental, seria puesta a prueba reiteradamente, ya que Andy perdió cuatro finales de Grand Slam: la del US Open 2008 (ante Roger Federer), las de Australia 2010 y 2011 (ante Federer y el serbio Novak Djokovic, respectivamente) y la de Wimbledon 2012 (otra vez frente al suizo).
Pero no tiró la toalla: durante el mismo 2012 tendría su revancha al conquistar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres –en agosto, ganándole a Federer– y fue el primer británico en alzarse con la presea dorada en tenis desde que Josiah Ritchie lo hiciera en 1908; y, en septiembre, conquistaría su primer Major al vencer a Djokovic en la final de US Open.
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El 11 de abril de 2015, Andy Murray –luciendo el típico kilt escocés, la prenda más típica de este país– se casó en la Catedral de Dunblane con Kim Sears. Tienen cuatro hijos (dos mujeres y dos varones) y viven en Oxshott, condado de Surrey, Inglaterra.
“Pensaba que si perdía esta final sería el primer tenista en perder sus primeras cinco finales de un Open, y no quería ser esa persona", reveló tras derrotar a Nole.
Y fue por más: en 2013 se consagró campeón en Wimbledon y se convirtió en el primer británico en lograrlo tras 77 años, ya que el último nacido en Reino Unido que lo había hecho fue Fred Perry, en 1936.
El 11 de abril de 2015 se casó en la Catedral de Dunblane con Kim Sears, con quien tiene cuatro hijos y, en noviembre, lideró el equipo del Reino Unido que obtuvo la Copa Davis ante Bélgica (jugó tanto singles, como el dobles con su hermano Jamie).
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El 29 de noviembre de 2015, el equipo del Reino Unido ganó la Copa Davis al superar en la final, y como visitante, a su par de Bélgica en la ciudad de Gante. Desde la izquierda, Jamie Murray, James Ward, Leon Smith (capitán), Andy Murray y Kyle Edmund.
En 2016, Andy tuvo su mejor año profesional. En esta temporada, fue el único que quebró la hegemonía de Federer, Djokovic y Rafael Nadal, ya que volvió a festejar en Wimbledon, sumó 78 triunfos en 87 partidos, ganó su segunda medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tras derrotar al tandilense Juan Martín Del Potro (el suyo es, a la fecha, el único caso en el cuadro masculino en ganar dos preseas doradas consecutivas) y, de yapa, a los 29 años, alcanzó el N° 1 del ranking mundial de la ATP –donde permanecería durante 41 semanas– tras vencer a Djokovic en la final del Masters en el estadio O2 Arena de Londres.
Hasta la reina Isabel II le envió un mensaje personal de felicitaciones por su histórica conquista. Habían pasado 20 años de la masacre de Dunblane y, con sus formidables conquistas, las heridas emocionales de Andy Murray continuaban cerrándose.
Su retiro, el regreso, y su adiós definitivo
En 2017, una persistente y muy dolorosa lesión en la cadera lo afectó profundamente. En marzo de 2018 resignó el N° 1 del escalafón ATP y, por primera vez en 13 años, quedó fuera del top 100, ya que disputaría apenas 12 partidos en el año. En agosto siguiente y, tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido, le colocaron una prótesis de cobalto-cromo.
Andy estaba lejos de su plenitud, tanto física como tenística. Por eso, el 11 de enero de 2019, en el Abierto de Australia –y entre lágrimas–, anunció su retiro.
El jueves 16 de mayo siguiente, recibió su título de caballero (Order of the British Empire, u OBE) por parte del por entonces príncipe Carlos –que, tras la muerte de la reina Elizabeth II, en 2022, se convirtió en el actual rey Carlos III– en el Palacio de Buckingham.
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El 14 de agosto de 2016, Murray ganó su segunda medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tras derrotar en la final al tandilense Juan Martín Del Potro (el suyo es, a la fecha, el único caso en el cuadro masculino en ganar dos preseas doradas consecutivas). En la foto, posan junto con el japonés Kei Nishikori, quien se llevó el bronce.
Se le concedió tal honor por sus "servicios al tenis y a la caridad" y para "reconocer sus sobresalientes reconocimientos y logros y sus servicios al Reino Unido". A partir de ese momento, Sir Murray se convirtió es el segundo tenista en la historia que recibió tal distinción: el primero fue Sir Norman Brookes, en 1939.
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Andy asistía a la Dunblane Primary School (en la foto, con el buzo de la misma) y sobrevivió a la matanza que se produjo el 13 de marzo de 1996 porque se escondió debajo del escritorio de la dirección de la escuela. Años después, recordaría que, sollozando, junto con sus compañeros de clase cantaron canciones en voz baja, para ahogar los ruidos de los disparos.
Solo él y su alma saben lo que debió soportar para intentar el regreso, el que se dio en agosto siguiente, en el Masters 1000 de Cincinnati (donde fue invitado por los organizadores) y, para que alegría fuera completa, el domingo 20 de octubre se llevó el título en el ATP 250 de Amberes, Bélgica, al derrotar al suizo Stan Wawrinka, en el que fue su primer campeonato ganado desde febrero de 2017.
Este fue el último certamen que conquistó y, por entonces, ascendió al puesto 127 en el ranking mundial.
En 2020, la pandemia de coronavirus obligó a todos a un forzoso receso y, en Wimbledon 2021, Andy fue eliminado en la tercera ronda por el canadiense Denis Shapovalov, en la que fue la peor caída de su carrera en La Catedral.
“Hay una parte de mí que siente que puse mucho esfuerzo en los últimos tres meses y, al final, no jugué como esperaba poder jugar. ¿Merece la pena esto? ¿Merece la pena todo el trabajo que estás haciendo?", dijo tras despedirse del Abierto británico.
Hasta que en 2022 llegó el retiro definitivo. Una torre de 1,91 metro, 85 kilos y 35 años (en ese momento), debía lidiar (y jugar) con una prótesis de metal en su cadera. Pero, ganando o perdiendo y, por todo lo que debió superar, su espíritu aguerrido siempre lo acompañó.
Sus sensaciones sobre la masacre de Dunblane
Andy nunca imaginó que, el que efectuó los disparos del 13 de marzo de 1996, era alguien a quien conocía: Thomas Watt Hamilton. En su autobiografía, Hitting Back, publicada en 2008 –cuando Andy tenía 21 años– recordó que integró un grupo de boy scouts dirigido por Hamilton, a quien los Murray conocían lo suficientemente bien como para invitarlo ocasionalmente a su casa. Es más, el múltiple homicida viajó más de una vez junto a él en el auto de la familia.
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El jueves 16 de mayo de 2019, recibió su título de caballero (Order of the British Empire, u OBE) por parte del por entonces príncipe Carlos –que, tras la muerte de la reina Elizabeth II, en 2022, se convirtió en el actual rey Carlos III– en el Palacio de Buckingham. Se le concedió tal honor por sus "servicios al tenis y a la caridad" y para "reconocer sus sobresalientes reconocimientos y logros y sus servicios al Reino Unido". A partir de ese momento, pasó a ser Sir Murray.
“Lo conocíamos, y lo llevábamos a la estación de tren. Es raro pensar que hay un asesino en tu auto, sentado al lado de tu madre. Esta es, probablemente, una de las razones por las que no quiero volver la vista atrás. No quiero volver al pasado. El averiguar que el asesino formaba parte del club (de scouts) fue algo que mi cerebro no podía asimilar. Para todos los que estábamos ahí (en la escuela donde se produjo la matanza, el peor asesinato múltiple de niños en la historia del Reino Unido), fue difícil. Yo podría haber sido uno de ellos”, expresó.
En el documental Andy Murray: Resurfacing, describió el impacto que este trágico evento tuvo en su infancia y cómo contribuyó a su amor por el tenis. “Nunca hablé de estos hechos (con mi familia). Cuando competía, de joven, tenía grandes problemas respiratorios. El escape fue el tenis. Por esto el tenis es tan importante para mí”, destacó.
Sus 46 títulos (tres de Grand Slam), así lo confirman.
Durante el gobierno del primer ministro Tony Blair, se aprobaron dos leyes de armas de fuego y, a partir de la sanción, es ilegal que cualquier persona posea una en Reino Unido.
A más de 28 años del hecho, el recuerdo de las víctimas de la matanza se mantiene plenamente vigente. El antiguo gimnasio de la escuela fue demolido y, en su lugar, se erigió un memorial en honor de quienes perdieron la vida en el sangriento 13 de marzo de 1996, y donde descansan sus restos.
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Tras anunciar su retiro en enero de 2019 por una lesión en su cadera (en la que le habían colocado una prótesis el año anterior), atravesó una dura rehabilitación y, el domingo 20 de octubre siguiente, tras su regreso al circuito, se llevó el título en el ATP 250 de Amberes, Bélgica, al derrotar al suizo Stan Wawrinka, en el que fue su primer campeonato ganado desde febrero de 2017, y el último que conquistó en su carrera.
Ni siquiera el recurrente dolor que lo acompañó varios años lo alejó de hacer lo que más le gustaba. Su enorme amor propio lo hizo seguir adelante y, contra viento y marea, ni su maltrecha cadera le impidió que continuara jugando. Solo el dios Cronos, que a todos alcanza, le hizo colgar la raqueta.
Como tampoco se lo impidió, 28 años atrás, la mismísima muerte en una escuela primaria de Dunblane.