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El bajón ha sido tan brusco y profundo que muchos analistas se preguntan si no habrá alcanzado ya un piso. Algunos sostienen que, hacia delante, ya no habría que esperar caídas adicionales y hasta podríamos ingresar en una fase de recuperación más o menos importante: la ya famosa “V” los más optimistas, o una “L” para los que sostienen que seguiremos con el actual piso de actividad.

Por lo pronto, para asegurar que la tasa de inflación seguirá desacelerándose, el gobierno nacional postergó los aumentos de las tarifas de los servicios.

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“Estamos bien desde el punto de vista fiscal, y por eso podíamos darnos el lujo de darle un respiro a la clase media, además de contribuir al proceso de desinflación”, afirmó el ministro de Economía, Luis Caputo, en referencia a la decisión del gobierno de postergar los nuevos aumentos de las tarifas de gas y electricidad, que estaban previstos para mayo.

Además del costo fiscal, la medida implica “patear la pelota” para adelante alargando el proceso de desaceleración de la inflación, a la vez que marca la preocupación oficial por el fuerte ajuste que está sufriendo la clase media, un sector clave para levantar el consumo.

Por eso, la Fundación Mediterránea señala que “todo indica que la desaceleración del IPC mensual habrá de continuar en mayo, pero esta vez no por un recorte significativo de la medición núcleo (la más relevante), sino por la suspensión de la actualización de tarifas”. Así, la tendencia descendente de la tasa mensual de inflación será menos “meritoria” en mayo.

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Los últimos datos siguen marcando un descenso de la actividad económica, del consumo y de las ventas.

Los últimos datos siguen marcando un descenso de la actividad económica, del consumo y de las ventas.

A esto se agrega la apertura importadora que limita la recuperación de la producción doméstica y que podría agravar los problemas de empleo, como lo marcan las mayores suspensiones y despidos en diversas industrias, además del parate de la construcción.

Con un 50% de pobreza, la recuperación del consumo depende de la clase media asalariada y profesional que no encuentra respiro inflacionario, por la suba de las expensas, de los impuestos vinculados a las viviendas, los peajes, el transporte público y privado.

“Desde (la consultora) LCG seguimos sin identificar un motor claro que pueda dar forma de “V” a una recuperación en el corto plazo. Este tipo de crecimiento típicamente ocurre luego de un shock de oferta o, ante una caída de la demanda, cuando la inversión tracciona fuerte. No creemos que esto suceda en lo inmediato, porque entendemos que todavía prevalece la decisión de wait and see (ver qué pasa)”.

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La retracción del consumo interno, un tipo de cambio real moviéndose a la baja y la demora en la consolidación de las reformas estructurales que prometió el gobierno de Javier Milei, son todos factores que atentan contra esto.

Por otro lado, el consumo seguirá debilitado. Podrá tocar un piso ante la recuperación marginal del salario real, pero difícilmente traccione crecimiento en el corto plazo y, en paralelo, la tracción del gasto público seguirá enfrentada al objetivo del gobierno de reducir el déficit fiscal.

También la suba del Riesgo País y los movimientos hacia arriba de los dólares financieros pueden marcar un cambio en las expectativas de los inversores.

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Por eso, la Fundación Mediterránea agrega que “la reacción del mercado de los últimos días no debería sorprender, ya que las correas de transmisión que operan sobre las expectativas se han complejizado: ha aparecido una nueva brecha, la de las tasas de interés, entre el rendimiento de las LECAPs de corto plazo (emitidas por el Tesoro), los pases del BCRA y la remuneración de los plazos fijos y la tasa de cauciones, relevante para el mercado de capitales. Obsérvese que la remuneración de los plazos fijos cubre la mitad de una tasa de inflación mensual ‘descafeinada’ por la suspensión del ajuste de los precios regulados”.