"La Sociedad de la Nieve" fue elogiada por su habilidad para narrar la tragedia de los Andes de 1972, que involucró a un equipo de rugby uruguayo. Aunque la película dirigida por Juan Antonio Bayona logró transmitir emociones y humildad de manera destacada, es importante señalar que existen otros aspectos cruciales relacionados al accidente.
Más allá de las impactantes emociones y la humildad que la película española logró comunicar a los espectadores, surgen de manera natural preguntas adicionales en torno a la tragedia.
En el programa Ahora vengo, por AIRE, la física y divulgadora científica española Mar Gómez profundizó en las condiciones meteorológicas y tecnológicas que desencadenaron el trágico accidente de avión en 1972.
Qué causó el choque de avión en la tragedia de los Andes
Es crucial resaltar que el accidente en los Andes tuvo lugar en la década de los 70, específicamente en 1972. En este contexto temporal, las tecnologías eran considerablemente menos avanzadas y desarrolladas en comparación con la actualidad, lo que implicaba una limitada instrumentación disponible para la navegación aérea.
En este escenario, la obtención de información precisa y la capacidad de anticiparse a posibles eventualidades resultaban considerablemente más desafiantes.
Mar Gómez explicó que la colisión se produjo porque "no podían ver lo que había debajo del avión", ya que estaban volando con los instrumentos disponibles en ese momento y se produjo un error en la navegación.
La física española detalló que tanto el piloto como el copiloto se habían comunicado con el control aéreo, recibiendo la autorización para iniciar el descenso, ya que se aproximaban a su destino de aterrizaje.
Sin embargo, al descender los 3.500 metros sobre la cordillera, se encontraron con los picos de las montañas que estaban ya prácticamente encima de ellos.
Gómez subrayó que el fallo crítico se produjo debido a “un error en el cálculo de la navegación”, lo que desencadenó la posterior colisión del avión. A pesar de los intentos por recuperar la altitud perdida, el tiempo transcurrido y la proximidad de los picos de las montañas hicieron que fuera demasiado tarde para evitar el trágico desenlace.
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Qué papel cumplieron las condiciones meteorológicas en el choque y en la supervivencia
Inicialmente, la fecha programada para el despegue del avión era el 12 de octubre de 1972. Sin embargo, debido a las condiciones climáticas desfavorables en ese momento, se tomó la decisión de posponer el vuelo un día, y durante esa noche la tripulación descansó en la provincia de Mendoza.
Tras la espera de un día, el 13 de octubre, motivados por la previsión de que las condiciones meteorológicas mejorarían hacia la tarde, se optó por despegar.
A pesar de la decisión de despegar el 13 de octubre, Mar Gómez detalló que, una vez en el aire sobre la cordillera de los Andes, se encontraron con una extensa capa de nubes.
El momento crítico ocurrió cuando, tras recibir la autorización para descender y con la disipación de las nubes, el avión se vio frente a los picos de las montañas. Dada la imposibilidad de esquivarlos o remontar el vuelo a tiempo, el avión terminó colisionando.
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Gómez enfatizó que “las condiciones atmosféricas jugaron un papel crucial porque esa capa de nubes fue determinante a la hora de provocar el accidente”.
Luego del choque, los pasajeros quedaron a 89 kilómetros de distancia del lugar donde originalmente tenían que aterrizar. Los sobrevivientes, en realidad, tenían la percepción de estar más cerca. “Creo que si sabían que había tanta distancia, quizás hubieran tenido más miedo de emprender ese camino”, reflexionó Mar Gómez.
Y resaltó que es un aspecto plasmado de buena manera en la película, especialmente en el momento en que alcanzan la cima de uno de los picos cuando. “Ese momento en el que llegan a ascender a uno de los picos, lo que ellos esperaban eran los Valles Verdes de Chile, pero se encontraron con más montañas”, declaró la física española.
Cómo lograron sobrevivir en la cordillera de los Andes por 72 días
En la cordillera las temperaturas eran extremadamente gélidas. Mar Gómez manifestó su asombro sobre cómo lograron sobrevivir en tales condiciones. La temperatura que tuvieron que enfrentar rondaba aproximadamente los 30 grados bajo cero.
Esta situación se complicaba aún más dado que se encontraban a una altitud de 3.500 metros, sin contar con ningún tipo de equipo adecuado. Gómez explicó que estas condiciones propiciaban la posibilidad de sufrir hipotermia y congelación.
Una de las razones fundamentales que facilitaron la supervivencia fue la creación de una suerte de "búnker" improvisado, donde los sobrevivientes buscaban refugio y compartían el calor corporal para contrarrestar las extremas temperaturas.
Además, se abrigaron con la mayor cantidad posible de prendas para resguardarse de las bajas temperaturas durante la travesía, que eventualmente condujo a su rescate.
Sin embargo, según explicó la física, las condiciones climáticas extremas provocaron que los heridos más graves no pudieran resistir. La primera noche a la intemperie, varias personas fallecieron debido a las gélidas temperaturas, el dolor, la desorientación y las heridas que se infectaron.
Por otro lado, cerca de la medianoche del 29 de octubre, 17 días después del accidente, los sobrevivientes enfrentaron otro obstáculo desafiante. Una avalancha golpeó mientras dormían, destruyendo el refugio que habían construido y causando la muerte de ocho personas.
A pesar de ello, “lograron cavar un túnel para poder salir y con lo que se encontraron fue con una ventisca que los empujaba más adentro. Al final lograron salir pero las dificultades parecían cada vez más grandes”, describió Gómez.
La ventisca, que persistió durante varios días, agravó aún más la situación. Gómez explicó que durante las ventiscas, la sensación térmica es aún más baja, posiblemente haciendo que los 30 grados bajo cero se sintieran como 35 o 40 grados bajo cero.
Mar reflexionó sobre la decisión de emprender la travesía en busca de ayuda, describiéndola como una opción entre intentar sobrevivir o esperar la muerte. Fue el ingenio y la inteligencia de los sobrevivientes lo que les permitió superar la adversidad.
Crearon soluciones ingeniosas, como un saco de dormir "térmico" para protegerse, gafas para contrarrestar el reflejo de la nieve que podría dañar la retina y los ojos, y dispositivos para obtener agua. La organización y solidaridad del equipo fueron fundamentales para su supervivencia, destacó Gómez.
Y agregó: “Caminaron 10 días hasta que encontraron ayuda. Hay que recalcar que no tenían experiencia en montañismo ni tenían equipo. Absolutamente nada. Esto lo hace aún más sorprendente".