"La sociedad de la nieve" es la nueva película del aclamado director Juan Antonio Bayona que relata el accidente aéreo sufrido en 1972 por un equipo de rugby amateur uruguayo cuando viajaban a Chile. Durante más de dos meses, los 16 sobrevivientes debieron apoyarse mutuamente para resistir las durísimas condiciones climáticas y la falta de alimentos en los Andes.
La cinta se centra en contar no solo la perspectiva de los que lograron salir con vida de la montaña, sino también dar voz a los 29 que perecieron en la tragedia. La historia es narrada desde los ojos de Numa Turcatti, el último de los sobrevivientes en fallecer cuando ya estaba a punto de ser rescatado.
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Bayona, director de éxitos como "El orfanato" y "Lo imposible", trabajó durante 10 años en el desarrollo de este proyecto que finalmente pudo concretar con un rodaje de 140 días de filmación en locaciones naturales. El reparto estuvo integrado por jóvenes actores como Enzo Vogrincic en el rol de Numa y Matías Recalt interpretando a Roberto Canessa.
Uno de los mayores desafíos fue plasmar el deterioro físico y mental experimentado por los protagonistas. Los intérpretes siguieron estrictas dietas para bajar drásticamente de peso conforme avanzaba la filmación, lo que les permitió meterse de lleno en la desesperanza del momento.
Según explicó el director en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata donde recibió un premio a la trayectoria, abordar la trama desde la mirada de Numa Turcatti fue fundamental para abarcar el trauma grupal e individual de todos los pasajeros.
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"Nos emocionó mucho la historia de Numa, porque es el último que fallece, se queda en la orilla. El accidente es una historia que se ha contado siempre desde un lugar de los vivos. El famoso "¡Viven!" se refiere a los que regresan y los que se quedaron aquí fueron fundamentales", afirmó Bayona.
Junto a Bayona, en la conferencia de prensa se encontraba Enzo Vogrincic, actor uruguayo que interpretó a Numa Turcatti, Matías Recalt que se puso en la piel de Roberto Canessa y Agustín Pardella que es Nando Parrado en el filme. Consultado por AIRE sobre el proceso de creación del personaje, el actor uruguayo contó que se reunió con los familiares del verdadero Numa para poder conocerlo mejor: "En mi caso, con Numa, claro, no tenía la posibilidad de conocerlo, ni un video de él, ni siquiera para verlo moverse, hablar, expresarse, pero sí conocí a los hermanos, recorrimos toda la casa de Numa. Fuimos haciendo un tour por su casa donde vivía y los hermanos me iban contando cada cosa que se acordaban en cada lugar de él. Se empezó a establecer un vínculo ahí con los hermanos muy potente para ellos, que para mí determinaban información. Conocí amigos de Numa que me contaban de él, de sus experiencias, y empezaba a saber que con cada persona que hablabas de Numa te describiría una persona excepcional, una persona increíble. Todos esos relatos que iban ayudando, me iban dando información de él, pero no la que yo necesitaba para actuar, porque no podés actuar a una excelente persona, no alcanza"
Esa conocida exclamación cuando finalmente los equipos de rescate encontraron a los sobrevivientes en los Andes también tiene su momento cumbre en la película. Sin dudas, es una de las escenas más emblemáticas que captura la euforia y la incredulidad del hallazgo.
La escena del “¡Viven!” es quizás uno de los momentos más intensos y conmovedores de “La sociedad de la nieve”. Luego de 72 días atrapados en los gélidos Andes, soportando temperaturas de 30 grados bajo cero y al borde de la inanición, los expedicionarios Roberto Canessa y Fernando Parrado divisan en el horizonte al helicóptero del equipo de rescate chileno.
Con las pocas fuerzas que les quedan, Canessa y Parrado sacan una escoba improvisada hecha de ramas y pedazos de ropa y comienzan a hacer señales desesperadas hacia la nave. Cuando el helicóptero se acerca y finalmente confirma visualmente la presencia de sobrevivientes, la emoción desborda a los jóvenes. Abrazándose, llorando y riendo al mismo tiempo, ambos gritan eufóricamente “¡Viven! ¡Sí, viven!”.
Ese alarido casi animal luego de tantos días de lucha desesperada por la supervivencia queda inmortalizado en la película justamente bajo el título de “¡Viven!”. Paradójicamente, la exclamación se refería sólo a unos pocos que lograron resistir esas interminables 10 semanas. Sin embargo, el momento representa la esperanza y la vida triunfando por sobre la muerte en las más adversas circunstancias.