La investigación, publicada en la revista Communications Engineering, fue realizada por un grupo de científicos italianos que exploraron nuevas formas de optimizar la cocción de este alimento esencial.
¿En qué consiste la “cocción periódica” del huevo?
A diferencia del método tradicional, donde el huevo se sumerge en agua hirviendo hasta alcanzar la cocción deseada, la técnica de cocción periódica propone alternar el huevo entre dos temperaturas distintas:
- Agua a 100°C (ebullición)
- Un cuenco con agua a 30°C (templada)
Este proceso se repite cada dos minutos durante 32 minutos, lo que permite una cocción más homogénea sin comprometer la textura ni el valor nutricional del huevo.
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Según los investigadores, la clave está en la diferencia de temperaturas entre la clara y la yema:
- La clara necesita alcanzar aproximadamente 85°C para solidificarse correctamente.
- La yema, en cambio, coagula a 65°C, por lo que cuando se cocina a temperaturas altas durante mucho tiempo, su textura se vuelve demasiado firme.
El reto de los cocineros y científicos fue encontrar un equilibrio entre estos dos puntos de cocción, lo que llevó a la creación de este nuevo método.
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Los expertos destacan que este método no solo optimiza la experiencia culinaria, sino que también podría aplicarse a otros ámbitos, como la industria alimentaria y el procesamiento de materiales innovadores.
Un huevo más nutritivo y con mejor textura
Tras varias pruebas en laboratorio, los científicos analizaron los huevos cocidos con este sistema y los compararon con huevos preparados mediante ebullición convencional y cocción al vacío.
Los resultados indicaron que los huevos cocinados periódicamente presentaban:
- Una yema cremosa, similar a la obtenida con cocción al vacío.
- Una clara con mejor consistencia, intermedia entre un huevo pasado por agua y uno duro.
- Mayor concentración de polifenoles y micronutrientes esenciales para la salud.