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Laguna Setúbal: piden remover el gran camalotal que se asentó frente a la Costanera Néstor Kirchner

Una parte de la Costanera Néstor Kirchner de la ciudad de Santa Fe quedó bloqueada por un camalotal que llegó por la crecida del río y se asentó en el lugar por la bajante. Los kayakistas reclaman que se remueva para poder retomar las actividades náuticas en la zona.

Una parte de la Costanera Néstor Kirchner de la ciudad de Santa Fe está prácticamente vedada por un camalotal de enormes dimensiones que llegó por la crecida del río y fue asentándose en ese sector de la Laguna Setúbal -desde la orilla y hasta los viejos pilotes- debido a la bajante extraordinaria. Los kayakistas reclaman que se remueva, aunque sea de forma parcial, para poder retomar las actividades náuticas en la zona.

En diálogo con el móvil de AIRE, Carlos Busaniche, dueño del emprendimiento Setúbal Kayaks, explicó que esto es producto de un camalotal que se formó entre un islote frente a la Costanera Este por la bajante extraordinaria, sumado a una isla de camalotes natural "que vino flotando con el último repunte, que se encajonó y se afianzó entre la isla florenciente y los pilares".

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"Estamos condicionados a estar solamente en este espacio de agua. La bajante no solamente aisló esta playa, sino todas las que están en la vera oeste. Espigón I y II casi están inutilizadas para actividades náuticas, es imposible acceder con kayaks", advirtió, y agregó que "si esto se sigue pronunciando, también en lo que es la parte norte de la laguna, va a quedar un poquito sesgado, quedando solamente desde los pilares hacia el sur".

Ante esta situación, Busaniche dijo que "es necesario encontrar la manera de remover aunque sea de forma parcial este camalotal" para poder acceder desde el agua a esta playa.

"Algo hay que hacer, crear un pasillo al menos. Hoy no hay lancha de guardavidas. Si hay alguna emergencia tenemos a disposición kayaks, pero si alguien tiene un accidente un poco más adentro, ir nadando es un tiempo considerable, en kayak tenemos 20minutos. Hace falta la lancha y hoy no puede pasar", concluyó.

Laguna Setúbal: piden remover el gran camalotal que se asentó frente a la Costanera Néstor Kirchner

Cuarto verano de aguas bajas en el río Paraná

Las aguas marrones del Río Paraná siguen marcando un pulso de bajante por cuarto verano consecutivo, que por su duración temporal ya es la más importante desde que hay registros históricos. Después de una recuperación importante a finales de la primavera, ya entrado el mes de diciembre el río marrón volvió a perder parte de su caudal para estacionarse en valores muy inferiores a los promedios históricos para esta época del año.

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Los niveles del Paraná siguen en el rango de aguas bajas y con perspectivas descendentes durante las próximas semanas.

Los niveles del Paraná siguen en el rango de aguas bajas y con perspectivas descendentes durante las próximas semanas.

Desde el Instituto Nacional del Agua (INA), el organismo estatal encargado de monitorear y estudiar el comportamiento de los cursos de agua, informaron que los niveles del Paraná siguen en el rango de aguas bajas y con perspectivas descendentes durante las próximas semanas, pero alejados de los niveles extremos del verano pasado, cuando se registraron las alturas más bajas en 70 años.

Según Juan Borus, experto del INA, el Paraná seguirá bajando al menos hasta la tercera semana de enero para encontrar en ese momento, muy probablemente, su piso, y empezar luego una “muy gradual tendencia a estabilizarse y comenzar un retorno muy lento a la normalidad”.

¿Qué dice el Instituto Nacional del Agua sobre la bajante del río?

Desde el INA, que en su página web tiene una sección especial destinada a la bajante extraordinaria del Paraná, explicaron que las características de este fenómeno que se registra desde mediados de 2019 “impone la realización de permanentes análisis de actualización considerando informaciones climáticas, meteorológicas, hidrológicas e hidráulicas”. “Si bien las condiciones son en general mejores que las observadas en 2020 y 2021, la perspectiva climática aún no permite establecer un límite temporal del escenario de aguas bajas predominantes iniciados a principios de 2020”, indican.

Según Borus, la explicación a la nueva bajante del río está en el comportamiento de las lluvias durante el último tramo del año pasado, en diferentes lugares de la cuenca: “Vemos el período de bajante que le debía seguir a la interrupción de las lluvias de primavera”, dijo. Es que durante la última semana de septiembre y octubre llovió en la zona de respuesta rápida e incluso en la cuenca no regulada, pero luego esas lluvias se comenzaron a dispersar.

¿Cuáles son las perspectivas del río?

Borus señaló que, en relación a la perspectiva climática para el primer trimestre del año, se esperan para la mitad norte de la alta cuenca del Plata (Brasil, Paraguay, Iguazú y Misiones) lluvias normales, lo que permite pensar que “poco a poco en el primer trimestre el aporte de la mitad norte se va a estabilizar, para luego aumentar”.

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Expertos aseguran que la bajante del río Paraná continuaría hasta abril.

Expertos aseguran que la bajante del río Paraná continuaría hasta abril.

Otra situación a seguir de cerca es lo que pase con las cuencas del Bermejo y del Pilcomayo: “el Pilcomayo inferior está seco en gran parte y esa es una situación que hay que seguir de cerca, porque si bien son dos ríos paralelos su respuesta hidrológica es muy distinta”. Si crece el Bermejo, que es lo esperable para enero o febrero, además de los problemas de desbordes habría un agregado muy particular, que es el mayor transporte de sedimentos. “Con el Paraguay y el Paraná bajos, una descarga de sedimentos del Bermejo traería más complicaciones para las tomas de agua chaqueñas y correntinas, por una mayor turbidez”.

Finalmente, el especialista subrayó que se esperan lluvias por debajo a las normales en las seis provincias del Litoral entre enero y marzo, lo que va a acentuar las ya de por sí muy graves condiciones de sequía a nivel regional. Esto, además de complicar mucho el escenario productivo agropecuario y de tensionar los arroyos afluentes al Paraná medio -que hoy están con mínimos aportes de agua- suma un problema extra grave: deja a muchas poblaciones rurales alejadas de los grandes ríos o de los ríos afluentes con serios problemas de captación de agua, ya que las napas freáticas también están muy deprimidas.