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Menos sexo y más pantallas: radiografía del deseo en tiempos modernos

Pantallas, estrés y economía, los factores que marcan la caída de la actividad sexual en Argentina y el cambio en la forma de vivir la intimidad.

Un estudio realizado por el Institute for Family Studies (IFS) en Estados Unidos reveló un descenso histórico en la actividad sexual, alcanzando niveles incluso más bajos que durante la pandemia de COVID-19.

Este fenómeno llamó la atención globalmente, ya que afecta a todos los grupos demográficos, con una disminución aún más pronunciada entre los jóvenes.

Las cifras de la recesión sexual

Según el informe, solo el 37% de los adultos entre 18 y 64 años reportaron tener relaciones sexuales al menos una vez por semana, un descenso notable respecto al 55% en 1990. En el caso de los adultos jóvenes, el 24% no ha tenido relaciones en el último año, el doble que hace una década.

Sexualidad
En Estados Unidos, solo el 37% de los adultos entre 18 y 64 años reportaron tener relaciones sexuales al menos una vez por semana, un descenso notable respecto al 55% en 1990.

En Estados Unidos, solo el 37% de los adultos entre 18 y 64 años reportaron tener relaciones sexuales al menos una vez por semana, un descenso notable respecto al 55% en 1990.

Entre los factores que el estudio menciona como responsables de esta "recesión sexual" están la caída en las tasas de matrimonio y convivencia, el aumento de la adicción a las pantallas y el fenómeno del "bedrotting" (pasar largas horas en la cama usando dispositivos electrónicos), la fatiga asociada a la crianza de hijos, y el estrés relacionado con la vida laboral y la incertidumbre post-pandemia.

Una situación global

La situación no es exclusiva de Estados Unidos. La doctora Victoria Güemes, psicóloga y especialista en sexualidad, ofrece una perspectiva local sobre cómo estos patrones se reflejan en Argentina.

Según Güemes, aunque no se observa un descenso tan tajante en la actividad sexual en el país como en el contexto estadounidense, sí es cierto que hay factores similares que influyen en el comportamiento sexual de los argentinos.

"El contexto cultural, económico y social de Argentina juega un rol importante. En nuestra sociedad, aunque la sexualidad se sigue viviendo de manera activa, muchos factores, como la incertidumbre económica, las responsabilidades familiares y el acceso a información, están moldeando la manera en que las personas se vinculan sexualmente," explica Güemes.

En cuanto a los jóvenes, la especialista destaca que aunque hay una mayor información y consciencia sobre prácticas sexuales más seguras y consensuadas, también se observa una tendencia a postergar el inicio de las relaciones sexuales.

"Hoy, los jóvenes llegan con más conocimientos y una visión más madura sobre la sexualidad, lo que hace que se posponga el inicio de la actividad sexual, pero no necesariamente que haya un desinterés o una pérdida de curiosidad. Al contrario, siguen siendo curiosos y están dispuestos a explorar, aunque bajo nuevas condiciones," agrega la especialista.

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Aunque hay una mayor información y consciencia sobre prácticas sexuales más seguras y consensuadas, también se observa una tendencia a postergar el inicio de las relaciones sexuales.

Aunque hay una mayor información y consciencia sobre prácticas sexuales más seguras y consensuadas, también se observa una tendencia a postergar el inicio de las relaciones sexuales.

A nivel de parejas, la doctora menciona que la calidad de los encuentros está tomando mayor relevancia que la cantidad. "Las parejas hoy buscan encuentros más consentidos, informados y satisfactorios. La penetración ya no es la única forma de medir la actividad sexual. Las personas están más abiertas a prácticas diferentes como el sexo oral, caricias y otros tipos de intimidad que no siempre son contados como 'sexo'. Esto nos lleva a replantear la idea de 'frecuencia sexual', ya que muchas veces lo que se considera como baja actividad no refleja la realidad de la intimidad compartida," señala Güemes.

Factores comunes entre Argentina y Estados Unidos

El estudio estadounidense menciona varios factores comunes que también se observan en Argentina. Entre ellos se encuentran la creciente dependencia de la tecnología, el exceso de tiempo frente a pantallas, el estrés laboral y económico, y las preocupaciones sobre la salud y las relaciones sociales. Estos elementos, afectan tanto la cantidad como la calidad de las relaciones sexuales, y son reflejo de un cambio en las dinámicas sociales más amplias.

"El uso excesivo de dispositivos electrónicos y la vida digital han afectado las relaciones interpersonales. Esto reduce el tiempo y el espacio dedicado a la conexión emocional, que es crucial para el deseo y la satisfacción sexual," explica la especialista. Esta distracción tecnológica contribuye al deterioro de la comunicación en las parejas, lo que puede resultar en una menor intimidad física.

La crisis económica también juega un papel relevante. En Argentina, los desafíos económicos y la presión por mantener un trabajo y una estabilidad financiera afectan no solo la vida laboral, sino también las relaciones familiares y de pareja. "El cansancio, las preocupaciones económicas y las responsabilidades familiares absorben gran parte de la energía que antes se destinaba a la relación de pareja," afirma Güemes.

La soledad involuntaria y las aplicaciones de citas

Otro aspecto es el creciente fenómeno de la soledad involuntaria, especialmente en los solteros. La pandemia y el posterior aislamiento social han provocado que muchas personas se retraigan y eviten interactuar en entornos sociales.

Esto ha llevado a un mayor uso de aplicaciones de citas como una forma más "rápida" de conocer personas. Sin embargo, Güemes advierte que esta modalidad puede tener efectos negativos en la calidad de las relaciones.

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 La pandemia y el posterior aislamiento social han provocado que muchas personas se retraigan y eviten interactuar en entornos sociales.

La pandemia y el posterior aislamiento social han provocado que muchas personas se retraigan y eviten interactuar en entornos sociales.

" Las aplicaciones de citas permiten conocer a alguien sin los pasos tradicionales de socialización, pero también pueden llevar a encuentros poco satisfactorios. El hecho de conectar rápidamente no siempre se traduce en una relación profunda o en una satisfacción emocional, lo que puede contribuir a la frustración y al aislamiento," comenta la especialista.

La promesa de conveniencia que ofrecen estas plataformas puede ser contraproducente, ya que muchos usuarios buscan satisfacer una necesidad inmediata sin considerar la calidad o el compromiso emocional en sus interacciones.

El reto de recuperar la conexión emocional

Tanto en Estados Unidos como en Argentina, el descenso de la actividad sexual no es simplemente una cuestión de cantidad, sino de calidad y de las condiciones sociales y personales que influyen en las relaciones. La conexión emocional, el contexto cultural y las presiones externas juegan un papel central en cómo las personas se vinculan sexualmente.

Para contrarrestar estos efectos, Güemes recomienda una vuelta al equilibrio, donde la calidad de los encuentros sexuales y la comunicación en pareja sean priorizadas. "Es fundamental que las personas se tomen el tiempo para conectar emocionalmente, más allá de la frecuencia sexual. La intimidad es un proceso de construcción constante, y es importante trabajar en la comunicación, en la confianza y en el deseo mutuo," concluye la doctora.

Aunque la tendencia global muestra un descenso en la actividad sexual, es relevante reconocer las particularidades de cada contexto, y entender que no es la cantidad, sino cómo las personas se sienten satisfechas y conectadas con sus parejas.