Fernández cumple condena por agredir a su pareja y privarla de su libertad en 2016, cuando todavía tenía identidad masculina, y fue trasladada al pabellón femenino en el penal de Bouwer después de su cambio de género en 2018.
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La resolución judicial, firmada el 31 de octubre, ordena que Fernández sea trasladada a una celda donde no tenga contacto con hombres ni mujeres, con el fin de preservar los derechos de las internas en el pabellón femenino de Bouwer. Los jueces argumentaron que, al priorizar los derechos de Fernández, se puso en riesgo la seguridad de las 481 mujeres alojadas en el establecimiento.
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Gabriela Nahir Fernández, que fue condenada originalmente bajo su identidad masculina por lesiones leves calificadas y privación ilegítima de la libertad, cambió de género en la cárcel y fue trasladada al pabellón femenino en 2018.
Sin embargo, su presencia en el penal ha sido fuente de conflicto debido a acusaciones de amenazas, agresiones y un reciente caso de abuso sexual, según el fallo de la Cámara.
Antecedentes de violencia y denuncias en libertad
Desde su cambio de género y posterior ingreso al pabellón de mujeres, Fernández enfrentó múltiples denuncias de violencia. Tras obtener su nuevo DNI y salir en libertad condicional, volvió a prisión en 2019 cuando una pareja denunció agresiones bajo su anterior identidad masculina.
"Una vez en libertad, surge confusamente que formula denuncias contra su pareja del momento adoptando su anterior identidad. Otras parejas de ese lapso en libertad también la denunciaron por hechos vinculados a violencia de género", describieron los jueces.
Según los jueces, la conducta de Fernández ha sido contradictoria: "Paradójicamente, nos encontramos ante un supuesto contrario al previsto, es decir, la imputada, quien se autopercibe mujer y perteneciente al grupo LGBTI, es la que convierte en víctimas o presas de sus necesidades o gustos a sus compañeras, aprovechando, claro está, que se encuentra alojada en un establecimiento que no estaría preparado para esos casos de excepción, al menos por el momento", expresaron los magistrados en su resolución.
El fallo destaca que, en lugar de adaptarse a las normas de convivencia del penal, Fernández empleó "viejos códigos carcelarios" para intimidar y manipular a las otras mujeres del pabellón, usando "su identidad para ejercer una especie de dominio sobre otras internas". Ante esta situación, se decidió que Fernández no podrá compartir celda ni con mujeres ni con hombres.
Además de ordenar su aislamiento, el tribunal autorizó al Servicio Penitenciario provincial a trasladar a Fernández a otro establecimiento, dada la acumulación de sanciones disciplinarias.