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Cambio de huso horario en Argentina: qué pasa si se atrasa una hora el reloj, según un especialista

El ingeniero José Stella analizó el proyecto para cambiar el huso horario en Argentina: explicó por qué no generaría ahorro de energía ni resolvería los picos de consumo.

La Cámara de Diputados de la Nación aprobó esta semana un proyecto que propone modificar el huso horario de la Argentina con el objetivo de ahorrar energía. La iniciativa plantea que el país deje de regirse por el horario GMT-3 y pase al GMT-4, en sintonía con su ubicación geográfica real.

Para analizar el impacto de la medida, AIRE entrevistó al ingeniero José Stella, docente de la Universidad Tecnológica Nacional, quien fue contundente: “No vamos a ahorrar nada, incluso puede gastarse un poco más”.

Un huso horario que no coincide

Stella explicó que la Argentina está “corrida” respecto de su huso horario natural desde hace más de cinco décadas. “Este horario (GMT-3) lo tenemos desde los años 70, pero lo que corresponde sería el GMT-4. Es decir, estamos adelantados una hora respecto de nuestra posición geográfica”, indicó, en diálogo con el programa "Creo".

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¿Se ahorra energía al atrasar el reloj?

El especialista fue categórico: “No hay ahorro. El último estudio serio sobre el tema, realizado por la Secretaría de Energía en Argentina, muestra que incluso puede haber un gasto mayor”.

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El ingeniero detalló que el sistema eléctrico argentino alcanza su pico de demanda entre las 15 y las 16 horas, cuando la mayoría de los aires acondicionados están encendidos de manera simultánea. “Ese punto crítico no se modifica con un cambio de huso horario”, afirmó.

El impacto cultural y económico

Más allá del consumo eléctrico, Stella sostuvo que un eventual cambio de hora tendría consecuencias prácticas y económicas:

  • “Si se cambia y se mantiene de forma definitiva en el GMT-4, no habría mayores inconvenientes”, explicó.
  • Pero advirtió que si se adopta el sistema de hora de verano e invierno, con modificaciones cada seis meses, se generarían costos extra: actualización de software, medidores, sistemas bancarios y de telecomunicaciones, además de problemas de coordinación entre provincias.

“En un país federal como el nuestro, puede pasar que algunas provincias adhieran y otras no, como ya ocurrió en el pasado”, recordó.

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La costumbre argentina, un factor clave

El ingeniero también señaló que el debate no puede desligarse de los hábitos culturales: “En Europa o Estados Unidos cenan a las 7 de la tarde, y su jornada termina más temprano. En Argentina, la mayoría cena entre las 9 y las 10 de la noche. Por eso, aunque se adelante o atrase el reloj, seguimos usando luz artificial y aire acondicionado en los mismos horarios”.

En conclusión, Stella resumió: “Cambiar de huso horario no genera ahorro de energía. El sistema eléctrico va a seguir teniendo los mismos picos de consumo, y lo que se gana a la mañana se pierde a la tarde”.