Francia, Alemania, Suiza, Austria y Portugal son algunos de los países que en los últimos años adoptaron figuras jurídicas para defender y hacer valer los derechos de los animales en una Justicia escrita por y para humanos. Reconociéndolos como seres con particularidades y capacidades similares a las personas, Argentina tiene la oportunidad de imitar aquellas legislaciones a partir de un proyecto presentado en Diputados por la legisladora Graciela Camaño. Los animales podrían ser considerados "personas no humanas" en lugar de meras cosas o bienes.
Los animales están dotados de particulares condiciones y características asociadas a la cuestión cognitiva, a la sensibilidad, al modo de relacionarse entre sí y con el mundo exterior, expresa la iniciativa presentada el 14 de abril. "Son los argumentos que se han fundamentado en el contexto jurídico internacional y también en nuestra propia doctrina. No es nada del otro mundo", señaló la diputada nacional Graciela Camaño en diálogo con Aire Digital.
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El proyecto no se orienta específicamente a una determinada especie de animales, ya que el objetivo es modificar lo que ellos significan para la normativa argentina. Así, con la incorporación de la categoría de "personas no humanas", los animales dejan de ser propiedades y se garantiza la defensa de sus derechos básicos: el derecho a la vida, a la libertad, la salud y una adecuada asistencia alimentaria.
"Esta ley legitima a toda persona, institución o asociación para actuar en defensa y protección de los animales", señaló la legisladora autora del proyecto, extendiendo a su vez la responsabilidad del buen trato animal a la sociedad. "Muchas personas que están comprometidas con los animales salen en su defensa sin ninguna herramienta jurídica o legal" que fundamente el reclamo ante la Justicia; "salen porque quieren a los animales", expresó la diputada. Por lo que la iniciativa, en definitiva, brinda una herramienta legal "para que cualquier persona proteja a los animales y pueda ir a pleitear a los Tribunales con una defensa en serio y no que se transforme en una pelea de vecinos".
El texto establece además la obligación al Estado para promover políticas públicas y acciones orientadas hacia el diseño y la urbanización "amigable con los animales", por lo que no podrán permanecer en zoológicos públicos o privados, como tampoco ser mantenidos en cautiverio, confinamiento o condiciones de explotación o abuso. Tampoco podrán ser utilizados como parte de investigaciones o pruebas ni producto de cualquier transacción comercial.
Claro está que el proyecto abre las puertas a múltiples interpretaciones en torno a, por ejemplo, qué animal puede ser considerado una persona no humana. Sin embargo, sentaría sin dudas, las bases para repensar los animales como individuos y no como propiedades o seres al servicio de la humanidad.
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Para la diputada Camaño, esta ley "en algún momento va a salir". Porque, tal como fundamenta el texto presentado en la Cámara Baja del Congreso, en los últimos tiempos, el ser humano -y la sociedad en su conjunto- está cambiando su concepción con la fauna y flora que la rodea, y ha comenzado a concientizarse sobre el valor y la necesidad de guardar respeto para con otras especies vivas.
"Cuando uno se sienta a mirar un gorila con el ojo de alguien que mira un animal no se da cuenta de que lo que está mirando es alguien que tiene su propia carga genética", concluyó la legisladora apelando a la empatía.
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