El femicidio de Chiara Páez ocurrió en mayo del 2015 en la ciudad de Rufino, al suroeste de la provincia de Santa Fe.
El domingo 10 de mayo de 2015, la ciudad de Rufino (ubicada cerca de Venado Tuerto, en el suroeste de la provincia de Santa Fe) amaneció conmocionada por la desaparición de Chiara Páez. La adolescente de 14 años había salido con sus amigas la noche anterior, pero luego dejó el grupo y les dijo que se iba a encontrar con su novio, Manuel Mansilla. Desde ese momento, se desconocía dónde y como estaba.
La familia de Chiara denunció que no había regresado a su casa y la Policía rastrilló el pueblo junto a los vecinos para encontrarla. El cuerpo fue hallado horas después, enterrado en el patio de la casa familiar de Mansilla, quien la había asesinado a golpes.
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La brutalidad del femicidio, la corta edad de Chiara, la complicidad de la familia del asesino (que hizo un asado junto al lugar donde habían enterrado el cuerpo minutos antes) y el hecho de que la joven estaba embarazada al momento de morir fueron factores que hicieron estallar la indignación social. Millones de mujeres argentinas volcaron en las redes sociales y en las calles la bronca acumulada durante años de sobrevivir en una sociedad signada por la violencia de género.
Bajo la consigna "Ni una menos, vivas nos queremos", se convocaron cientos de marchas simultáneas en todo el país. La fecha elegida fue el miércoles 3 de junio por la tarde y la concentración central tuvo lugar en Buenos Aires, frente al Congreso de la Nación.
La masividad de la convocatoria fue inédita para el movimiento feminista de Argentina, que desde entonces se organiza cada 3 de junio para seguir reclamando políticas públicas de protección a las mujeres, las infancias y las disidencias. El reclamo trascendió las fronteras y se replicó en varias ciudades de América Latina y España.
En 2020, al cumplirse cinco años del crimen de Chiara Páez, su papá, Fabio Páez, habló con Télam sobre el punto de inflexión que significó el femicidio de su hija para la sociedad argentina. "Creo que Chiara fue la gota que rebalsó el vaso. La violencia no empezó el 10 de mayo del 2015, cuando fue el femicidio de Chiara.
Viene de muchos años. La terrorífica situación que se vivió esa noche, golpeada, enterrada en un patio, comiendo asado la familia a pocos metros de su cuerpo, catorce años, embarazada, una chica buena, sencilla, común, que iba a un hogar de ancianos y a un comedor a ayudar. Que le haya pasado esto hizo un cambio en muchas cabezas y generó algo muy espontáneo en todos lados", sostuvo Fabio en esa oportunidad.
Sobre el 3J, explicó que es una fecha que a la familia le genera "sensaciones encontradas": "Hay tristeza y dolor, pero también mucho orgullo. A pesar de que haya sido por el femicidio de Chiara, que hayan levantado su nombre como base del movimiento del Ni Una Menos, tanto a nivel nacional como internacional, en Uruguay, México, Bulgaria y otros países, provoca muchas sensaciones diferentes", reflexionó.
"Fue un antes y un después del 2015. Creo que pegó mucho, entró mucho en el ciudadano común. Hubo mayor cuidado y concientización, se comenzaron a tomar otras precauciones, particularmente en las ciudades más chicas. Se formaron grupos de padres y madres, muchos grupos que asesoran a mujeres que sufren violencia de género. A pesar de que falte mucho por hacer, sobre todo a nivel judicial, se abrieron muchas líneas a las que llamar y obtener respuestas", agregó y advirtió: "Lo único que falta es que se aceleren un poco las políticas para prevenir esto".
En julio de 2016 el juez de Menores Adrián Godoy encontró a Manuel Mansilla "penalmente responsable" del femicidio, pero la pena se estableció un año después, en septiembre de 2017, cuando el condenado alcanzó la mayoría de edad. El juez Javier Prado le dictó una condena de 21 años y 6 meses de prisión, confirmada el 2 de marzo de 2018 por la Cámara de Apelaciones de Rosario.
Un recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la defensa del joven envió el expediente a la Corte santafesina, que el 27 de diciembre de 2021 anuló la condena dictada por el juez Prado y ordenó que la misma sea nuevamente establecida por un tribunal de la Justicia de Menores, ya que Mansilla tenía 17 años cuando asesinó a Chiara Páez.
El fallo de la Corte estableció que era aplicable al caso una sanción correspondiente a la "tentativa de homicidio", cuya escala penal va de 10 a 15 años, al fundar su resolución en el artículo 4 de la ley 22.278 sobre el régimen juvenil penal.
En marzo de este año, el tribunal integrado por los jueces Guillermo Llaudet, Georgina Depetris y Javier Beltramone cumplió con la orden de la Suprema Corte de Justicia de Santa Fe y estableció que Manuel Mansilla cumpla una pena de 15 años de prisión en vez de los 21 y 6 meses que se habían dictado originalmente. Esto posibilita que en pocos meses el condenado ya esté en condiciones de pedir la libertad condicional y salir de la cárcel.
El 31 de marzo, la familia de Chiara Páez apeló ante la Corte santafesina la reducción de condena que benefició a Mansilla. El recurso fue presentando por el fiscal Fernando Palmolelli por instrucción particular de la Procuración General. Aún esperan respuesta.
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