La sequía en la provincia de Santa Fe hace que los pequeños productores de Santa Lucía, un paraje rural a 30 kilómetros de Vera, se turnen para usar la cisterna que les presta la Municipalidad de Vera para llevar agua a sus animales.
La planta potabilizadora hoy funciona las 24 horas de lunes a lunes. De día se cargan nueve cisternas, durante la noche se suman otras nueve. Cada carga tiene 8.000 litros.
Los productores se turnan para realizar los viajes y poder abastecerse. Lucio Molina realiza tres viajes de diez kilómetros, ida y vuelta, desde la planta potabilizadora al campo para llevar agua a su represa.
"A la noche es más tranquilo", asegura Molina que en menos de un año perdió a la mitad de sus animales. De los 100 que tenía, 30 murieron por la falta de agua. Otros 20 fueron vendidos para pagar las deudas y gastos que tenía.
Por la sequía, cómo es el traslado del agua
La cañada La Sarnosa hoy luce sin agua. El caudal en el que antes los aldeanos se reunían para pescar, es un solo terrón de tierra árida.
El ingenio es clave para poder mantener a los animales en pie. Una vez que Molina llega a su campo descarga el agua de la cisterna a una represa, luego con la ayuda de un grupo electrógeno carga las piletas para que los caballos y vacas puedan tomar agua.
"Esto lo hago todas las noches. Ya estoy acostumbrado", cuenta a AIRE el productor que a pesar de las adversidades la sigue peleando para mantener lo que le queda en pie. "Me voy a morir trabajando", afirmó.
"Esto es un certificado de la miseria. Nosotros tendríamos que tener un tanque australiano", concluyó Molina sobre la situación que le toca vivir y la falta de recursos que afecta a la región.
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