La leyenda del fantasma que aterrorizó a la ciudad de Santa Fe y 95 años después sigue sin explicación
Un personaje inquietante sembró el terror en los barrios Mariano Comas y Barranquitas, allá por 1930. Su figura quedó grabada en los archivos de la época y en la memoria popular. Vecinos, policías y bomberos jamás lograron atraparlo y el misterio permanece intacto.
En una Santa Fe llena de mitos, pocos relatos impactaron tanto como el del Hombre Desnudo.
EnSanta Fe las leyendas urbanas sobre figuras paranormales desbordan en cada rincón de la ciudad. La leyenda de El Hombre Desnudo que sembró terror en los barrios Barranquitas y Mariano Comas hace casi 100 años atrás, es una de ellas, y tal vez una de las más inquietantes.
Cómo nace la historia de El Hombre Desnudo
En una Santa Fe llena de mitos —del Viejo de la Bolsa al Loco de los Techos hasta el Fantasma de la Línea 9 y la Casa Embrujada—, pocos relatos impactaron tanto como el del Hombre Desnudo.
La proliferación de los rumores sobre la presencia del espectro en el barrio junto con el aumento del temor y credibilidad de su existencia, llevó al equipo de el diario El Orden a ir en busca del extraño ser. El 1 de diciembre de 1930, llevó el caso a sus páginas con el título: “¡Un fantasma!: Todo un barrio está alarmado por el misterio de su aparición”.
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En una Santa Fe llena de mitos, pocos relatos impactaron tanto como el del Hombre Desnudo.
Los testimonios coincidán, se trataba de un personaje alto, desnudo, bigotes larguísimos, ojos que “echaban llamas” y una cicatriz roja que cruzaba su rostro. “Hay un muchacho enfermo porque se le apareció”, relató uno de los testigos a los redactores del medio.
Arturo, la primera víctima de El Hombre Desnudo
La primera aparición conocida fue al joven Arturo Canastrade, de 18 años. Cuando llegó a su casa en San Jerónimo 3643, vio a El Hombre Desnudo frente a la puerta. Gritó y quiso correr, pero sintió un abrazo helado antes de desvanecerse.
Su hermano lo encontró inconsciente sobre una mesa. Las puertas seguían cerradas. Nadie pudo explicar cómo Arturo entró, quién movió la silla que trababa el acceso o qué pasó en los minutos previos.
Al despertar, solo logró pronunciar tres palabras que quedaron grabadas en la historia santafesina: “El Hombre Desnudo”. A los pocos minutos volvió a sufrir espasmos de terror. Quienes lo conocían afirmaron que, tras aquel episodio traumático, “quedó loco”.
La persecución imposible detrás de El Hombre Desnudo
El caso movilizó a policías, bomberos y vecinos, que organizaron rondines nocturnos para atraparlo. Sin embargo, El Hombre Desnudo esquivó disparos a corta distancia, se escabulló entre techos, y desapareció frente a decenas de testigos.
El episodio más recordado ocurrió cuando, tras una persecución, se refugió en un pozo de tres metros. Cuando los agentes miraron hacia abajo, no había nadie.
El mensaje de la prensa a El Hombre Desnudo
La conmoción fue tal que los periodistas de El Orden publicaron una carta abierta dirigida al misterioso personaje. Lo invitaban, con humor, a cenar y contar “noticias del mundo de donde se ha escapado”. También ironizaban sobre su costumbre de “asustar gente” y “hacer ruidos de hierro”.
Aun así, la mezcla de miedo y fascinación crecía. Mientras algunos hablaban de sugestión colectiva, otros sostenían que se trataba de un maniático o un vagabundo. Pero nadie logró comprobarlo.
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En una Santa Fe llena de mitos, pocos relatos impactaron tanto como el del Hombre Desnudo.
La huella de El Hombre Desnudo en los barrios de Santa Fe
En 1930, Barranquitas tenía un panorama campestre y rural. Se destacaba por ser una zona de terrenos, en gran parte, sin edificar, en el que la fauna y la flora se consagraban como los participantes principales del paisaje.
Tras los usos recurrentes de la tierra, las cavas fueron un resultado que, por su profundidad, asimilaba la forma de pequeñas barrancas, y de ahí surgió el nombre con el que actualmente conocemos al barrio. Los vecinos aseguraban que El Hombre Desnudo se escondía allí.
Su figura dominó semanas de conversaciones, hasta que finalmente se esfumó de las calles y de los diarios. Sin embargo, la tradición oral mantuvo viva la historia. A casi un siglo, El Hombre Desnudo sigue siendo uno de los enigmas más inquietantes de la ciudad. El aura de misterio persiste en la tradición oral, que todavía guardan relatos y versiones sobre aquella presencia invisible.