Su historia comenzó en 2003, cuando trabajaba en la línea de larga distancia entre La Plata, provincia de Buenos Aires, y Salvador Mazza, Salta. Durante uno de esos trayectos, decidió regalar un pedacito de queso Sardo a sus pasajeros para alegrarles el día. “Les ofrecí un pedacito a cada uno para que el viaje no sea tan aburrido”, recuerda con mucho cariño el inicio de una tradición que cambiaría su forma de trabajar.
El colectivo como espacio de contención y apoyo
Desde aquel día, Darío eligió trabajar de una manera distinta, basada en el vínculo cercano con sus pasajeros. Con el tiempo, llegó a conocer a cada uno de los estudiantes que transporta hasta saber en qué parada se baja cada uno, brindándoles seguridad con su atención constante.
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Cada día, Darío acompaña a los jóvenes en su viaje, generando un espacio de confianza, escucha y comunidad sobre ruedas.
Además, presta especial atención al ánimo de los chicos. Si nota que alguien está callado o decaído, se acerca con empatía: “¿Tuviste examen? ¿Qué te pasó? Te veo distinto”, les dice. Para él, escuchar y estar presente también es parte del servicio.
Con el tiempo, el vínculo con los estudiantes se volvió tan fuerte que decidió crear un grupo de WhatsApp para que pudieran ayudarse entre ellos y resolver dudas. “Lo armé pensando en ellos, para que no estén solos. De esta forma se cuidan, se conocen y se acompañan”, cuenta.
Tradiciones que fortalecen las amistades y dejan una huellas
Cada cumpleaños, Darío recibe a cada estudiante con una pequeña picada en el colectivo. No lo hace solo para celebrar, sino para fomentar el encuentro. “Quiero que coman, que se hagan amigos, que charlen. Esto no es solo un colectivo, es una familia ”, dice.
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Lo que empezó como un gesto simple, se volvió una tradición: Darío celebra su cumpleaños con los estudiantes.
El gesto que lo hizo viral y que emocionó a toda Santa Fe
En 2022, Darío se volvió viral al participar de los festejos de Manuela, una joven de Paraná que se recibió y viajó durante cinco años todos los días a la Universidad Nacional del Litoral junto a él.
El vínculo entre ambos se forjó con el tiempo: él la acompañó en cada trayecto con palabras de aliento y gestos de apoyo. En el día de su recibida, Manuela lo invitó a formar parte de la celebración junto a su familia y amigos, como muestra de agradecimiento.
Un viaje que se transformó en vínculo
Para Darío, ser chofer significa mucho más que manejar. “Lo hago feliz, ya lo incorporé. Es mi fuerza. Trabajo para la gente y todos me conocen por darles una mano. ¿Qué cuesta dar una mano?”, se pregunta.
Aunque todavía le quedan varios años antes de jubilarse, Darío ya piensa en seguir acompañando a los estudiantes de alguna manera cuando llegue ese momento. “Tengo 57 años y sí, tengo pensado hacer algo con los chicos, pero más adelante. Todavía me faltan años”.
Con la misma calidez que lo caracteriza al volante, Darío imagina un futuro donde el vínculo con los chicos no se termina con el último viaje, sino que se transforma. Porque para él, más que un recorrido diario, lo que construyó en su colectivo es una familia.
Embed - Se recibió de abogada y festejó con el chofer de colectivo que la acompañó durante toda la carrera