Escuelas, familias, instituciones y vecinos se unieron en un súper viernes solidario junto a AIRE y el Movimiento Los Sin Techo.
Desde temprano, AIRE vivió una jornada inolvidable. Móviles en la calle, oyentes llegando al estudio, historias que conmovieron hasta las lágrimas. Fue un viernes distinto: cargado de cajas, de encuentros y sobre todo, de solidaridad.
Uno de los primeros destinos fue la escuela N°1277 "José Robustiano Aldao", en la localidad de Recreo. Allí, la docente Blanca Ramírez lidera un proyecto educativo que va mucho más allá de los contenidos. Junto a sus alumnos, prepararon tres cajas navideñas con productos, cartitas escritas a mano y hasta pancitos dulces extra.
"Nos costó mucho juntar las cosas, porque muchos de nosotros también necesitamos, pero eso no nos impidió ayudar", contó Blanca con emoción. "Aca no solo se enseña a sumar y restar, se enseña a ser solidarios", agregó.
En Cabaña Leiva, otra historia llegó directo al corazón. Ramón y su esposa Laura prepararon una caja en su humilde casa. "Me crie con agujeros en las zapatillas. Sé lo que es no tener nada. Por eso, aunque no tengo mucho, doy con el corazón", dijo Ramón entre lágrimas. El gesto cobró un valor inmenso al saberse que él está atravesando un momento difícil de salud. "No importa lo que se da, sino desde dónde se da", cerró.
En otra zona de Cabaña Leiva, Eugenia se convirtió en la líder espontánea de la iniciativa. Escuchó la campaña por la radio y no dudó. Reunió a los vecinos y, de a poquito, entre un aceite, un paquete de fideos y una mayonesa, armaron dos cajas completas. "Todos pusieron algo y lo hicimos con mucho amor", dijo Eugenia, quien además decoró las cajas con adornos hechos en porcelana fría por sus hijas. Un detalle que las convierte en regalos únicos.
Mientras tanto, en el estudio de AIRE, llegaban oyentes cargados de solidaridad. Y entre esas historias, llegaron ellas. Mónica, Ana y Fabiana aparecieron con dos cajas en mano y una historia que se fue revelando entre risas, anécdotas y recuerdos. "Somos un grupo que terminamos la secundaria juntas. Escuchamos la campaña de AIRE y dijimos: 'tenemos que colaborar'", contaron.
"Yo terminé en el 75", dijo una. "Nosotras en el 79", se rieron. La complicidad era total. Lo más lindo es que no solo llegaron ellas: también trajeron cajas que juntaron en un gimnasio de Santo Tomé, del grupo de las 8 de la mañana.
La Universidad Siglo XXI también dio el presente. Lo que iba a ser "una caja para colaborar" se convirtió en 20. Veinte cajas forradas, etiquetadas, con carta incluida y armadas por alumnos, docentes y autoridades. "Queremos que nuestros estudiantes salgan al mundo con responsabilidad social", expresaron desde la institución.
Y cuando todo parecía haber alcanzado su punto más alto, llegaron las 50 cajas donadas por Flavio Mendoza. La producción de "Una Mágica Navidad", con se sumó a la campaña.
"Yo sé lo que es armar una caja, lo hacíamos de chicos para llevar al interior. Saber que ahora podemos alegrar 50 mesas es un sueño cumplido", comentó Facundo Mazzei, parte de la producción del espectáculo "Una Mágica Navidad".
Pero sin dudas, uno de los gestos más conmovedores llegó de la mano de Pachu. Andrés, como se llama, sufrió un accidente laboral que lo dejó con una prótesis y fue diagnosticado con síndrome de Down. Como parte de su terapia, comenzó a hacer dibujos y frases en tarjetas navideñas. Este viernes llevó casi 50 ilustraciones hechas a mano para acompañar las cajas. "Todo se puede lograr si se hace con amor", dijo con una sonrisa que iluminó el estudio.
Cada una de estas cajas no es solo un paquete con productos. Es una historia. Es una familia que piensa en otra. Es una mano extendida. Es una carta escrita con deseos sinceros. Es un mensaje de que hay futuro. Este viernes, Santa Fe vivió una jornada solidaria inolvidable. Y AIRE fue el hilo conductor de todas esas historias que hoy, más que nunca, nos recuerdan que la solidaridad es el idioma común de los que sueñan con un mundo mejor.
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