Era cuestión de tiempo. Ante la inminencia de la llegada del Fenómeno del Niño y frente a la necesidad de realizar trabajos de reparación del sistema de defensas del Gran Santa Fe, en los próximos días se inicia el proceso de reubicación de familias asentadas sobre los terraplenes o en los taludes del anillo.
Será en inmediaciones de las obras de reconstrucción del Terraplén Garello, en la zona de Colastiné Norte de esta ciudad capital, donde el Gobierno de la Provincia y la Municipalidad de Santa Fe llevarán adelante el traslado de las primeras cinco familias.
Así lo confirmó el director provincial de Localización y Adquisición de Tierras, Francisco Alda, en el programa Creo, que se emite cada mañana por AIRE. Los trabajos en el Terraplén Garello se iniciaron en mayo, pero la existencia de estas cinco viviendas en inmediaciones de la obra impiden el correcto avance de un proyecto imprescindible para garantizar la seguridad de quienes viven en esta zona de la costa.
"En los últimos días sugerí una reunión urgente entre todas las áreas involucradas, para planificar la reubicación de familias que se encuentran en otros puntos de los anillos de defensas donde habrá que realizar tareas de mantenimiento", dijo Alda.
Hasta ahora el Gobierno no dio a conocer una estimación de cuántas familias deberán ser reubicadas en todo el Gran Santa Fe, donde según datos del Movimiento Los Sin Techo existen unos 1.300 ranchos. Muchos de ellos en zonas vulnerables ante inundaciones.
Frente a estas contingencias, el próximo lunes 7 se realizará este encuentro, del que se esperan que participen representantes de distintos ministerios (Desarrollo Social; Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat; Salud, Seguridad, Economía, entre otros), junto a autoridades de los municipios y comunas que integran el Gran Santa Fe.
En los próximos días se abrirá una licitación para llevar adelante obras de mantenimiento en todo el sistema defensivo del área metropolitana -son casi 135 kilómetros de terraplenes que protegen a más de medio millón de personas-. Y para que estos trabajos puedan efectuarse, será necesario reubicar a una importante cantidad de familias que durante los últimos años de ríos bajos construyeron sus viviendas sobre las defensas y en ambos lados de los taludes.
Con respecto a estas cinco primeras familias que deben ser relocalizadas, en algunos casos el Estado las ayudará a construir nuevas viviendas en terrenos de familiares. En otros, se trabaja desde la Municipalidad para designar algún terreno cercano.
Así lo explicó Francisco Alda: "No todos los casos de asentamientos irregulares son iguales. Por ejemplo, en San Javier debimos trasladar a más de 140 familias que llevaban 20 o 30 años viviendo en las defensas. Hay que atender la cuestión social, hay que tener mucho cuidado. El Estado no puede ir, avasallar y sacarlas abruptamente. Hay que hacer un trabajo muy cuidadoso".
El funcionario provincial intentó llevar tranquilidad ante lo que se avecina. En este sentido, insistió en que no todas las familias que viven sobre los terraplenes deberán abandonar sus viviendas. Sin embargo, confirmó que tendrán que ser reubicadas aquellas que habitan en sectores que requieren de mantenimiento o en puntos que impiden el trabajo de las máquinas.
Para aquellos que no tengan dónde ir, "hay diferentes programas para construcción de viviendas, que incluyen un trabajo social. Además, existen programas que tiene el Ministerio de Desarrollo, que se complementan". De todos modos, uno de los principales retos será encontrar lugares aptos para estas nuevas construcciones: "Le solicitamos a la Municipalidad que nos ofrezca terrenos donde podamos alojar a las familias", aseguró.
Alda reconoció que, ante este tipo de anuncios, existe la posibilidad de que nuevas familias decidan asentarse sobre las defensas para obtener algún tipo de ayuda del Estado: "Seremos muy cuidadosos. Hay que diferenciar a quienes llevan años viviendo en un lugar, de aquellas ocupaciones sorpresivas e inmediatas".
Comité de Emergencia Preventivo Fenómeno del Niño 2023/2024
Hasta el momento no hay certezas sobre si será un Niño débil, moderado o fuerte. Sin embargo, desde las esferas gubernamentales advierten que habrá que estar preparados para hacer frente a los escenarios más difíciles, aunque finalmente no sucedan
La Provincia de Santa Fe acaba de crear el Comité de Emergencia Preventivo Fenómeno del Niño 2023/2024 que tendrá como misión esencial coordinar las acciones necesarias para atemperar el posible impacto de las crecidas de los ríos y de las lluvias extraordinarias. No solo en la infraestructura sino, en especial, sobre miles de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
El presidente del Comité de Emergencia, Roberto Gioria, advirtió que estas obras de mantenimiento de las defensas no se pueden realizar si existen asentamientos poblacionales sobre los terraplenes o en los taludes.
Santa Fe y las ciudades o comunas que la rodean -San José del Rincón, Arroyo Leyes, Los Zapallos, Monte Vera e, incluso, Santo Tomé- se enfrentarán a un proceso de reurbanización en aquellos puntos del sistema de defensas que requiere de un mantenimiento que consistirá, básicamente, el elevar la altura de los terraplenes para garantizar el mismo nivel de protección a lo largo de los 135 kilómetros que lo conforman.
En esta tarea se verán comprometidas áreas gubernamentales como los ministerios de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe, de Salud, Economía y Producción; las secretarías de Protección Civil, de Hábitat, de Municipios y Comunas.
Roberto Gioria explicó que "el Fenómeno del Niño puede afectarnos de dos maneras. Una, a través de la crecida del río Paraná y todo su sistema. Otra, por lluvias extraordinarias en la región. Por eso dentro de los plantes de contingencia habrá emergencias pluviales y emergencias fluviales".
"Si los ríos están altos y llueve mucho sobre Santa Fe, habrá que garantizar el correcto funcionamiento de todo el sistema de bombeo para extraer el agua y que no se produzcan inundaciones dentro del anillo de defensa", agregó.
Los trabajos sobre las defensas costarán alrededor de 2.000 millones de pesos e implicarán mover nada menos que 100.000 metros cúbicos de tierra -a modo de ejemplo, esto representa colocar un metro de tierra a lo largo de 10 manzanas o 10 hectáreas de suelo-.
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