Desde temprano, el cielo celeste y blanco acompañó a cientos de familias que se acercaron para disfrutar del desfile cívico-militar, los shows musicales y las delicias criollas que perfuman el aire con ese inconfundible aroma a tradición.
Aunque la mañana arrancó fresca, el sol y el entusiasmo de la gente encendieron el espíritu festivo. Mate en mano, pastelito de membrillo o batata en la otra, los santafesinos coparon las tres cuadras entre J.P. López y Zeballos, donde el tránsito fue interrumpido para dar paso a la alegría.
"En un día muy especial y esto de conmemorar la muerte de Manuel Belgrano también es conmemorar su patriotismo, su valentía, su relación con la ciudad de Santa Fe. Él durmió acá, se hizo amigo del general del brigadier López y todo esto nos hace un poco comprometernos más a buscar esos valores y poder estar imitándolo para ser una ciudad mejor y un país mejor", sostuvo el intendente Juan Pablo Poletti
Y agregó: "Primero va a haber un desfile cívico-militar. Va a haber toda la puesta municipal, educación, cultura, deporte, peloteros. Creo que va ser una fiesta para que el día nos acompaña. Ojalá que pueda venir toda la familia a recorrer y que los santafecinos puedan disfrutar Facundo Zuviría".
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La gastronomía se robó todas las miradas. En cada esquina había una postal irresistible: bondiolas ahumadas, choripanes, sánguches y hamburguesas con pan artesanal. Todo de primera calidad, hecho con amor por vecinos como Miguel, que ponía “la impronta” en cada fuego.
Los que llegaron con el antojo dulce encontraron alfajorcitos de maicena, mini churros, conitos de chocolate y tortas alemanas de manzana y durazno. Todo casero y hecho con manos santafesinas. “El que prueba, vuelve”, decían con orgullo desde el puesto de panadería familiar.
El aire festivo, la buena energía de los emprendedores y el fervor patrio hicieron que el festival del Día de la Bandera en Facundo Zuviría sea mucho más que un acto: fue una experiencia que mezcló tradición, sabores y encuentro.