El crimen del comerciante Oscar Baños, de 73 años, conmociona a la ciudad de Santa Fe. El hombre falleció tras haber sido atacado a puñaladas por un delincuente mientras atendía en su negocio. Este jueves, los familiares del almacenero de barrio General Belgrano se reunieron con las autoridades del Ministerio de Seguridad, que reconocieron que se equivocaron en la realización del peritaje, que se hizo cuatro días después del homicidio.
"Este miércoles, después de cuatro días fueron a hacer las pruebas para buscar un ADN del asesino", dijo este jueves en AIRE Griselda, la hija de Baños. La mujer contó que está conforme con la autocrítica del Ministerio de Seguridad y que, pese a lo que hagan, su papá no va a regresar.
"Les pedimos que no nos abandonen. Mi papá era una buena persona y no se merecía esto. Era un trabajador y lo mataron como a un perro", soltó Graciela. "A mi papá no me lo devuelve nadie, ya lo dejé tres metros bajo tierra y el asesino, ¿quién sabe en dónde está? Ojalá sea el que está detenido. Quiero justicia. Tengo a mi mamá partida al medio", contó.
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Fernando, otro de los hijos del comerciante asesinado, también habló en AIRE y se quejó: "Queremos que esto se termine de una vez por todas. No podemos vivir con la inseguridad que estamos viviendo".
El ataque al comerciante Oscar Baños ocurrió el domingo por la mañana, en Alberti al 3000, y conmocionó a todo el barrio General Belgrano. El hecho ocurrió cuando Baños llegó para abrir su almacén familiar y a los pocos minutos se hizo presente un joven, quien empezó a exigir dinero de la caja. Ante la negativa del comerciante, el delincuente tomó una cuchilla del comercio y le propinó entre seis y ocho puñaladas.
A raíz de la gravedad de las heridas, el comerciante fue trasladado de urgencia y en forma particular por sus familiares al nuevo hospital Iturraspe. Fue atendido de inmediato por los profesionales de la salud, pero a raíz de la gravedad de las heridas, falleció.
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Lo insólito del hecho es que el delincuente que atacó salvajemente a Oscar se había hecho presente en el comercio el día anterior para pedirle comida. El comerciante y su familia accedieron a ese pedido y lo ayudaron. Un día después, el joven volvió al lugar decidido a cometer un robo.
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