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Salud obesidad | Actividad física | Hospital

Preocupa el impacto de la pandemia en el crecimiento de los casos de obesidad infantil

El 2020 fue un año atípico porque el escenario pandémico redujo las consultas de una enfermedad que venía creciendo entre los más chicos. Entre otras tendencias, influyen el sedentarismo asociado a la tecnología y el consumo excesivo de hidratos de carbono y azúcar.

Acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud: así define la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad, un problema que tiene especial gravedad cuando se da en la infancia y que advierten podría haberse agravado debido a la pandemia del covid-19 y las medidas extraordinarias puestas en marcha para enfrentarla.

El Hospital de Niños Orlando Alassia cuenta con un equipo interdisciplinario, integrado por pediatras clínicos y especializados en adolescentes, nutricionistas, servicios sociales, endocrinólogos, psicólogos, psiquiatras y profesores de educación física, que trabajan en la asistencia de casos de obesidad en niños.

En los últimos tres años, los especialistas detectaron un aumento de la obesidad entre los más pequeños, esta problemática va de la mano de un conjunto de factores entre los que se destacan el sedentarismo que acarrea el uso de la tecnología.

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El hospital Alassia cuenta con un equipo interdisciplinario, integrado por pediatras clínicos y especializados en adolescentes, nutricionistas, servicios sociales, endocrinólogos, psicólogos, psiquiatras y profesores de educación física, que trabajan en la asistencia de casos de obesidad en niños.

El hospital Alassia cuenta con un equipo interdisciplinario, integrado por pediatras clínicos y especializados en adolescentes, nutricionistas, servicios sociales, endocrinólogos, psicólogos, psiquiatras y profesores de educación física, que trabajan en la asistencia de casos de obesidad en niños.

La obesidad es una enfermedad crónica que no se resuelve en el corto plazo. Desde el equipo del hospital Alassia destacaron que el 2020 fue un año muy particular, ya que como consecuencia de la pandemia se perdieron un importante número de pacientes que no pudieron acceder a las consultas.

En el 2019 los especialistas asistieron a 718 niños con problemas de obesidad, en 2018 se habían registrado unos 777 turnos. Predominando los pacientes de 10 a 15 años. El 2020 dejó una preocupación en el equipo, ya que solo se registraron 155 consultas.

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“Las cifras disminuyeron en cuanto a la cantidad, pero sabemos que no son cifras reales, porque los chicos siguen sufriendo y ahora empiezan a regresar al hospital”, explicó el doctor Fabio Bastide pediatra especialista en adolescentes e integrante del equipo que trabaja en el hospital de Niños Alassia.

En el mismo período se observó que los pacientes con enfermedades crónicas como hipertiroidismo, diabetes, aumentaron significativamente de peso.

Influyeron en estos cuadros el hecho de no poder acudir a la escuela, la falta de actividad cultural y física. La imposibilidad de no poder acudir a los centros de salud también generó inconvenientes en el control de enfermedades crónicas. Muchas personas recayeron y si no estaban con sobrepeso, hoy lo tienen.

“Hay un aumento más por lo sedentario que trae la tecnología, en general los chicos están mucho tiempo frente a pantallas y esto favorece el no mover el cuerpo. Sumado a todo lo sociocultural de mala alimentación que se arrastra por falta de conocimiento o el impedimento de poder acceder a una buena alimentación”, destacó Bastide.

La falta de sueño y el mal dormir que están teniendo los niños como consecuencia del uso de pantallas afectan la rutina alimentaria. Ya que duermen gran parte de la mañana dejando de lado la actividad física. “La alimentación decae, no hacen el desayuno y cuando se levantan optan por ingerir harinas”, explicó el doctor.

También influyen aspectos económicos y socioculturales al momento de planificar la elaboración de los alimentos. El costo de las verduras por ejemplo, incide a que ciertas familias opten por lo más cómodo que es elaborar comidas basadas en hidratos de carbono. Por otro lado es importante desarraigar en las familias la idea de la obesidad como sinónimo de bienestar.

“Lo que se nota en el servicio de adolescencia es que está naturalizado el sobrepeso, vienen a la consulta por otra urgencia y uno detecta la obesidad. — explica Bastide— Se trata de pacientes que desde siempre tienen sobrepeso, pero es algo que no llama la atención a la familia por cuestiones culturales”.

El peligro de estos cuadros reside en el silencio que conllevan enfermedades como la hipertensión, el colesterol o el ácido úrico, independientemente de lo que se pueda pensar no son patologías exclusivas de los adultos y pueden afectar a los más chicos. “No nos tenemos que olvidar de eso en los niños y controlarlos”, reiteró Bastide.

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Los profesionales optan por realizar acuerdos o pautas de alimentación, dejando de lado las dietas, ya que estas no sirven o se rompen.

Los profesionales optan por realizar acuerdos o pautas de alimentación, dejando de lado las dietas, ya que estas no sirven o se rompen.

Al momento de acudir a la consulta pediátrica es importante pesar a los chicos y tomarles la presión. Esto colaborará a detectar y abordar la problemática en edades tempranas.

Las consultas con el pediatra son claves para empezar a trabajar sobre la alimentación de los más chicos desde los hábitos saludables que se centran en cuatro factores: alimentación, actividad física, dormir y actividad mental, que es lo que se hace en la escuela más trabajar la mente desde el placer.

Los profesionales optan por realizar acuerdos o pautas de alimentación, dejando de lado las dietas, ya que estas no sirven o se rompen. “Al no darle algo rígido es más fácil cumplirlo, si se buscan dietas estrictas estas se pueden cumplir uno o dos días. A los chicos hay que darles pautas o generar acuerdos nunca frustrarlos en las consultas, hay que mantener la empatía y que el paciente tenga ganas de regresar a la consulta”, explicó el pediatra.

En esta patología es necesario trabajar día a día, consulta a consulta y con cada paciente en particular. No es suficiente con la generalidad y se debe trabajar con el niño y su entorno.

Cuando en el equipo se plantea un camino a seguir en el que se recomienda llevar adelante actividad física, en ocasiones se dificulta el acompañamiento que tendrá el niño de parte de los adultos ya sea para salir a caminar o pasear. Esto se agudiza si se tiene que afrontar el costo de un club o un gimnasio.

Los profesionales destacan que se trata de una patología muy difícil y arraigada en la cultura de cada grupo, es por esto que se tiene que analizar cada caso en particular para brindar la mejor estrategia que se adapte a cada realidad.

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