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Salud juego online | Grupo AIRE |

Los beneficios de los juegos para la salud, en todas las etapas de la vida

Los juegos son cruciales para la salud neurológica en todas las etapas de la vida, estimula el cerebro, promueve conexiones neuronales y mantiene la agilidad mental.

“En las ilimitadas y variables actividades lúdicas saludables, se pueden aplicar y estimular funciones mentales como la creatividad, el razonamiento, la abstracción, la memoria. Al mismo tiempo, despertar emociones, alegría y curiosidad”, explica en diálogo con AIRE el doctor Hugo Valderrama, neurólogo y máster en neurociencias.

Cuando el juego es grupal, las redes neuronales asociadas a la sociabilidad, el lenguaje, la empatía, "no paran" de crear conexiones. Por esto, es crucial para el desarrollo y el mantenimiento de la salud cerebral.

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El Grupo AIRE salió a la calle a rememorar pasatiempos para agregarle diversión y recreación a las calles y plazas de Santa Fe.

El Grupo AIRE salió a la calle a rememorar pasatiempos para agregarle diversión y recreación a las calles y plazas de Santa Fe.

"Cuando la actividad lúdica saludable involucra actividad física, de tipo aeróbico principalmente, además de ser saludable del cuello hacia abajo, lo es del cuello hacia arriba.— sostiene el neurólogo— Esto es porque se liberan sustancias en el cerebro llamadas neurotróficos, que impulsan la creación de conexiones neuronales. Además, se activan sistemas metabólicos, que mejoran desde el estado de ánimo hasta el sistema inmune”.

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Valderrama asegura que el beneficio del juego varía en relación con las edades, intereses, pero los efectos saludables se dan siempre. Incluso cuando la persona es mayor, el cerebro nunca deja de conectar neuronas.

La importancia del juego en las distintas etapas de la vida

En la infancia, el juego es esencial para el desarrollo neurológico. En los primeros años de vida, el cerebro de un niño experimenta un crecimiento y desarrollo rápido. Proporciona la estimulación necesaria para ayudar a desarrollar conexiones neuronales sólidas y redes neuronales complejas.

A través del juego, los niños aprenden a resolver problemas, a desarrollar habilidades motoras finas y gruesas, y a comprender el mundo que les rodea. Estas experiencias lúdicas no solo son divertidas, sino que también son cruciales para establecer una base sólida para el aprendizaje futuro y el desarrollo cognitivo.

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Hugo Valderrama, neurólogo y máster en neurociencias.

Hugo Valderrama, neurólogo y máster en neurociencias.

En la adolescencia, es importante desde una perspectiva neurológica. El cerebro continúa experimentando cambios significativos, especialmente en áreas relacionadas con el control de los impulsos, la toma de decisiones y la regulación emocional.

Lo lúdico proporciona una forma segura y natural para que los adolescentes exploren y practiquen estas habilidades críticas. A través de actividades como los deportes, los juegos de mesa y la interacción social, aprenden a trabajar en equipo, resolver conflictos y desarrollar habilidades de comunicación efectivas, todo lo cual contribuye al desarrollo de un cerebro sano y equilibrado.

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El juego puede ser una forma poderosa de combatir el aislamiento social y promover una conexión significativa con los demás.

El juego puede ser una forma poderosa de combatir el aislamiento social y promover una conexión significativa con los demás.

En la etapa adulta, su rol es clave para mantener la salud cerebral y el bienestar general. A medida que las personas envejecen, el cerebro experimenta cambios naturales que pueden afectar la memoria, la atención y otras funciones cognitivas. Las actividades lúdicas colaboran en mantener el cerebro ágil y activo, promoviendo la neuroplasticidad y protegiendo contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Además, es una forma efectiva de reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fomentar una sensación de bienestar general.

En la vejez, el juego sigue siendo relevante desde una perspectiva neurológica. A medida que las personas envejecen, es crucial mantener el cerebro estimulado y comprometido para proteger contra el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Además, el juego puede ser una forma poderosa de combatir el aislamiento social y promover una conexión significativa con los demás, lo cual es fundamental para el bienestar emocional y mental en la vejez.

Cuáles son las consecuencias de no jugar

Las consecuencias de no jugar pueden ser considerables desde una perspectiva neurológica. “Se pierde una herramienta básica, evolutiva y necesaria para el aprendizaje, la maduración de emociones y el desarrollo cerebral en su totalidad”, detalla Valderrama.

La falta de estimulación lúdica puede contribuir al deterioro cognitivo, la pérdida de memoria y la disminución de la función cerebral en todas las etapas de la vida.

Además, puede aumentar el riesgo de depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental, ya que el juego proporciona una salida importante para el estrés y la tensión emocional.

“Los seres humanos podemos tener infinitos intereses, por lo tanto, es casi infinita la variedad de actividades y juegos que se pueden desarrollar”, recalcó el especialista.

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El beneficio del juego varía en relación con las edades, intereses, pero los efectos saludables se dan siempre. Incluso cuando la persona es mayor, el cerebro nunca deja de conectar neuronas.

El beneficio del juego varía en relación con las edades, intereses, pero los efectos saludables se dan siempre. Incluso cuando la persona es mayor, el cerebro nunca deja de conectar neuronas.

Es normal que lo que entretiene, despierta y active a una persona, no lo haga en otra. Muchas veces el “juego” quizás no es el modelo típico de entretenimiento, por ejemplo puede ser que un chico se anote en las olimpiadas de matemáticas de un colegio porque para él sea divertido descifrar acertijos de cálculos, y eso lo estimula, le genera asombro y lo hace feliz.

Pero frente a una oferta variada de actividades, cuando una persona muestra apatía y falta de iniciativa, es importante detectar si eso no está pasando también en otros aspectos de su vida y a su vez que lo está produciendo. “Cuanto más variados los estímulos lúdicos mejor, más áreas del cerebro se estimulan. Esto significa que lo ideal es que si bien uno puede tener preferencias y dedicar más tiempo a una actividad, existan momentos para la variedad”, aconsejó Valderrama.

Las pantallas insumen una importante cantidad de tiempo de la vida de las personas, este aspecto puede afectar el desarrollo de los más chicos y las relaciones de los adultos.

“La diversidad infinita de estímulos que brindan a nuestras neuronas el contacto pleno con otra persona, la sociedad y nuestro planeta, no son superados por ningún entorno virtual”, sostuvo el neurólogo.

Valderrama recalcó la necesidad de fomentar la inventiva, priorizar las actividades creativas, inclusive frente a la falta de recursos. “La familia de mi padre no podía comprarles juguetes, pero él me contó, por ejemplo, cómo un palo de escoba podía ser su espada, vara mágica, lanza, bastón del rey, palo de karate", recordó a modo de ejemplo.

"Los mundos no venían limitados y manufacturados en bandeja, su imaginación los creaba, esa inventiva la sigue teniendo hasta la actualidad. Lo mismo hicieron las generaciones sin videojuegos, donde no faltaron genios ni creativos. 'Más' no es sinónimo de 'mejor'”, finalizó.