¿Los argentinos están obsesionados con el dólar?, ¿cuándo surgió esta relación que se profundizó con el paso del tiempo?, ¿fue producto de un hecho histórico puntual?, ¿de qué manera semejante interés por el tipo de cambio condiciona las decisiones políticas de los distintos gobiernos a lo largo de la historia?
Estas y otras preguntas, son las que intenta responder el libro "El dólar, historia de una moneda argentina" (*), escrito por Ariel Wilkis y Mariana Luzzi, doctores en sociología -École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París-, investigadores del Conicet y profesores universitarios.
En el programa Creo, que se emite cada mañana en AIRE, Ariel Wilkis explicó de qué manera surgió y se fortaleció el vínculo entre los Argentinos y el dólar, una relación que atravesó a las elites, para convertirse en un fenómeno transversal y cultural.
—¿Por qué los argentinos parecemos estar enamorados del dólar? ¿Esta relación tiene que ver con algún hecho histórico puntual?
—La historia se remonta a 1931 y llega hasta el presente. No es un momento, sino una historia muy larga la que vincula a la sociedad argentina con el dólar.
Ese es el primer punto que este libro tiene a mostrar. Y el segundo, tomando tu pregunta, es que venimos a poner un paréntesis en esto de que existe un enamoramiento o una pasión por el dólar.
Para enamorarnos, para apasionarnos, tiene que suceder algo previamente. Tenemos que familiarizarnos, tenemos que conocerlo, tenemos que aprender a usarlo, aprender cómo interpretar el mercado cambiario, a conocer qué significan las fluctuaciones.
La historia larga que cuenta este libro es la historia de cómo una moneda, el dólar, una moneda extranjera, se vuelve una moneda familiar, una moneda ordinaria, una moneda que se incorpora en los modos con los que interpretamos, conocemos y vivimos la economía argentina.
Esa historia larga tiene momentos de inflexión, tiene momentos clave, como a fines de la década de los 50.
El dólar y los argentinos, el largo proceso desde la década del 30
—Dijiste 1931, ¿qué pasó ese año para que comenzara este proceso?
—En el 31 en la Argentina, al igual que en todos los países del mundo, se sentía el rebote de la crisis financiera del 30. Ese año, se implementan controles cambiarios. Hasta aquel momento no había controles cambiarios, se podían comprar y vender monedas, divisas, de manera libre. Y en el 31 en la Argentina se establecen los primeros controles cambiarios.
Entonces, la sociedad o parte de la sociedad le empezó a prestar atención al mercado cambiario. Había debates, discusiones, sectores de la política discutían y planteaban qué hacer con ese mercado cambiario que, hasta el momento, había sido un mercado secundario, al que el público no le había prestado atención.
Entre las décadas del 30 y de los 40, se produjo el momento al que nosotros llamamos el período de la protopopularización del dólar en Argentina. El momento previo al cual el dólar se convierte en una moneda popular, una moneda masiva, una moneda a la que gran parte de la ciudadanía argentina le presta atención.
Porque hay dos puntos de contexto importantes. Por un lado, el dólar está presente, pero no se recorta como la moneda principal del mercado cambiario. Se habla todavía de divisas, que podían ser otras, como el franco alemán.
—¿Qué pasó desde fines de la década del 50?
—El segundo punto que va a ser clave para esta historia todavía es una moneda de las elites. Quienes por entonces le prestan atención a ese mercado cambiario son la política, el sector financiero, el sector exportador. Hasta que a fines de la década del 50 se produce una gran devaluación y durante la década del 60 hay devaluaciones recurrentes.
Es cuando se produce la primera popularización del dólar. Vemos el dólar desbordar la atención de las elites. Por ejemplo, aparece en la publicidad, aparece en las primeras planas de los diarios, programas en el prime time, como el programa de Tato Bores.
Todos hablan del dólar, del mercado cambiario. La city porteña se convierte en un tema muy importante y sectores medios y altos empiezan a incorporar al dólar como una moneda de ahorro, como una moneda de inversión.
En 1962, el dólar ya era parte de los monólogos de Tato en la televisión argentina.
El dólar, como fenómeno cultural y de masas
—¿Se produce una especie de fenómeno cultural en la Argentina?
—Probablemente. Lo importante es que el dólar empieza a ocupar un lugar central en la cultura de masas. Y segundo, el dólar empieza a convertirse en algo de lo que se habla en todo momento.
Sobre todo desde década del 60 el dólar se instala como instrumento de interpretación política y económica. Y eso es muy importante, porque es independiente de que vayamos o no al mercado cambiario, o estemos realmente pensando en comprar dólares.
Lo importante es que, desde hace varias décadas, el valor del dólar se convierte en una gran brújula y un gran termómetro para interpretar la política y la economía argentinas. Y no lo hacen los políticos, las elites, sino que es un conocimiento que está en gran parte de la sociedad.
—¿Esto pasa en otros países? ¿O es algo típicamente argentino?
—En otros países esta dinámica se puede dar de manera acotada, por un tiempo. Pero la singularidad del caso argentino es la prolongación a lo largo del tiempo.
—Frente a este fenómeno que se sostiene en el tiempo, ¿se convierte en un problema económico que atraviesa a todos los gobiernos? Hay que tener dólares suficientes no solo para que funcione la economía, sino para que la gente pueda comprarlos.
—Absolutamente. Es un rasgo estructural de la economía. Un rasgo estructural del vínculo de la sociedad argentina con la economía y con la política.
Independientemente de quién esté a la cabeza del gobierno, recurrentemente se encuentra con este dato estructural. Hay una historia específica que cuenta este libro, sobre todo desde 1983 hasta el presente, que es la relación entre la política y el mercado cambiario.
Sistemáticamente, en todas las elecciones y, sobre todo, en las elecciones presidenciales, el mercado cambiario fue un gran árbitro para determinar quiénes tienen chances de llegar a la Casa Rosada.
Entonces, la historia de la democracia en los últimos 40 años tiene un capítulo central que es el lugar que ocupa el mercado cambiario, el lugar que tiene el dólar en la relación de los argentinos con la política.
Cómo influye el valor del dólar en las decisiones políticas
—En los últimos 30 o 40 años en Argentina, cada vez que hay un año de elecciones, generalmente el dólar está barato. La política y la economía van de la mano.
—Exactamente, pero ahí está el punto. La economía/situación del mercado cambiario y la política, van de la mano porque hay una sociedad que familiarizó, que incorporó el conocimiento de saber interpretar, de saber anticipar, de saber codificar lo que pasa en ese mercado cambiario.
No en todos los países los mercados cambiarios ocupan el lugar central. En otros países, ese mercado es un mercado más. Le prestan atención a otros mercados, como el mercado financiero.
En el caso argentino es el mercado cambiario al que se le presta atención. No solo quienes compran y venden en ese mercado, no solo las elites políticas, sino gran parte de la sociedad argentina.
—¿Estamos 'al horno' como país entonces? Porque si la política debe caminar siempre al ritmo mercado cambiario, los gobiernos están atados de pies y manos.
—Yo diría que estamos complicados. No 'al horno'.
Lo digo por dos motivos. Primero, porque no quiero ser fatalista. Y, segundo, porque el libro cuenta una historia y, como toda historia, es un producto social que no es inexorable. Puede cambiar.
Pero la relación de la sociedad argentina con el dólar tiene todas estas complejidades, y además es un proceso de muy largo plazo. Entonces, la condición de posibilidad de cambiarlo también es un proceso muy largo plazo.
Y sistemáticamente la política argentina resuelven en el corto plazo. Por ahora está atrapada en una lógica que no puede resolver. Se trata de algo que requiere ser resuelto en largo plazo.
Pensemos que este período presidencial tenía en mente un proyecto como el de la dolarización. Pero el riesgo de llevar adelante ese proyecto era tan alto, que probablemente no iba a llegar bien a las elecciones.
Igual, tampoco están llegando muy bien ahora, pero no importa. Se dejó de lado ese proyecto de dolarización y apostó por una vida más pragmática. Menos de ruptura, como se planteaba este gobierno, y mucho más de continuidad con toda la serie histórica.
—¿Es posible que la falta de información y conocimiento sobre otras posibilidades de inversión, más allá del dólar o el plazo fijo, influya para que se sostenga este fenómeno estructural?
—Sí, absolutamente. Por eso este libro podría ser como una mamushka que se abre, y que abre otras historias. La historia del dólar en Argentina corre de manera paralela con la historia del sistema bancario y financiero.
El sistema bancario y financiero en Argentina está muy reducido, en el sentido de que no hay un uso del sistema bancario y financiero con lógicas de inversión. A lo sumo se tiene una cuenta bancaria, pero hay expansión en los sus servicios financieros.
El año pasado publiqué un libro que se llama 'Una historia de cómo nos endeudamos', y es la historia de las deudas de los hogares en Argentina y la relación de los argentinos con el mercado de crédito hacia los hogares.
Y son dos historias que corren en paralelo: el mercado de crédito en Argentina, que es un mercado muy reducido; y una historia expandida, como la del mercado cambiario.
(*) El próximo martes 16 de septiembre, en DEMOS Centro Cultural y de Estudios (9 de Julio 2239, Santa Fe) se presentará este libro, a partir de un encuentro organizado por la Unión Industrial de Santa Fe y ADER. La actividad es con entrada libre y gratuita, con cupos limitados e inscripción previa en www.demoscce.com.