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Política vacuna | Alberto Fernández | Rusia

Las idas y vueltas por la vacuna rusa y el desgaste del gobierno de Alberto Fernández

La polémica de la Sputnik V sometió al presidente a un fuerte desgaste, tanto interno como en su imagen pública. Pero cumplir con la campaña de vacunación en los tiempos prometidos no es el único desafío del Gobierno.

Las idas y vueltas por la llegada al país de la vacuna Sputnik V de Rusia sometieron al gobierno de Alberto Fernández a un fuerte desgaste, tanto interno como en su imagen pública. Luego de un 2020 complicado y sin demasiados logros para exhibir, el Gobierno apuesta a cerrar el año con la fotografía del arribo de las ansiadas vacunas para neutralizar el impacto de una eventual segunda ola de coronavirus en el país, pandemia que, pese a la prolongada cuarentena que se impuso en todo el territorio, ya se cobró más de 41.000 muertos.

La polémica por la vacuna rusa se desató luego de que el presidente de ese país, Vladimir Putin, admitiera que todavía no era apta para ser aplicada a mayores de 60 años, justamente el grupo etario más vulnerable al Covid. Fernández había prometido traer unas 300.000 dosis de Rusia antes de fin de año y que los grupos de riesgo –incluidos los adultos mayores– serían los primeros en ser inmunizados.

El sainete de fallidos se completó con las declaraciones del ministro de Salud, Ginés González García, cuando admitió que las negociaciones con el laboratorio Pfizer habían caído en un punto muerto pese a que 6.000 voluntarios argentinos se habían ofrecido para los ensayos clínicos y se había avanzado en un preacuerdo. Indicó que el laboratorio había exigido “condiciones inaceptables” para cerrar el trato por la vacuna; de inmediato, la oposición calificó de “improvisada” la gestión de González García y sembró dudas sobre una posible “mano negra” por parte de laboratorios cercanos al ministro para impedir que se firme el acuerdo con la norteamericana Pfizer.

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"Es muy fácil echarle la culpa a los laboratorios, como está haciendo Ginés, porque no tienen buena prensa. Yo también sospecho, pero ¿por qué cuentan ahora lo de las condiciones especiales para la Argentina? Lo que acá no se informó es cuáles fueron esas condiciones y no puedo entender cómo el país no tiene la [vacuna] Pfizer y el 23 de diciembre Chile empieza a vacunar. Y México también, que se supone es un aliado de Alberto Fernández y Cristina Kirchner", asestó el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo.

En la Casa Rosada sintieron el cimbronazo de las críticas y reaccionaron en consecuencia. Fuentes del Gobierno adelantaron que un avión de Aerolíneas Argentinas viajará la semana próxima a Moscú para buscar las primeras dosis de la vacuna; se estima que, para fin de año, ya estará autorizada en Rusia para la aplicación en la población mayor de 60 años.

"Vacunaremos con esas 300 mil dosis a los menores de 60 años, médicos y personal de fuerzas de seguridad y ni siquiera a todos. En la siguiente etapa, cuando vengan las restantes 5 millones de dosis, con la aprobación rusa a los mayores de 60, una semana después, se avanzará con el resto", señaló un vocero oficial.

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La vacuna Sputnik V es la principal apuesta del Gobierno. Con las negociaciones con Pfizer en un punto muerto, el Gobierno sabe que la vacuna de Oxford AstraZeneca está demorada hasta por lo menos marzo o abril. Fue la primera apuesta de Alberto en un acuerdo con el empresario Hugo Sigman, de MabXience.

Además de cumplir con la campaña de vacunación en los tiempos prometidos, el Gobierno tiene en el corto plazo otros dos desafíos. Uno de ellos es la sanción de la nueva ley de movilidad jubilatoria; la fórmula que allí se contempla excluye a la inflación como variable para actualizar los haberes, lo que significará un ahorro fiscal importante. De hecho, se trata de un compromiso del Gobierno con el FMI, aunque los retoques que, a último momento, le impuso al texto el kirchnerismo en el Senado para amortiguar el impacto del ajuste no cayó bien en el organismo financiero internacional.

En la Cámara de Diputados, donde el oficialismo no tiene mayoría, los números están muy justos. Habituales aliados de la bancada del Frente de Todos hoy se muestran dubitativos. No sólo por el costo político que implica votar una ley que provocará que las jubilaciones pierdan poder adquisitivo frente a la inflación; hay también malestar en algunos bloques no peronistas por algunas promesas incumplidas por parte del Gobierno. Por caso, los diputados del Frente para la Concordia de Misiones están que trinan porque, sin aviso previo, el Poder Ejecutivo vetó el artículo del presupuesto 2021 que habilitaba la instalación de zonas francas impositivas en aquella provincia. Son tres votos que ahora buscarán cotizarse.

El otro desafío pendiente del Gobierno es la sanción de la ley de legalización del aborto, un emblema de campaña del presidente Fernández. Tras la media sanción de la Cámara de Diputados, todas las expectativas, tanto de los promotores como de los detractores del proyecto, están puestas en el Senado. Allí los votos están muy parejos y reina la incertidumbre: sería un golpe colosal al Gobierno si, en un escenario dominado por Cristina Kirchner, la ley llegara a fracasar.

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