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Política Javier Milei | gasto público | inflación

Javier Milei cierra su primer año con altos niveles de aceptación, aunque se advierten luces amarillas en el horizonte

La estabilidad económica, a fuerza de un enorme ajuste del gasto público, le rindió frutos al presidente, que en 2025 enfrentará su primer desafío electoral.

Ni en sus mejores sueños, el presidente Javier Milei hubiese imaginado que iba a finalizar su primer año de mandato con una aprobación social más alta que la que ostentaba cuando asumió al frente de la Casa Rosada.

La estabilidad macroeconómica, alcanzada a fuerza de un ajuste draconiano del gasto público –que recayó con mayor dureza en los jubilados y las transferencias a las provincias–, le rindió frutos en la opinión pública que, no obstante, comenzó a encender luces amarillas respecto a otros aspectos de la gestión.

Las encuestas coinciden en señalar que la aceptación del gobierno orilló entre el 42% y el 45% durante gran parte del año, con un repunte reciente al 47% según guarismos de la consultora Zuban Córdoba. Esta misma encuesta señala que, si bien un 43,9% de los argentinos confía en que los sacrificios económicos actuales valdrán la pena a largo plazo, el 51,1% cree lo contrario, dato que revela cierto escepticismo en cuanto a que esta “pax económica” pueda sostenerse en el tiempo y traducirse en mejoras concretas en materia de empleo, salario y, por consiguiente, mayor consumo.

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Menos inflación con señales de alerta

Con la mirada puesta en las elecciones del año próximo, Milei celebrará su primer año de gestión, el martes 10 de diciembre, con un discurso por cadena nacional en el que hará hincapié en los objetivos macroeconómicos alcanzados por su gestión, en particular la caída de la inflación.

Las consultoras privadas anticipan que el índice de precios de noviembre se ubicaría entre 2,5% y 2,9%, mientras que el último mes del año cerraría también apenas por debajo del 3%. De esta manera, 2024 culminaría con una variación de precios de 117%, lo que implicaría una reducción de casi 100 puntos porcentuales respecto al año 2023.

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Pese a estar en minoría, Javier Milei consiguió que el Congreso le apruebe los proyectos más importantes, entre ellos la Ley Bases y el paquete fiscal.

Pese a estar en minoría, Javier Milei consiguió que el Congreso le apruebe los proyectos más importantes, entre ellos la Ley Bases y el paquete fiscal.

Los logros en materia económica también se traducen en una drástica reducción de la brecha cambiaria: mientras que hace un año era del 160%, en la actualidad se redujo al 1,5%, con un dólar paralelo casi en sintonía con el oficial. Para algunos sectores exportadores, existe un atraso cambiario significativo, toda vez que el crawling peg del 2% mensual corrió siempre por debajo de la inflación.

Esta señal de alerta se combina con otra luz amarilla: la apertura a más importaciones. La industria, el consumo masivo y la construcción miran el futuro con incertidumbre sobre su recuperación, mientras que el mundo financiero y los sectores de la energía y minería celebran la estabilidad macroeconómica alcanzada y la pulverización del déficit fiscal, objetivo alcanzado a partir de un congelamiento total de la obra pública, despidos en el Estado nacional y un corte parcial de las transferencias a las cajas provinciales.

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Del ajuste al aumento de la pobreza

“Estamos haciendo el ajuste más grande de la historia”, se vanaglorió el presidente Milei. El equilibrio fiscal es y será el emblema de su administración, aunque en el camino aumentó la pobreza: según la Universidad Católica Argentina (UCA), para el tercer trimestre del año la pobreza fue del 49,9% y la indigencia llegó al 12,3%. La medición representó una suba de 5,2 puntos en relación con el mismo período del 2023, cuando fue de 44,7%, mientras que en la indigencia se observó un salto de 2,7 puntos.

Milei sonríe y la oposición se disuelve

En materia política, Milei también tiene motivos para festejar. A pesar de estar en minoría en ambas cámaras del Congreso, el oficialismo logró dos iniciativas clave, la Ley Bases y el paquete fiscal; con ellas el Gobierno puso en un nuevo blanqueo de capitales –clave para la sostenibilidad económica actual– y el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI).

Además, neutralizó la mayoría de las ofensivas opositoras más duras: mantuvo los vetos a las leyes de financiamiento de las universidades y de movilidad jubilatoria, y logró sostener el DNU 70/23 de desregulación de la economía pese al rechazo del Senado.

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Semejantes batallas no pudieron haberse librado sin el apoyo de un sector de la oposición en el Congreso. El oficialismo aprovechó su alta imagen positiva para meter cuñas en todos los bloques –incluso en sus aliados del PRO–, provocando un verdadero descalabro en la oposición que, entre desconcertada e impotente, terminó el año sin poder aprobar el presupuesto 2025 con las modificaciones que pretendían los gobernadores.

Milei sonríe. Su desafío, frente al año electoral que comienza, será no sucumbir ante la tentación de la omnipotencia. Así como lo entronizó como el dirigente político más valorado, la opinión pública también le cuestiona sus formas agresivas y violentas; tampoco tolera la sola sospecha de acuerdos subterráneos con el kirchnerismo, tal como quedó insinuado con el fracaso del debate del proyecto sobre “ficha limpia”.

Las encuestas hoy le sonríen a Milei, pero todavía le quedan tres años largos de mandato por delante.