Es tal la confusión que aún siguen escribiéndose libros y papers académicos sobre la anti-utopía libertaria y el nuevo-cruel nuevo orden mundial, cuando el imaginario y la práctica política que Milei encarna y reivindica es simplemente el de la última dictadura cívico, clerical y militar.
El odio a los “zurdos de mierda”, a “la cría del dictador demagogo” como se estigmatizaba a Perón, a los “invertidos” (calificativo setentista para gays, lesbianas y otras mixturas contra natura), a los organismos internacionales que no permiten aniquilar físicamente y sin remordimiento alguno al enemigo (como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que en 1979 documentaba los delitos de la dictadura) y por supuesto al Estado, que no es un invento comunista o populista, sino un artefacto cultural liberal-burgués, que consagra la victoria económica y política del capital sobre el trabajo, con la menor violencia y crueldad posible, es decir con democracia.
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Destacado: Hagan este ejercicio contra fáctico pero razonable. Piénsenlo por 30 segundos: ¿qué hubiese pasado si Milei hubiese sido presidente entre 1976 y 1983, diciendo “zurdos de mierda, los vamos a ir a buscar adonde se escondan” o “putos y tortas asquerosas, travas pedófilos, no habrá ley para ustedes, los vamos a borrar del mapa”? Sé que suena escandaloso, pero había decoro y sigilo en Videla, Massera y cía. Odiaban con modales, asesinaban en las sombras. La lógica de odio y persecución que gobierna hoy hubiese producido mucha más muerte y devastación económica.
Pero empecemos por ahí para introducir las cifras de esta nota: en la victoria del capital sobre el trabajo, con resistencias legalmente administradas por el Estado y en un contexto en donde el voto universal y la división de poderes no se discuten (por ahora).
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Esta infografía pertenece al último informe de MATE, consultora santafesina que monitorea variables socio económicas esenciales para la dama, el caballero y todo aquél que aprecie aún las estadísticas honestas y basadas en datos oficiales. En 12 meses, sin dictadura y en democracia, violentando algunas leyes pero sin Plan de Exterminio físico de les diferentes, el capital concentrado produjo una transferencia de ingresos de casi $21 billones (es decir millón de millones) que pasaron del bolsillo de les asalariades a los balances blancos, grises y negros de los ganadores del momento: los empresarios del sector primario y exportadores (agro, minería e hidrocarburos), la banca (con la valorización financiera de activos y la desregulación de tasas por intermediaciones), las empresas de servicios regulados y algunos unicornios de servicios que se quedaron con negocios tradicionalmente bancarios, como Mercado Pago.
Con la eliminación de impuestos que contribuían al stock destinado a pagar jubilaciones y pensiones, además los 170.257 puestos de trabajo registrado que se perdieron (y ya no contribuyen a la seguridad social), el –por ahora– sistema solidario de jubilaciones argentino perdió casi $7 billones. Lo que cierra el círculo que demolerá el sistema actual: menos recaudación –contracción del Fondo de Garantía del ANSES del 53% en un año– jubilaciones y pensiones en baja y cese de moratorias.
Los sectores que detentan el capital, el dinero y los fierros se quedaron con $30 billones que hubiesen podido gastar o ahorrar los trabajadores y sus asociaciones representativas.
Dado algunos cuestionamientos recientes, la infografía que sigue merece ser explicada a nuestros lectores y colegas. Se trata de la pérdida acumulada promedio en los últimos 12 meses, según salarios también promedio para tres sectores gravemente afectados: estatales, privados y jubilados, definidos por organismos oficiales. Y para que todes estén tranquiles, con el gobierno del FDTCN (Frente de Todos Conducido por Nadie) les trabajadores también perdieron plata, pero por unos $241.780 en cuatro años. Con Cambiemos la pérdida acumulada entre 2016 y 2019 fue de $1.210.163. Lo que ilustra dos cosas: que los trabajadores no han dejado de perder lo que no van a recuperar así el salario le empate a la inflación de aquí en más, y que el perjuicio que les produjo un solo año de Milei duplica o triplica la transferencia de ingresos de los anteriores.
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La pregunta que hay que hacerse es ¿qué hubiesen hecho o podrían hacer los estatales hoy con 3,5 millones de pesos más? En estas vacaciones podrían haber pagado al contado 14 días y 13 noches en Cancún, en un paquete all inclusive y les hubiesen sobrado $200 mil para regalos y recuerdos. Pero si el destino hubiese sido Porto Seguro, en Brasil, hubieran cubierto 10 días y 9 noches con una diferencia a favor de $1,8 millones, es decir que hubiesen podido pagar ese viaje all inclusive para dos personas. A este escriba le encanta la cordillera patagónica, que ya lleva más de 3.000 hectáreas arrasadas por el fuego sin que ningún gobierno (nacional o subnacional) haga algo más que acusar mapuches o hippies piromaníacos. Pues bien, lo que perdieron los jubilados alcanza para pagar 10 viajes de cinco días y cuatro noches para dos personas a San Carlos de Bariloche.
Nueva aclaración: aquí no se dibuja nada, todos los precios fueron consultados con tres agencias de viajes para el cierre de esta nota.
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A donde vamos, no se necesita Estado
Según cifras oficial y orgullosamente difundidas, Milei produjo el mayor ajuste del Estado de la era política posmoderna. De un 30% con la reducción a la mitad de la cantidad de Ministerios y agencias subministeriales, con un total provisorio de 34.829 trabajadores estatales menos, casi el 50% del universo “ideal” de 70 mil que Federico Sturzenegger proyecta para “los primeros cuatro años de mandato del presidente Milei”.
A Mauricio Macri, socio político que posibilitó el triunfo libertario y será vital para repetir en las elecciones de medio término de éste año, le tomó cuatro años echar a poco más de 44 mil trabajadores. Para regocijo de quienes identifican al Estado con una organización criminal y a sus empleados como ñoquis irrecuperables, Milei se apresta a superar esa cifra en menos de dos años.
Pero, ¿cuáles fueron los sectores más afectados por los dos superávits amañados del gobierno?
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Estos son los sectores que financiaron el superávit fiscal primario y financiero del gobierno nacional, y representan el grueso de la inversión social estatal, eso que el presidente vino a pulverizar “para agrandarles el bolsillo a ustedes (los empresarios)”, en palabras de Milei.
Cuatro de esos rubros (que representan el 84% del recorte) afectan directa o indirectamente a los gobiernos provinciales, cuya abrumadora mayoría le firmó el Pacto de Julio y le votaron las leyes fundamentales a Milei, a cambio de… ¿podemos decirlo a estas alturas? A cambio de sepultar electoral y políticamente al peronismo y reducir al mínimo las estructuras sindicales.
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La agenda 2025 del gobierno nacional es simplemente la continuidad agravada de lo dicho y actuado el año recientemente pasado: batalla cultural con desarme de legislaciones protectivas para trabajadores y nuevas mayorías (porque la suma de minorías es en realidad una nueva mayoría), ajuste de un 30% adicional de la estructura estatal (con entre 24 y 30 mil nuevos despidos), aprietes a gobernadores para que realicen lo que el presidente denomina “el ajuste pendiente” (USD 60 mil millones para bajar el costo estatal global en 25 puntos del PBI), agenda internacional gemela con Estados Unidos e Israel (que incluye la inminente salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de la OIT de la que Argentina es miembro desde su fundación) y algunas decenas de golpes más.
Dato e información, no presunciones ni operaciones. Par ser claros: desde estas notas nunca diremos que “Una bandita indie de La Plata” (punk libertario) o Andrés Calamaro cobraron $200 millones por componer o declarar a favor de Milei, citando como fuente trucha a La Nación o Clarín. No porque no tengamos las pruebas, sino sencillamente porque respetamos nuestra profesión y finalmente no es cierto.