El acusado enfrenta una posible condena a 13 años de prisión. El juicio comenzó este viernes con una extensa declaración del denunciante.
El Juicio se realiza en la sala 1 de los tribunales de Santa Fe.
Maiquel Torcatt/ Aire DigitalUn pastor evangélico, identificado como Guillermo Bravo, enfrenta una posible condena a 13 años de prisión, acusado por el abuso sexual de un muchacho de su congregación.
El juicio comenzó este viernes pasado en la sala 1 de los tribunales de Santa Fe y se da ante el juez penal, Octavio Silva. La acusación, por su parte, es sostenida por los fiscales de la Unidad de Violencia de Género, Roberto Olcese y Vivian Galeano, y por la abogada querellante, Clara Vázquez.
Bravo, en tanto, es asistido por el abogado particular Raúl Sartori, y llegó al juicio en libertad, con medidas alternativas a la prisión preventiva. En el inicio del debate, reclamó su absolución al considerar que la relación sexual, por la que es juzgado, “fue consentida”.
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En el inicio del juicio, la Fiscalía pidió una condena de 13 años de prisión para Bravo y que se lo declare autor penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal, calificado por ser ministro de culto.
Por su parte, la defensa insistió en que el encuentro sexual, por el cual el pastor quedó en la mira de la Justicia, fue consentido, por lo que solicitó la absolución de culpa y cargo de su cliente.
Durante los alegatos, Clara Vázquez, la abogada que representa al denunciante, advirtió que su asistido “demoró cerca de tres años en denunciar lo que le pasó entre 2018 y 2019 porque decía que nadie le iba a creer por ser varón, mayor de edad y ser “grandote”, como dice él”.
También hizo hincapié en que el muchacho se acercó a la Iglesia Tabernáculo de Adoración buscando ayuda y allí, “fue manipulado, aislado, y abusado sexualmente por el acusado, que se desempeñaba allí como pastor”. En esa línea, sostuvo que el acusado, desde su rol de jefe de la Iglesia, aprovechó la vulnerabilidad del joven para perpetrar el abuso.
Por último, destacó que los abusos causaron un “grave daño psicológico y emocional" en la víctima y, además, un cambio en su forma de ser y de relacionarse.
En la primera jornada del juicio, declaró el joven víctima de los hechos, quien relató lo mismo que había denunciado; su declaración se dio durante más de dos horas, y se explayó sobre el impacto que el hecho tuvo en su vida y salud mental.
También declaró la mamá del joven, el hermano y una tía: fue el núcleo familiar quien se preocupó por el muchacho y lo contuvo tras el hecho, y otros allegados que también deberán declarar en el debate abierto en tribunales.
El juicio continuará el lunes con la declaración de más testigos. Una vez finalizada la producción de la prueba, se realizarán los alegatos de clausura y luego el juez dará a conocer la sentencia.
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