Desde hace tiempo las fronteras se quebraron. No hay límites geográficos para un negocio como el narcotráfico, que está en permanente expansión, a pesar de que el país transita una economía en crisis. Varias causas judiciales analizadas por AIRE ponen al descubierto ese nuevo esquema, que se da en dos sentidos. Por un lado, hay bandas narco que se proveen del conurbano bonaerense del principal insumo, como es la cocaína. Se detectó que miembros de la principal organización criminal de Rosario, como Los Monos, se asentaron en lugares claves de la provincia de Buenos Aires, como los partidos de Moreno, San Martín y General Rodríguez. Por otro lado, en investigaciones judiciales se advierte que hay narcos de Santa Fe que hicieron pie en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) como un mercado nuevo y paralelo a la provincia.
Por ahora se importan o exportan a otros distritos del país la droga, pero no hay relación entre las organizaciones que generan alertas de que se cree un cartel más poderoso. Es algo que siguen con atención desde Buenos Aires. Se identificaron casos en los que el intercambio también se dio con sicarios. Rosarinos que van a ejecutar trabajos a Buenos Aires, y viceversa.
Hay engranajes del narco rosarino, ligados a Los Monos, que empezaron a asentarse en la provincia de Buenos Aires, como es el caso de Leonardo Saravia, conocido en el ambiente criminal, como Leo Rey. Otro protagonista es Daniel Godoy, que es oriundo de la zona norte de Rosario y se había instalado en Moreno, un lugar del conurbano bonaerense, donde la violencia narco supura de manera similar que en Rosario.
Ambos traían cocaína desde el conurbano. Leo Rey, que tenía relación directa con el histórico jefe de la banda de Los Monos, Ariel Cantero, alias El Viejo, fue detenido cerca de Pergamino el 18 de marzo pasado con 22 kilos de cocaína de máxima pureza.
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Esa droga iba primero a un laboratorio clandestino en la localidad de Pérez, donde la estiraban con insumos químicos hasta superar los 100 kilos, que –según los investigadores consultados por AIRE- les alcanzaba para la comercialización en los búnkeres en Villa Banana y Vïa Honda para todo un mes. Leo Rey había adquirido ese cargamento por 198.000 dólares.
Esa inversión, de acuerdo a las fuentes, la recuperaban en menos de 30 días y obtenían una ganancia neta de unos 300.000 dólares con la venta al menudeo. Como en el caso de Daniel Godoy, que cambiaba la recaudación de los búnkeres por dólares blue en la cueva del financista Marcelo Fornes, quien fue condenado por lavado de activos, Leo Rey usaba la misma mecánica, porque los billetes físicos en pesos se hacen difíciles de acopiar y no sirven para pagar a los proveedores bonaerenses.
Daniel Godoy, un engranaje clave de la banda de Los Monos que fue detenido en marzo pasado por la Policía Federal, se había instalado desde 2021 en una casa en la avenida Hipólito Yrigoyen 1460, en General Rodríguez. Vivía en una residencia con una amplia vereda tapizada con césped, donde podía dejar estacionado su auto, y un jardín bastante frondoso. Godoy vivía a cuatro cuadras de la municipalidad de General Rodríguez.
Había decidido irse a vivir allí, porque los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, de la Unidad de Criminalidad Organizada de Rosario, estaban tras sus pasos. Lo habían detenido en 2021 por el crimen de uno de sus competidores en la zona norte de Rosario, el barrabrava de Newell’s Marcelo “Coto” Medrano, quien fue acribillado en una estación de servicio de Granadero Baigorria, ciudad vecina a Rosario.
Los investigadores no recolectaron evidencias suficientes para acusarlo por el asesinato. La pareja de la víctima era quien declaró haber reconocido a Godoy, que finalmente fue acusado por lavado de dinero, porque se detectó que –como la víctima- recurría a una cueva financiera en el exclusivo barrio Puerto Norte de Rosario para adquirir dólares blue para poder proveerse de droga.
Godoy adquiría la cocaína en Moreno y General Rodríguez. Por eso después decidió instalarse en la zona. Según la investigación que llevaron adelante los fiscales Claudio Kishimoto, Diego Iglesias, titular de PROCUNAR, y Matías Scilabra, los cargamentos de droga desde el conurbano eran trasladados en un camión frigorífico marca Izuzu, que custodiaba en la ruta Diego Godoy, uno de los dos hermanos policías que tiene el narco rosarino.
Camuflados entre medias reses trasladaban la cocaína que después se distribuía en el norte de Rosario y en localidades como San Lorenzo, Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez. Uno de los contactos que Godoy tenía en tierras bonaerenses era Hugo Colque, quien sería uno de sus proveedores. El 19 de febrero de 2021, Godoy le hizo un pedido por teléfono. “Amigo ando necesitando una o dos muestras de la blanca para meter dos enteros”. El proveedor le dijo ese día que le había salido un negocio y que podía “cambiar dos paquetes” por una casa.
“Con dos (kilos) me dan la llave”, admitió Colque. En otro tramo, Godoy destacó las ventajas del conurbano bonaerense para su negocio narco. “Hay una banda acá (de droga). Si vamos acomodando todo bien hacemos un chiquero. No voy más para allá (para Rosario)”, afirmó Dany, quien tenía vínculos directos con un sector de la hinchada de Boca, que opera en Moreno, llamados “Los pibes de Moreno”. El nexo con ese grupo era Matías Contreras, a quien Godoy visitaba con frecuencia en su casa en Joaquín V. González 7003, donde se sospecha que se acopiaba la droga.
Otro clan que se había asentado en el conurbano era la banda liderada por Ramón Insaurralde, que se había mudado a Lomas de Zamora, y desde esa zona dirigía la organización que tenía puntos de venta en distintos barrios de Rosario, focalizados en el sudoeste de Rosario. Este grupo criminal fue detenido en 2017 y condenado tres años después en un juicio en el fuero federal en el que el fiscal Federico Reynares Solari aportó pruebas para que el tribunal dictara condenas entre tres y 18 años de prisión. Se detectaron operaciones de lavado de activos en San Nicolás, donde los cabecillas adquirían autos de alta gama y también se identificaron operaciones de compra de inmuebles en Córdoba y Rosario.
¿Por qué los narcos rosarinos se proveen de cocaína de la provincia de Buenos Aires? Una fuente de PROCUNAR señaló a AIRE que en las causas se ven relaciones cada vez aceitadas entre grupos de Santa Fe y la provincia de Buenos Aires. El fiscal Edery analizó que comprar cocaína en el extranjero, en los países productores, es difícil para grupos cuyos líderes están presos, como ocurre con las bandas rosarinas. “Es compleja la logística y la operatoria para realizar ese tipo de operaciones, aunque el precio sea más conveniente. Prefieren pagar más pero tener menos riesgo de que se secuestre un cargamento y por eso se proveen dentro del país, en el conurbano bonaerense”, advirtió el fiscal.
El negocio también se da a la inversa: narcos de Santa Fe y Rosario que se animan a meterse en un mercado más grande, como es el de Capital Federal. Por ahora parecen casos aislados, pero preocupan, según admitieron fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Otro narco rosarino que estaba instalado en CABA era Actis Caporale, detenido a principios de mes, luego de que se descubriera que enviaba cocaína a Europa en encomiendas por una empresa postal. La droga la acopiaba en un estacionamiento del barrio Palermo, a metros de Cinemark, que está en el shopping Alto Palermo.
La cocaína, que fue despachada por la empresa DHL, estaba camuflada en una chopera de madera, que tenía como destino España. La encomienda fue despachada el 12 de diciembre de la sucursal de avenida Córdoba 5011 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A partir de una denuncia anónima, que ingresó el 9 de julio de 2021 al juzgado federal en lo Criminal y Correccional Nº3 de Morón, provincia de Buenos Aires, comenzó a investigarse que el líder de Los Monos usaba a un preso que gozaba de salidas transitorias para distribuir cocaína en CABA.
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Otro de los engranajes clave en ese tipo de emprendimiento, por fuera de las fronteras de Rosario, era José Matías Ruíz, apodado “El Tucu”, oriundo de Santa Fe, quien en ese momento estaba detenido en Marcos Paz, junto con Cantero. Según la denuncia que luego investigó el fiscal federal Walter Rodríguez, Ruíz era el encargado de buscar cocaína en Rosario -provisto por Cantero-, para luego distribuirla en la provincia de San Juan y en distintos puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El Tucu gozaba en ese momento de salidas transitorias de la cárcel y en esas horas en libertad comercializaba la droga del líder de Los Monos.
En un primer momento, desde la justicia federal confirmaron que Ruíz había estado alojado en el penal de Marcos Paz, luego de ser condenado el 12 de marzo de 2021 por el Tribunal Oral Federal de Santa Fe a cuatro años de prisión por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
En la investigación que realizó Rodríguez se dilucidó que Ruíz había comenzado con salidas transitorias de la cárcel bonaerense el 21 de abril de 2022, con el objetivo de “afianzar y mejorar sus lazos familiares y sociales”. Le concedieron dos salidas mensuales: una de 24 horas y otra de 48. Dos meses más tarde se amplió la cantidad de horas a 72. El tribunal había valorado de manera “positiva” la evolución del detenido, como “así también su proyección laboral y habitacional, y contención familiar ante un eventual egreso”. Uno de los requisitos que le impusieron fue no cometer nuevos delitos, algo que Ruíz no cumplió. Como señala el fiscal Rodríguez: Ruiz “hizo todo lo contrario”.
De acuerdo a la investigación judicial, Ruíz no sólo construyó lazos delictivos con miembros de Los Monos, sino que llevó a cabo maniobras delictivas vinculadas al tráfico de drogas. El 21 de noviembre de 2022, durante una comunicación telefónica que mantiene con un comprador, dejó en claro para quien trabajaba: “A mí me la dan Los Monos”.
Un mes después de esa conversación, Ruíz mantuvo otra charla en la que menciona que el líder de Los Monos le había ofrecido que sea el jefe todos los sicarios de la banda narco. En la charla con un tal Héctor de Santa Fe, quien sería otro narco de la capital santafesina, Ruiz le explicó que Guille Cantero le ofreció “que pilotee todos los sicarios de Los Monos”. “Mi mujer no quiere saber nada”, contó Ruíz, quien le explicó a su confidente que Cantero buscaba alguien “grande” y que “no se drogue”. “Porque los guachos están haciendo cualquiera en Rosario”, agregó en referencia a las nuevas generaciones más jóvenes de narcos ligados a Los Monos.
El 7 de diciembre de 2022 el fiscal Rodríguez ordenó el allanamiento de la residencia de Ruíz en Santa Fe, donde junto con su pareja, vendía drogas. En el operativo en la zona norte de Santa Fe incautaron 107 gramos de cocaína, balanzas de precisión y una pistola calibre 9 milímetros que podría haber sido la utilizada para cometer un crimen en Rosario y otro en la propia capital provincial. Además, al Tucu se lo acusa de explotar sexualmente a mujeres que eran trasladadas desde barrios vulnerables santafesinos a la zona portuaria de Puerto General San Martín.
Tucu Ruíz se jactaba de que podía manejar a los sicarios de Guille Cantero. En su historial delictivo aparecen historias relacionadas a esa violencia extrema que aplican Los Monos en Rosario. Este narco santafesino está sospechado de ejecutar a Julio Oscar Aquino, un hombre de 48 años al que emboscaron la noche de 24 de abril de 2016 cuando manejaba su Ford EcoSport en la zona sur de Rosario. Según la investigación, un Renault Clio le cortó el paso unos metros antes de la intersección con Hilarión de la Quintana y los ocupantes de ese auto lo fusilaron con ocho disparos.
En la investigación de ese crimen el fiscal de Rosario Adrián Spelta ordenó peritar las vainas servidas que quedaron en la calle tras el crimen. Coinciden con proyectiles que se secuestraron en la casa de Ruíz en diciembre pasado.
El otro homicidio es el de Rodrigo Matías González, ocurrido el 25 de octubre de 2014, que fue ejecutado cuando manejaba su moto por el barrio Barranquitas de la zona oeste santafesina. La victima fue asesinada de un balazo en la cabeza y en escuchas captadas el 7 de septiembre de 2022 Ruiz le comentó a una mujer: “Si no hacen nada esos. Nunca mataron a nadie. Yo se lo maté a Matías González y nunca se enteraron de nada. La Jessi si sabía. Se lo maté ahí en Barranquitas. El más carteludo que tenían. Un tiro en la cabeza le dí”.
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