El hombre se encuentra en prisión preventiva desde abril de 2024, y este martes se concretó la audiencia preliminar de juicio, en la que el juez penal Leandro Lazzarini admitió la acusación formal contra Azcurra.
La causa es tramitada por la fiscal de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual, Jorgelina Moser Ferro, quien anticipó un pedido de pena de 15 años de prisión, y por los abogados querellantes Agustina Taboada y Matías Pautasso, que reclamarán 18 años de pena.
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Leandro Lazzarini, juez penal de tribunales.
Abuso sexual
Azcurra fue imputado en 2024 como autor del delito de abuso sexual con acceso carnal, luego de que una niña de siete años le contara a su mamá lo que habría ocurrido el 19 de abril de ese año en las instalaciones del establecimiento educativo.
Según la acusación, la niña se dirigió al baño y le solicitó papel higiénico a Tadeo Azcurra. Al salir del baño, Tadeo la llamó a un "cuartito donde guardan objetos de limpieza" y le propuso “jugar un juego”.
La investigación se inició al día siguiente, el 20 de abril, tras un llamado del Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia”, donde la niña fue llevada por sus padres luego de contarles lo que había sucedido. La niña le contó a su mamá que además de proponerle un “juego”, el "profesor Tadeo" le regaló un chupetín.
En el hospital, la menor le relató de manera espontánea lo sucedido a la médica que la atendió, y se le tomaron hisopados orales para análisis de ADN. El informe técnico bioquímico arrojó resultado positivo sobre la presencia de semen.
El representante legal del establecimiento entregó las cámaras de seguridad de la escuela, que confirman el relato de la menor: su ingreso al baño, la charla con Azcurra y el ingreso al cuartito referido.
La niña realizó dos entrevistas en Cámara Gesell, ya que primero había negado que Azcurra hubiera logrado perpetrar el abuso; sin embargo, al poco tiempo admitió que el hombre le había metido "algo" en la boca pero no sabía qué, y que no lo había contado antes por miedo a la reacción de sus padres, y por vergüenza.
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La niña fue asistida en el Hospital de Niños Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe a las pocas horas del hecho.
Calificación legal y pena solicitada
La acusación califica los hechos como abuso sexual con acceso carnal calificado por ser encargado de la educación. La fiscal Moser Ferro anticipó un pedido de pena de 15 años de prisión, mientras que la parte querellante solicitó una pena de 18 años de prisión, considerando la extrema gravedad de los hechos.
Para sostener el pedido del monto de pena, los acusadores refirieron la extrema vulnerabilidad de la víctima, una niña de siete años, que el hecho ocurrió en un espacio que debía ser seguro (la escuela); la relación de poder y confianza: el imputado no era un extraño, sino el portero del establecimiento educativo, lo que le permitió acercarse, engañar y someter a la niña, aprovechándose del contexto escolar y la escasa circulación de adultos.
También se aludió al daño psíquico producido: las consecuencias del abuso trascienden lo físico, la niña tuvo un gran impacto emocional, confusión, miedo, vergüenza y meses de silencio; el desprecio absoluto por la dignidad humana; la utilización de engaño y manipulación infantil: Azcurra diseñó una maniobra ("jugar a adivinar el sabor", cerrar los ojos, abrir la boca) para encubrir la conducta delictiva bajo la simulación de un juego inocente, demostrando planificación; y la conducta posterior de intimidación y silencio: después del abuso, le regaló un chupetín y le pidió que no dijera nada, lo que demuestra conciencia del delito y refuerza la intención de ocultarlo.