En agosto de 2016, bao el lema "Rosario sangra", salieron unas 60.000 personas a reclamar justicia y seguridad. Este domingo solo un puñado de familiares de víctimas de la inseguridad se reunieron en el Monumento a la Bandera bajo la misma consigna. Eran unas cien personas que quedaron solas frente pánico en el que quedó envuelta la ciudad.
Este lunes, Rosario amaneció inmóvil, como si fuera un día feriado. La llegada de Patricia Bullrich para anunciar junto a Maximiliano Pullaro un operativo de saturación en el marco del comité de crisis, plantea dudas por los recursos. Gendarmería tiene un déficit logístico muy importante. No poseen móviles, por eso las Fuerzas Armadas aportarán 150 vehículos que comenzarán a llegar a Rosario.
LEER MÁS ► Cómo el gobierno apuesta a enfrentar un intento de desestabilización del crimen organizado
El eslogan “no hay plata” que machaca el presidente Javier Milei también impacta sobre esta situación. Es un riesgo generar expectativas ante una crisis inédita. La situación es delicada, porque el Estado parece arrinconado.
La naturalización de una violencia que puede transformar a cualquiera en víctima y el miedo a ser blanco del terror convirtieron a la protesta en el Monumento a la Bandera en algo testimonial.
Por las redes sociales comenzó a circular durante la tarde la convocatoria a un cacerolazo y a un apagón, también bajo el lema "Rosario sangra". El ruido fue mayor que la convocatoria presencial en el Monumento a la Bandera. Batir la cacerola desde un balcón o desde una ventana es más seguro que ir a una marcha en la que nadie tiene certeza qué puede pasar.
MAnifestación Monumento Bandera Rosario.jpg
El domingo, familiares de víctimas de la inseguridad se reunieron en el Monumento a la Bandera bajo la consigna "Rosario sangra". Eran unas cien personas que quedaron solas frente pánico en el que quedó envuelta la ciudad.
Nunca se vivió en Rosario una situación similar, a pesar de que los rosarinos están curtidos frente a un problema endémico que supera una década. Este fin de semana la ciudad pareció apagarse por ese miedo que no era fantasmagórico, sino real.
El miércoles y jueves hubo paro de taxis, tras el crimen de los dos choferes, Héctor Raúl Figueroa, de 43 años, y Diego Alejando Celentano, de 33, en los que se usó el mismo tipo de munición, con la inscripción de la Policía de Santa Fe, y la misma arma.
El jueves comenzó una huelga del transporte público, que seguirá hasta el lunes, luego de que el chofer de la línea K Marcos Daloia, de 39 años, fuera atacado a balazos y herido de un disparo en la cabeza.
Este domingo falleció en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). El sábado a la medianoche fue asesinado el empleado de una estación de servicio, Bruno Bussanich, de 25 años.
LEER MÁS ► Rosario: murió el colectivero baleado el jueves y ya son cuatro los asesinatos en la última semana
Tras este nuevo crimen, la cámara del sector y el sindicato dispusieron el cierre de las expendedoras de combustibles a las 14. Durante la mañana había extensas colas de autos en las estaciones de servicio que esperaban poder cargar combustible antes de que cerraran.
Los taxistas resolvieron el domingo parar de 22 a 6 de la mañana, ante el clima de incertidumbre que reina en la ciudad, donde nadie está seguro. Los recolectores de residuos analizaban también si salir o no, luego de que ese rubro apareciera en una de las amenazas que se expusieron el sábado, en la que profería: “Vamos a seguir matando inocentes”.
Con balas y sangre, los grupos narco, hoy en alianza contra el gobierno, lograron cambiar y detener el ritmo de una ciudad. Es inédita esta situación en la Argentina. Y esto lo consiguieron con terror.
LEER MÁS ► Crisis en Rosario: Cococcioni aseguró que la provincia no dará un paso atrás para restituir la paz social
Pocos se animan a salir a la calle o el que lo hace tiene miedo, porque los últimos hechos sangrientos demostraron que cualquiera puede ser el elegido. Es una cuestión de azar, como sucedió con el chofer de la línea K y el empleado de la estación de servicio. Esto revela que no basta matar, sino que lo que les sirve a los grupos criminales es sembrar un mensaje que provocó esta parálisis y conmoción. Por eso, el gobierno lo encuadrará a estas acciones como ataques terroristas.
La parálisis en la que entró Rosario el fin de semana también fue ayudada con el pánico que se sembró desde las redes sociales y las aplicaciones de mensajería, como Whatsapp. Una de las fake news que más caló hondo fue que se había decretado un toque de queda. Como ese contenido parecía convincente por la situación que se vive, muchos prefirieron quedarse en sus casas y no arriesgarse. Todo era falso.
LEER MÁS ► Violencia narco en Rosario: el impactante video del asesinato del playero a manos de un sicario
El gobierno espera que el clima cambie a partir del lunes, cuando comience a llegar el nuevo contingente de fuerzas federales, cuyo número nunca se informa. Se constituirá el comité de crisis, encabezado por Bullrich y Pullaro, y se prevé hacer una demostración de fuerza ante el avance inédito del crimen organizado. Es una incógnita cómo reaccionará a población: si seguirá este estado de paralización fruto del miedo.
El terror llegó a calar tan hondo, que el padre Ignacio Peries, que congrega a multitudes que vienen de distintas provincias, anunció que –fruto de la inseguridad– el Vía Crucis del Viernes Santo se hará de manera virtual y televisada.
En la misa del domingo, el sacerdote explicó que, si bien el intendente Pablo Javkin y el gobernador Pullaro lo apoyaban en la organización del masivo y tradicional Vía Crucis de este año, el que decidió el cambio fue él, que no quiere que el masivo acto religioso se haga de manera presencial.