El juicio oral y público por el crimen del comerciante Julio Cabal, ocurrido el 17 de septiembre de 2019 en el marco de un asalto que tuvo lugar en un almacén de Urquiza al 2200, en pleno centro de la ciudad de Santa Fe, arrancó este lunes con el testimonio de policías, peritos e investigadores de la ex Policía de Investigaciones (PDI) que declararon ante el tribunal de jueces conformado por Jorge Patrizi, Susana Luna y José Luis García Troiano.
En total, pasaron por la sala 6 del primer piso de Tribunales 16 testigos que fueron citados mayormente por los fiscales del caso, Ana Laura Gioria y Gonzalo Iglesias, y la querella, a cargo de las abogadas del Centro de Asistencia Judicial (CAJ), Vivian Galeano y Lucrecia Fernández que representan a la mamá del fallecido, María Ines Masino.
Por el caso se encuentra en el banquillo de los acusados Juan Cruz Gambini (27), quien llegó al juicio detenido, con prisión preventiva, e imputado por homicidio doblemente calificado por el uso de arma de fuego y criminis causa de Cabal y por unas amenazas ocurridas el 30 de abril del 2018 que tuvieron como víctima a una mujer.
El debate comenzó pasadas las 8.30 con los alegatos de apertura en donde la fiscal Ana Laura Gioria anticipó que pedirá la pena de prisión perpetua. En la misma sintonía, requirió la misma pena la querella, mientras que la defensa del caso, a cargo de Luis Rittiner, sostuvo que probará la inocencia de su asistido.
Para vincular a Gambini con el crimen del comerciante, la fiscal Gioria presentó ante el tribunal una carpeta con fotos del imputado el día que fue detenido (el 20 de septiembre) y que lo mostraban con un buzo verde, un pantalón oscuro con línea blanca y unas zapatillas claras. Junto a él estuvo una mochila que contenía un jean, unas zapatillas negras, un buzo gris oscuro y una camiseta de boca.
Tal indumentaria fue comparada con la de un motociclista que fue registrado por cámaras de videovigilancia públicas y privadas y que vestía ropa similar y una gorra. El mismo fue captado inicialmente en calle Mendoza y San José (en dirección al este) a las 13.15. Luego fue visto a las 13.26 en avenida Freyre y Salta, pero con un dato muy particular: sin la gorra que llevaba puesta. Justamente, en el local en donde mataron a Cabal, el delincuente que irrumpió en el local dejó tirada una boina, tipo cuadrillé, sobre una estantería de madera que tenía exhibidos paquetes de tostadas.
No obstante, el otro indicio que causa sospecha, y que se ventiló en el juicio, fue que Gambini al momento de su detención tenía parte de su cabello recién rasurado, al igual que en la zona facial, según indicaron las fotografías expuestas durante la primera jornada de juicio.
El otro dato que también vincula a Gambini con la hipótesis del caso es el que apunta a la motocicleta blanca que tenía el acusado el día que fue detenido. Se trata de una Yamaha 110 blanca que poseía un solo espejo (el izquierdo) y a la cual le faltaba la chapa patente trasera como también una parte del guardabarros.
Ese rodado fue similar a que usó el motociclista que fue captado por las cámaras de seguridad que fueron peritadas por los investigadores y que detectaron, luego de un minucioso estudio, que le faltaba también una chapa patente en la parte trasera.
El juicio también reveló un dato que hasta el momento nunca había salido a la luz y es el que apuntó a un acta policial que fue confeccionada en la Comisaría 11 de Santa Fe sobre una supuesta confesión de Gambini el día que fue alojado allí, horas después de ser detenido por los agentes de la Sección Homicidios de la Policía de Investigaciones.
Según se ventiló en la sala, aquel 20 de septiembre, un grupo de policías presos que se encontraban alojados en la seccional del barrio Fomento 9 de Julio convocaron al jefe de la repartición, Claudio Silva (quien actualmente está a cargo del área Operativa de la Agencia de Investigación Criminal de Santa Fe), para contarle algo que habían escuchado de parte de Gambini.
Silva fue hasta la zona donde estaban los reclusos y desde el otro lado de la reja los policías presos le comentaron que el acusado de asaltar y matar a Cabal les dijo que no había actuado solo y que lo había hecho junto a otro hombre que habría tenido vínculo con la empleada del local donde ocurrió el asesinato del comerciante.
Los dichos motivaron a que Silva informe la situación al fiscal de la Unidad Especial de Homicidios, Andrés Marchi, pero este funcionario le ordenó que ponga al tanto de la situación a la fiscal del caso, Ana Laura Gioria, ya que ella estaba al frente de la investigación. En consecuencia, el jefe de la Comisaría labró un acta y la envió a la Fiscalía.
De igual manera, esa versión no tuvo ningún avance ya que Gambini nunca la contó cuando fue imputado ni tampoco en el transcurrir de la causa.
El testimonio de Silva fue el último que se escuchó en la sala 6 de Tribunales por lo que la primera jornada de juicio quedó cerrada y volverá a tener un nuevo capítulo este próximo martes con el paso de nuevos testigos.
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