La familia de Carlos Alberto “Pelusa” Farías, el arbolito asesinado dentro de un local de la peatonal de Santa Fe, quiere ser querellante en la causa que investiga la muerte de su padre y que tiene como principal imputado a un prestamista de 22 años, identificado como Augusto Joaquín Monzón.
La querella es representada por el hijo del fallecido, Maximiliano Alberto Jesús Farías, que por medio del abogado Ramiro Díaz Duarte tiene por objetivo acceder al legajo judicial que impulsa el fiscal de la Unidad de Homicidios, Estanislao Giavedoni.
De ser aceptada la querella, la familia de Pelusa (o “Cepi”, como también lo apodaban) podrá presentar nuevas pruebas a la causa o a su vez, quizás, delinear otras líneas de la investigación.
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La presentación de la familia se dio a horas de que se cumpla una semana del hallazgo del cuerpo del arbolito dentro del local California Bay, ubicado en San Martín, casi Eva Perón de la peatonal de Santa Fe.
El descubrimiento fue a partir de una causa que inicialmente investigaba el paradero del hombre 57 años, que fue visto por última vez con vida el miércoles 21 de febrero cuando le dijo a su familia que iba a realizar “un negocio grande”.
Según estableció la investigación, Farías aquel día dejó estacionada su camioneta Fiat Toro en una cochera de 25 de Mayo, entre La Rioja y Tucumán. De allí caminó hasta el local de la peatonal para encontrarse con Monzón. Ambos entraron al comercio en horas de la siesta y fuera del horario comercial. Un rato después, solo egresó del local Monzón, por lo que la Fiscalía sospecha que el joven de 22 años atacó al arbolito con un martillo u elemento contundente hasta matarlo.
El cadáver permaneció debajo de una estantería durante dos días hasta que el viernes, en horas de la tarde, policías de la Agencia de Trata de Personas allanaron el local y encontraron el cuerpo de Farías.
El caso pasó a manos de la División Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) que, bajo la orden del fiscal Estanislao Giavedoni, arrestó a los dos empleados del local que se encontraban en ese entonces.
Sin embargo, ambos empleados (un hombre y una mujer de 32 años), fueron liberados al día siguiente, aunque siguen vinculados a la causa judicial. No obstante, fue detenido Augusto Joaquín Monzón, a quien le imputan ser autor de homicidio calificado por ser criminis causae.
Para la Fiscalía, el imputado cometió el homicidio para facilitar el robo de dinero y de pertenencias que la víctima tenía consigna, o para lograr su impunidad.
Giavedoni reveló además que la víctima sufrió una fractura de la base del cráneo y el hundimiento y la fractura del tabique nasal tras ser atacado dentro del comercio dedicado al rubro de venta de ropa masculina y femenina.
El cadáver fue cubierto con bolsas que contenían indumentaria perteneciente al comercio. Mientras que los restos biológicos fueron limpiados tanto dentro del salón como en el depósito.
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