El exjefe acusado de liderar una asociación ilícita declaró este lunes en la séptima jornada del juicio. La semana que viene serán los alegatos y la sentencia.
Los exjefes de la Policía de Santa Fe acusados declararon en la séptima jornada de juicio.
Este lunes se realizó la séptima jornada en el juicio oral y público que se sigue contra dos exjefes de la Policía de Santa Fe, Rafael Grau y Omar Odriozola, por su posible vinculación en una causa de fraude al Estado provincial a través del arreglo de móviles policiales, entre enero de 2015 y febrero de 2016.
La acusación contra Omar Odriozola y Rafael Grau es sostenida por los fiscales de la Unidad de Delitos Complejos, Bárbara Ilera y Ezequiel Hernández, quienes los sindican como jefes de una asociación ilícita que defraudó las arcas del estado a través del arreglo de móviles policiales; en tanto, las defensoras públicas Ileana Echaniz y Virginia Balanda sostienen que los acusados desconocían lo que ocurría en el departamento de Logística.
En esta oportunidad, los que hicieron uso de la palabra fueron los acusados. Primero habló Omar Odriozola, quien hizo un repaso de su gestión al frente de la fuerza policial, recordó como era la tarea y los motivos personales que lo llevaron a presentar la renuncia.
Omar Odriozola recordó que asumió la Jefatura de la Policía en enero de 2013 junto con Raúl Ardiles, a quien había reclamado como su subjefe “porque tenía una carrera intachable”.
Agregó que la preocupación del poder político entonces era enfrentar la crisis socio-institucional, y que durante el trabajo realizado en su gestión se desarticuló a la banda de Los Monos, en Rosario, lo que le valió amenazas y persecuciones a su familia; repasó los encuentros que mantuvo con autoridades nacionales para gestionar un plan de seguridad, por lo que viajaba mucho a Buenos Aires, y que debió coordinar el trabajo en el territorio provincial con las fuerzas federales que se enviaron a Santa Fe por aquellos años.
Odriozola agregó que la información acerca de las investigaciones en Rosario, de los allanamientos y del derribo de bunkers sólo la conocían él y el subjefe, para evitar filtraciones, y recordó la transformación institucional que se había realizado, cuando se formaron los nodos, que obligó a repartir las 19 unidades regionales.
Finalmente, recordó que en aquel tiempo había entrado en vigencia el nuevo Código Procesal Penal, por lo que se debía capacitar a la policía, y que se creó la Policía de Investigaciones, Criminalística, Inteligencia, la Patrulla de Acción Táctica y la Policía Comunitaria.
“Vivíamos viajando, salíamos muy temprano y volvíamos muy tarde. Casi nunca estábamos en el despacho. Se firmaba lo más urgente, los expedientes que venían del departamento de Personal, del departamento Judiciales, de Asesoría Letrada. Casi no teníamos contacto con los habilitados, eso pasaba por la Secretaría de Administración”, explicó Odriozola.
“En 2015, con la situación de salud de mi esposa, tomé la decisión de irme después de dos años de gestión. Como justo empezaba la campaña electoral (para los comicios de gobernador), pensé que la renuncia del jefe de Policía podía afectar el resultado, así que seguí y renuncié en agosto, después de las elecciones”, sostuvo Odriozola.
El exjefe recordó que “fue una gestión larga y complicada”, y que había nombrado a dos secretarios: un abogado para que controlara todos los expedientes antes de firmarlos, y otro para que se encargara de las cuestiones más de gestión: “A veces tenía tanto que firmar, que el secretario preparaba mate y me pasaba las hojas para no perder tiempo”, concluyó.
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