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Policiales Hugo Oldani | Caso Oldani |

Juicio por el caso Oldani: terminaron las testimoniales y el miércoles serán los alegatos de cierre

En el banquillo de los acusados se encuentran Juan Manuel Ruffino y Andrés Kaipl, imputados de haber sido "partícipes principales" del crimen de Hugo Oldani ocurrido en febrero del 2020 en la galería Rivadavia.

El juicio por el homicidio del empresario santafesino Hugo Oldani culminó en los tribunales de la ciudad de Santa Fe luego de nueve jornadas de debate en las que se juzgó la participación en el hecho de Juan Manuel Ruffino y Andrés Kaipl.

El debate fue realizado ante un tribunal conformado por los jueces Celeste Minniti, Sebastián Szeifert y Pablo Spekuljak los cuales analizaron el testimonio de los testigos que fueron convocados por los fiscales Gonzalo Iglesias y Estanislao Giavedoni y la querella a cargo de Romeo Díaz Duarte y Agustín Márquez.

Tras culminar la etapa probatoria, la Oficina de Gestión Judicial fijó como fecha de alegatos el próximo miércoles 22 de marzo para que las partes realicen sus pedidos luego de analizar lo ocurrido durante el juicio oral y público.

Tanto Ruffino, representado por el defensor público Sebastián Amadeo, como Andrés Kaipl, asistido por el abogado particular Gustavo Abraham, fueron juzgados como "partícipes principales de homicidio doblemente agravado (por ser perpetrado mediante el empleo de un arma de fuego y por ser cometido para procurar su impunidad)" y "tentativa de robo doblemente agravado (por ser perpetrado mediante el empleo de un arma de fuego apta para el disparo y por haber sido cometido en poblado y en banda)".

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Kaipl (izquierda) y Ruffino (derecha), los imputados que son juzgados por el crimen de Hugo Oldani.

Kaipl (izquierda) y Ruffino (derecha), los imputados que son juzgados por el crimen de Hugo Oldani.

De lo ventilado en el juicio, tales hechos ocurrieron el 11 de febrero del 2020, entre las 17.45 y las 18. Aquel día, un grupo de jóvenes integrados Brian Damiani, Bruno Figueroa y Agustina González fueron llevados por Ruffino (en su Toyota Corolla) hasta la galería Rivadavia. Los tres se bajaron en calle Rivadavia y Tucumán y caminaron hasta La Rioja. Luego doblaron y fueron hasta el ingreso de dicha galería.

Damiani (quien portaba una mochila) se colocó en el hall de entrada, mientras que Figueroa fue con González, de la mano, hacia el local Turismo Oldani Srl en donde se encontraba Hugo Oldani con un cliente, el cual luego se retiró del lugar. De las imágenes exhibidas, se determinó que Figueroa sacó un arma de fuego, presuntamente una 9 milímetros, y asaltó al dueño del comercio, el cual se resistió, cayó al suelo en donde recibió un disparo que atravesó su cuerpo y salió por un glúteo. Los tres ladrones huyeron del lugar, cruzaron calle La Rioja corriendo y subieron luego al Toyota Corolla que Ruffino estacionó a pocos metros.

Cómo fue el escape de Turismo Oldani

Ruffino arrancó y dobló por 25 de Mayo hasta Primera Junta y luego siguió hasta San Jerónimo para luego dirigirse al sur de la ciudad. Seguidamente, fueron hasta Circunvalación y se dirigieron hacia Monseñor Rodríguez, en donde residía un amigo de Ruffino, apodado “Rato”, y el cual dormía la siesta.

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Allí, según lo reflejado por ese testigo, Ruffino le dijo que habían hecho un “trabajo y que les había salido mal”. Dicho testigo contó además que a los tres jóvenes (Figueroa, González y Damiani) no los conocía y que un rato después arribó al domicilio un automóvil oscuro, sin cola y con vidrios polarizados del cual descendieron “dos chicos”.

A ese vehículo luego se subieron Figueroa, González y Damiani y se fueron del lugar. Mientras que Ruffino se quedó un rato en el lugar y compartió unos mates con “Rato”.

Escena irregular

En el juicio también se ventiló cómo fue la custodia de la escena del crimen. En este sentido, muchos de los testigos que pasaron por el lugar reconocieron que tras ocurrir el homicidio del comerciante, un seguridad de la galería fue rápidamente a cerrar el local y que dicha llave fue luego entregada al yerno de la víctima, identificado como José Luis Hernández.

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Horas después, tras constatarse la muerte de Oldani, la entonces fiscal del caso, Cristina Ferraro, fue quien se presentó en el hospital José María Cullen para pedirle a la hija de Oldani que abra la puerta de la agencia para así poder hacer los peritajes dentro del local comercial.

Caso Oldani así retiraban el dinero los familiares _foto de portada
Apenas habían pasado minutos de la confirmación de la muerte de Hugo Oldani, cuando familiares del empresario salían de la escena del crimen portando bolsos, cajas y mochilas, con autorización de la fiscal Cristina Ferraro, que investigó el caso durante cinco meses.

Apenas habían pasado minutos de la confirmación de la muerte de Hugo Oldani, cuando familiares del empresario salían de la escena del crimen portando bolsos, cajas y mochilas, con autorización de la fiscal Cristina Ferraro, que investigó el caso durante cinco meses.

Avanzada la noche, los peritos lograron entrar a la agencia de turismo para realizar un relevamiento por las instalaciones. Fue justamente en esa inspección en donde fueron halladas millonarias sumas de dinero (sin contabilizar) que se encontraban en las estanterías del local y las cuales fueron extraídas por los familiares y allegados de la víctima con la autorización de la fiscal Ferraro.

Cámaras y peritajes

En el debate quedó demostrado que Andrés Kaipl también estuvo en inmediaciones de la galería Rivadavia al momento de ocurrir el asalto y muerte de Oldani. E inclusive, se determinó que en horas de la mañana, el teléfono que utilizaba en ese entonces impactó en esa zona, por lo que se potenció la hipótesis de la Fiscalía de que posicionó a Kaipl en la causa como quien realizó las tareas de inteligencia previas al asalto.

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Entre otras de las pruebas contra el relacionista público, la Fiscalía exhibió ante el tribunal –al igual que con Ruffino- los peritajes al teléfono celular LG en donde se revelaron ciertos chats comprometedores que vincularon al relacionista público con armados de planes delictivos.

Lo mismo ocurrió con el celular Sony que era propiedad de Ruffino y el cual también contenía información de las semanas previas al caso Oldani y en donde el custodio de seguridad habló con distintas personas sobre robos cometidos y otros planificados. Entre ellos, el de un gerente de una reconocida obra social, santafesina.