Los tres fueron sentenciados a penas de 13 años de prisión, en el caso de los Quevedo, y 11 años para Petri, tras un juicio oral que tuvo lugar en el tribunal de la ciudad de Santa Fe, de calle Primera Junta y San Jerónimo.
El fallo estuvo a cargo de un tribunal conformado por los jueces José María Escobar Cello, Luciano Lauría y Elena Beatriz Dilario y se ajustó al pedido que realizó en sus alegatos de clausura el fiscal ante el TOF, Martín Suárez Faisal.
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El caso se ventiló en el Tribunal Oral Federal.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
El secuestro por el cual se inició una causa judicial, ocurrió durante los primeros minutos del 14 de abril pasado, cuando los hermanos Quevedo secuestraron a Nicolás Pablo M. cuando este regresaba del trabajo a casa.
Noticia de un secuestro
La secuencia delictiva tuvo lugar en Maipú, entre avenida República y Corrientes, en donde los hermanos Quevedo, que circulaban a bordo de un Ford Focus gris –propiedad de uno de ellos-, cargaron a la víctima (quien tiene una discapacidad) en el asiento trasero del coche y lo trasladaron hasta una casa de Andino, ubicada en calle Miguel Pafundi S/N, manzana 16 y la cual es propiedad de Petri, el cuñado de ambos galvenses.
La víctima permaneció cautiva en el domicilio, con sus manos atadas y la cabeza tapada, y fue obligado a dormirse en un colchón y realizar sus necesidades en un tacho. Al amanecer y tras frustrarse el pago del rescate, los secuestradores cargaron al muchacho en el automóvil y lo liberaron en un camino rural de la zona en donde fue luego hallado por un automovilista que pasó.
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Durante el tiempo en que duró el secuestro, los raptores se comunicaron en varias oportunidades con el teléfono de la madre de la víctima y le exigieron el pago de 200.000 dólares a cambio de liberar a su hijo. Inicialmente, le enviaron un mensaje antes de la 7 de la mañana y le dejaron claro cuáles eran sus intenciones criminales: "No es joda, 200 mil dólares o no le ve más, si llama a la cana no lo ve más", le escribieron.
Un rato después, llamaron desde el teléfono del joven secuestrado a la madre de este y le reiteraron el pedido de dinero. Pero como la mujer les indicó que no tenía el monto exigido, los secuestradores insistieron con la suma exigida. "Se acabó el tiempo señora, se empeñó más en rastrear el celular que en encontrar a su hijo, que tenga suerte", le dijeron en otro de los llamados.
Rescate en dólares
En medio del rapto, los secuestradores le pidieron a la madre de la víctima que deje el dinero que tenía debajo del puente del río Carcarañá que atraviesa la autopista Rosario-Santa Fe. “Cuchame dejá la plata tirada en el puente Carcarañá, abajo hay una calle”, le indicaron. "Tu hijo está en Ricardone camino de tierra que va Aldao", agregaron. Con el correr de las horas y ya con la intervención de la División Antisecuestros de la Policía Federal, el pago del rescate se frustró por lo que la víctima fue liberada en un camino rural.
El vínculo de los hermanos Quevedo con el caso surgió a partir de que uno de ellos, en medio de la trama delictiva, usó su teléfono particular para contactarse con la madre del joven secuestrado. Si bien esa llamada no se concretó, el número fue rápidamente intervenido por los agentes antisecuestros de la Policía Federal que pidieron localizar el dispositivo a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado.
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Frente de la casa en construcción en donde la víctima permaneció cautiva.
Mediante peritajes se determinó que número telefónico era propiedad de Franco Quevedo y que durante la madrugada del 14 de abril dio impactos de antena idénticos a los del celular de la víctima, el cual fue utilizado para hacer las llamadas extorsivas. Inclusive, el celular de su hermano, Martín Uriel, quedó registrado14 veces en las antenas de la zona de Rosario, San Lorenzo y Aldao, lugares cercanos a la localidad de Andino, a donde fue llevado el hombre secuestrado. Sumado a ello, Quevedo (Martín) era quien figuraba a nombre de un Ford Focus gris color champagne, similar al que se utilizó para levantar a la víctima Gálvez y llevarlo hasta el pueblo del departamento Iriondo.
Petri, por su parte, quedó bajo sospecha, ya que la casa en donde permaneció cautivo el hombre secuestrado era propiedad suya y de su pareja y durante el lapso en que ocurrió el secuestro interactuó en al menos dos llamados con los Quevedo. Su teléfono además impactó en la localidad de Andino el día del secuestro, entre las 09:27 y las 11:23 horas, cuando se cree que la víctima fue sacada de la vivienda a donde estuvo retenida. De hecho, una cámara de seguridad captó la llegada al pueblo del automóvil Renault Sendero Stepway que es de su propiedad.