La causa que investiga al cambista Yamil “Turco” Benavidez por el hallazgo de la cueva financiera en la zona del Puerto de Santa Fe, sumó en los últimos días un dato clave que permite esclarecer cómo fue la adquisición y por qué había 39 tarjetas de débito en el departamento que alquiló en la zona portuaria.
La revelación surge a partir de un informe realizado por detectives de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) que, bajo la orden del fiscal federal Walter Rodríguez, entrevistaron a algunas de las personas que figuraban como titulares de las tarjetas que tenía Benavidez en su poder.
Según el reporte de la AIC, en la mayoría de los casos las personas que figuraban en los plásticos son de bajos recursos, sin instrucción, residen barrios periféricos y algunos con cierta discapacidad física. Y además, se encuentran afincadas en los barrios Chalet, Centenario, San Lorenzo, Yapeyú de la ciudad de Santa Fe y Las Vegas y Adelina de Santo Tomé.
Mediante entrevistas realizadas por los detectives, se estableció que al menos cinco personas que figuraban como titulares de las tarjetas no sabían de su existencia y nunca operaron con el banco Santander. Inclusive, dijeron desconocer la entidad financiera.
Sin embargo, algunos de los entrevistados de Santo Tomé revelaron un dato crucial para la causa que permitiría esclarecer cómo se obtuvieron los datos de las tarjetas de débito.
Dinero, datos y falsificación
Según contaron en las entrevistas, en los meses de junio y julio, previo a las elecciones Paso, estuvieron por barrio Las Vegas “cuatro personas desconocidas” a bordo de un auto azul, que ofrecían a personas $600 a cambio de poder sacarle foto a sus documentos. “Creo que eran políticos o punteros políticos, pero no se para que partido, no tenían ninguna propaganda y solo te daban plata si no le permitía sacar foto del documento”, reveló el damnificado que fue entrevistado por los agentes de la AIC.
En otro caso, un empleado de la construcción que figuraba como titular de una de las tarjetas halladas en el departamento de Benavidez, aclaró que jamás operó con el banco Santander y que tres meses atrás, es decir, en junio, “unos políticos” se acercaron al barrio y ofrecían $2.000 a vecinos a cambio de poder sacarle fotos a sus documentos. En tanto, otro damnificado indicó a los policías de la AIC que la maniobra se llevó a cabo previo a las primeras elecciones, cuando dos hombres “bien vestidos” llegaron a la plaza del barrio santotomesino a bordo de un Volskwagen Gol oscuro.
Los testimonios recolectados en el informe indicaron además que los hombres que ofrecían el dinero también sacaban fotos a los vecinos. “Te escaneaban la cara, yo sinceramente no sabía para qué era, solo me interesaba la plata para poder comer”, comentó uno de los entrevistados.
Imputación ampliada
El informe con los testimonios fueron elevados al fiscal Walter Rodríguez, que al analizar el tenor de los testimonios decidió ampliar la imputación contra Benavidez y además de atribuirle los delitos de lavado de activos, intermediación financiera no autorizada y defraudación, achacarle el de falsificación.
El pedido de ampliación de los cargos fue recientemente presentado en el Juzgado Federal N°2 de Santa Fe, que está a cargo de Aurelio Cuello Murúa, quien en los próximos días debe resolver la situación procesal del “Turco” Benavidez, quien permanece detenido desde el 12 de septiembre pasado cuando se descubrió que en un departamento de la zona del Puerto había montado una cueva financiera.
El hallazgo se dio a partir de un conflicto inmobiliario en el cual un inquilino anterior a Benavidez, de nacionalidad chilena, denunció la retención de sus bienes por parte de la propietaria del inmueble que, ante la falta de pago del alquiler del inmueble ubicado en el piso 12 de la torre II del Complejo Amarras Center, decidió cambiar la cerradura y quedarse con sus pertenencias.
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El procedimiento fue autorizado por el juez penal José Luis García Troiano y requerido por el fiscal provincial Arturo Haidar, que ordenó relevar el departamento en búsqueda de distintos bienes, entre ellos televisores, relojes y accesorios. Sin embargo, al ingresar al domicilio, los policías se toparon con una cueva financiera montada por Benavidez que un mes antes había alquilado la vivienda por medio de una inmobiliaria.
Del lugar, policías y gendarmes contabilizaron $45.251.600; 83.000 dólares; 22.000 euros; y 23.000 reales; una máquina de contar billetes; y 39 tarjetas de débito, muchas de las cuales contaban en su anverso, indicaron fuentes judiciales a AIRE, con un número que podría tratarse de la clave de acceso bancario.
Desde Fiscalía sospechan que dichas tarjetas fueron adquiridas mediante la apertura de cuentas bancarias, con identidades falsas, que tenían por objetivo hacer circular un importante flujo de dinero por el circuito financiero y así evitar mover dinero físico como el que le secuestraron a Benavidez en el departamento portuario.
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